Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).– El escenario parece de fantasía: Estados Unidos podría ser desbancado de su primera posición como potencia mundial nada menos que por China. Y no se trata de una visión futurista, pues el Gigante de Oriente podría alcanzar ese sitio a finales de 2014.

“El repunte económico que registra China actualmente representa un impacto positivo en la economía mundial porque es la segunda economía más grande del mundo, ya que tiene una participación del 19 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial”, afirmó Jesús Amador Valdés Díaz de Villegas, doctor en Ciencia Económicas por la Universidad de la Habana y maestro en Economía y Política Internacional.

Es importante el crecimiento económico de ese país, sobre todo por las economías que tienen una mayor interdependencia como es el caso de países como Chile, Perú o Brasil, porque exportan materias primas a China. Pero también es importante para México porque tiene ante sí una oportunidad para generar mayores acuerdos comerciales y tener un crecimiento económico, explicó el académico.

“Los recursos del país se movilizarían fundamentalmente hacia aguas profundas en el triángulo de Estados Unidos, Cuba y México; las exportaciones hacia el país del norte se van a ver reducidas, por lo que China será un mercado muy oportuno para México”, destacó.

El también investigador del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana agregó que “si se disminuyen los costos de logística, las empresas chinas invertirían en México aunque fueran subsidiarias de empresas extranjeras, y toda inversión es generadora de empleo y bienestar que no se puede desaprovechar”.

Por su parte, el coordinador del Centro de Estudios de Desarrollo Económico y social (CEDES) de la Benemérita Universidad del Estado de Puebla (BUAEP), José de Jesús Rivera de la Rosa, coincidió en que México debe acercarse a China, la “potencia económica que se prevé será la primera a nivel mundial”.

Un estudio del Banco Mundial (BM) dado a conocer ayer rompió con todos los pronósticos. Al liderazgo de China, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no le pronosticaba aliento hasta 2019, dado un aletargamiento en su crecimiento económico, adjudicado a un tren de reformas estructurales y al cambio de modelo económico que intenta motivar el mercado interno. China emprendió reformas en el sector agrícola, sobre todo en la tenencia de la tierra de millones de millones campesinos en su extenso territorio.

De acuerdo con Oficina Nacional de Estadísticas del gobierno chino, el Producto Interno Bruto (PIB) de ese país alcanzó los 12 mil 82 billones de yuanes, unos dos billones de dólares, en el primer trimestre del año. En términos de crecimiento es un 7.4 por ciento.

La cifra es espectacular, pero muestra desaceleración. En 2012 y 2013, China creció a un ritmo de 7.7 por ciento, y en 2011 lo había hecho en 9.3 por ciento. El porcentaje de 2010, tras la crisis financiera del mundo, fue histórico: 10.3 por ciento.

Pero el análisis del Banco Mundial no basa su pronóstico en el PIB del Gigante de Oriente, sino en el rendimiento económico en relación con la capacidad adquisitiva.

A Rodrigo Salazar Elena, internacionalista experto en China de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), el vaticinicio de los especialistas del Banco Mundial le parece una paradoja, si es que se cumple. “La economía más importante del mundo va a ser un país subdesarrollado. El PIB per cápita muestra que es un país pobre. Además, en lo social, tiene un elevado índice de analfabetismo. Sus agricultores, que son la principal fuerza motora, no saben leer ni escribir”.

Hasta ahora, en su sitio de segunda potencia económica del planeta, China ha mostrado su influencia de dos maneras: como comprador de materias primas y como prestamista.

El llamado “commodity boom”, China lo hace sobre todo en África donde cada vez, adquiere mayor presencia política, mientras que se dedica a prestar dinero en América Latina.

“El cariz de prestamista lo tiene porque, a diferencia del Fondo Monetario Internacional, lo hace sin condiciones; pero con tasas de interés altísimas”, explicó Salazar Elena.

ESCENARIOS PARA MÉXICO

Para México existen dos escenarios previsibles. Por un lado, especialistas señalan que por la relación bilateral tensa y distante que se desarrolló durante el año pasado, al país no le iría muy bien.  Pero por el otro, algunos expertos consideran que el país tiene una oportunidad de crecimiento.

En años pasados, China no escatimó en medidas de rechazo a los mexicanos en su territorio en el periodo de la epidemia del virus H1N1 en 2009, durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Además, en lo comercial, ambos países se enfrascaron en un litigio sobre subsidios en la industria textil.

Sin embargo, el especialista en política internacional Valdés Díaz de Villegas recordó que con la actual Presidencia, México ha tenido un mayor acercamiento a China, “lo que provoca un cierto cambio en lo que son las relaciones económicas, las cuales se vieron un poco desmotivadas en el sexenio de Fox [Vicente Fox Quesada]” y que han mejorado con el actual gobierno.

En junio del año pasado, Enrique Peña Nieto recibió a su homólogo chino Xi Jinping. En abril, el Presidente Mexicano había estado en China en visita de Estado.

“En la visita de EPN [Presidente Enrique Peña Nieto] a China se estableció un acuerdo para ver una posible importación de China de petróleo mexicano, lo que provocaría un efecto para estimular el crecimiento de la producción petrolera en nuestro país”, planteó Valdés Díaz de Villegas al explicar que como México representa el 1 por ciento de las reservas petroleras a nivel mundial, ayudaría a incrementar el proceso de producción.

No obstante los apretones de mano, aún no hay signos optimistas. “China está interesado en el llamado “commodity boom” porque ahí basa su crecimiento. Pero México no tiene perfil de exportador de materias primas, sino de maquilador, el mismo perfil del gigante”, contrapuso Salazar Elena.

El experto abundó en que la competencia comercial sería desigual porque aunque ahora muestre desaceleración, la cifra de la economía china es superior a 7 por ciento, mientras que México no supera el 3 por ciento.

Al respecto, el catedrático de la Universidad Iberoamericana planteó que “China es un país productor de manufacturas y exporta manufacturas, nuestro país también es un productor de manufactura […] por lo que se trata de aprovechar los acuerdos comerciales que tiene México y es atractivo para los chinos como en la  industria automotriz y debe además aprovechar la posición geográfica de México”.

ACERCAMIENTO CON CHINA

Por su parte, el coordinador del Centro de Estudios de Desarrollo Económico y social (CEDES) de la Benemérita Universidad del Estado de Puebla, José de Jesús Rivera de la Rosa, coincidió en que México debe acercarse a China, la “potencia económica que en 2030 será la primera potencia mundial”.

Actualmente, la relación comercial entre México y Estados Unidos abarca del 85 al 90 por ciento, y con China es mínima. A diferencia de países del Cono Sur, como Chile, Brasil y Perú, que han firmado acuerdos comerciales con el gigante asiático, México apenas comienza a generar proyectos de intercambio comercial, dijo.

“Es la primera potencia en términos de producción y lo que plantean como nueva alternativa es la Civilización Ecológica, tomando en cuenta la problemática del medio ambiente, del cambio climático, de los desperdicios. China lleva prácticamente tres décadas creciendo entre 8 y 10 por ciento, muy fuerte el Producto Interno Bruto (PIB), argumentan que lo están haciendo en condiciones de sustentabilidad y hay una cosa que se llama economía circular. México es de los países de América Latina que menos vínculo tiene con China a diferencia de los países de América del Sur. Tenemos más vínculos con Estados Unidos que es otra potencia”, explicó.

Aunque reconoció que si bien hay una relación formal con China, existe otra que  es la real. “¿Cuántos proyectos, convenios, acuerdos o alianzas en términos reales hay? Es muy poco el vínculo, hay que llevar a la práctica lo que ya se dijo”.

La relación debe fortalecerse, y analizarse el modelo que el país asiático ofrece a otros países para apoyarlos, lo que llama “Civilización Ecológica”. “China ofrece una opción, ofrecen mucho sin pedir prácticamente nada con una forma de producción distinta, con menos contaminantes”, expuso.

Sin embargo, alertó que lo importante es no estar rezagados, y no sólo en la relación con la potencia económica sino en otros rubros.

“Falta mucho, las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) que en otros países se toman como elementos dinamizadores acá faltan, o las mujeres en otros países son más apoyadas, acá estamos rezagados. En la parte de protección ambiental y en la parte educativa tenemos como 30 años rezagados, son puntos fundamentales. Antes de que pase más tiempo es necesario empezar ya a tomar medidas”, advirtió Rivera de la Rosa.