La grabación, de casi veinte minutos de duración y cuya autenticidad no pudo ser verificada, recuerda a los vídeos propagandísticos del EI por la estética y el discurso que se emplea.

En ella, aparecen en un lugar al aire libre los milicianos del Ejército del Islam equipados con monos naranja -el atuendo que suelen vestir las víctimas del EI- escoltando a sus prisioneros, que van de negro y encapuchados, y están encadenados de pies y manos.

Acto seguido, los militantes del EI son obligados a arrodillarse y a descubrirse el rostro.

Un portavoz del Ejército del Islam acusa a la organización de Abu Bakr al Bagdadi de haber derramado la sangre de otros musulmanes y de apoyar “al enemigo chií y al régimen” de Bachar al Asad, y hace un llamamiento a otros integrantes del EI para que se arrepientan.

Después, los combatientes del EI, que son identificados por sus nombres y cargos en el grupo, son asesinados con disparos a la cabeza.

Antes de esas escenas, el Ejército del Islam enseña en el vídeo supuestas confesiones de milicianos de la organización rival en las que reconocen que colaboran con las autoridades sirias.

La cinta también muestra el resultado de atentados cometidos por el EI en este país.

El Ejército del Islam, dirigido por Zahran Alush, niega, además, que el EI haya tomado “un ápice” de Guta Oriental, el principal bastión de la oposición en las afueras de Damasco.

Asimismo, intenta contrarrestar el discurso ideológico del EI con declaraciones de clérigos que afirman que “la verdadera fe islámica no tiene nada que ver” con esta organización, cuyos líderes, asegura el Ejército del Islam, son agentes de los servicios secretos occidentales.

El lunes se cumplió un año del califato proclamado por el EI en Siria e Irak, donde ha tomado amplias partes del territorio.