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Alejandro Páez Varela

01/08/2016 - 12:05 am

Arrodillaos

Para mi gusto, de los pocos logros que este sexenio puede presumir es el cuerpazo de Alejandra Lagunes. Y al parecer se logró en los últimos tres años, si atiendo las crónicas sociales.

El cuerpazo se presume en redes sociales al mismo tiempo que, en esas mismas redes sociales, el Presidente tiene una pésima imagen. Foto: Instagram
El cuerpazo en redes sociales. Al mismo tiempo que, en esas mismas redes sociales, el Presidente sufre una pésima imagen. Foto: Instagram

La historia es de la semana pasada, y la resumo así: una madre desesperada intercepta al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y se le hinca para rogarle por una hija desaparecida.

No uso lenguaje figurado: se le hinca, de rodillas.

Y al siguiente día, las agencias del Estado mexicano presentaron, en vivo, para televisión, la desarticulación de un grupo de secuestradores y la liberación de la hija.

Bien por ellas. Para su fortuna, madre e hija habrán dormido este fin de semana abrazadas.

Pero mal por todos nosotros.

Aunque el Secretario o su equipo pensaran que daban un “golpe mediático” al resolver, en menos de 24 horas, la tragedia de esa mujer que públicamente se arrodilló al máximo responsable de la seguridad del país, la reacción fue otra: llovieron las críticas.

Se enviaron muchos mensajes, menos el que querían (y no me extraña, porque los equipos de prensa de esta administración han sido malos, malos. Y allí está la imagen del Presidente para probarlo).

Un mensaje fue que con sólo apretar un botón, salieron los malandros. Es decir: sabían dónde estaba el botón y los malandros y, por lo tanto, sabían dónde estaba la mujer secuestrada.

Otro mensaje fue igualmente desafortunado del Osorio Chong y su equipo: “Hincaos ante mí, y obtendréis justicia”.

Y en un país adolorido, un mensaje más: Si 43 madres se hubieran arrodillado, hoy no estarían desaparecidos 43 estudiantes de Ayotzinapa.

***

Aplaudo a la madre valiente que interceptó a Osorio Chong. La aplaudo, con gusto la abrazo. Una madre hará lo que tenga que hacer por sus hijos. Sin embargo, este caso hace sospechar que elementos del Estado mexicano son los que administran la violencia, o que elementos del Estado mexicano saben dónde están todos los demás desaparecidos.

Y no aparecen o aparecen muertos por corrupción, por rentas, por el negocio que representan, por complicidad o porque no todos se hincan. O quizás por una mezcla de todo lo anterior. O quizás, como decían Javier Sicilia y el padre Raúl Vera, porque el Estado administra la tragedia para su propia agenda.

El mensaje más claro, además, parece ser la norma:

Se les hincó Estanislao Beltrán Torres, mejor conocido como “Papá Pitufo”, y vive con poder y en libertad; pero no se les arrodilló José Manuel Mireles Valverde y entonces se le confinó a lo más profundo de una prisión federal en donde se le ha humillado y maltratado.

Se hinca Carlos Romero Deschamps y consigue fondos y votos y obtiene una senaduría y toda la impunidad que se necesita para que él y sus hijos sean conocidos como “jeques mexicanos” en circuitos de personalidades como el de Miami.

Se hinca Virgilio Andrade y se compromete a una investigación a modo sobre la “casa blanca” y tiene presupuestos y una Secretaría de Estado.

Se hinca una buena parte de la prensa a los gobiernos del PRI y obtiene, a cambio, toda la publicidad oficial que es posible darle.

Se le hinca la SNTE y como la señora Elba Esther Gordillo se sintió –en los gobiernos panistas– con suficientes agallas como para mirarlos desde arriba, fue doblada a golpes. Ahora, un arrodillado está al frente del sindicato oficial de maestros y los de la CNTE, que no se arrodillan, reciben su dosis diaria de madrazos.

Se les hinca Antorcha Campesina en el Estado de México y les consigue votos y a cambio se les dan terrenos e impunidad, y algunos dicen que además se les da carta abierta para que operen una parte de la delincuencia organizada en municipios donde el secuestro y la extorsión están fuera de control.

Se les hincaron Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge y César Duarte; aportaron a la campaña del PRI en 2012, se pusieron guapos. Sin embargo, Javier Duarte se atrevió a levantar las rodillas (parece que un par de veces le respondió feo al Secretario de Gobernación) y ahora está a punto de ir a prisión, aunque siempre podrá hincarse de nuevo.

Históricamente, se han hincado los sindicatos charros como CTM, CROC y otras de esas porquerías con membrete, y a cambio se deja que sus líderes se enriquezcan y tienen impunidad.

Y ya ni le sigo porque todos son casos conocidos. Y porque me causa vómito, como diría el otro hincado: Vicente Fox Quesada.

Aplaudo la valentía de esa mujer que rompió el cerco de Miguel Ángel Osorio Chong y se le arrodilló. En el mundo ideal, ella no debió ser conducida a hincarse. En una democracia, el arrodillado sería el Secretario. Ante ella y ante todos los mexicanos a los que ha fallado. Prometió traer paz y seguridad, y más de tres años después, el país nada en sangre. Las policías siguen siendo las mismas, los militares siguen en las calles, las violaciones a los derechos humanos continúan lo mismo que las desapariciones y los homicidios y las extorsiones y los secuestros.

***

…Y claro, es el Presidente el último responsable. Y el que paga.

Debería ser motivo de una gran revisión de la administración federal el hecho de que Enrique Peña Nieto sea el mandatario con los peores niveles de aceptación de la historia reciente. Tendrían que revisarse, una a una, las tareas que desarrollan sus mujeres y hombres fuertes.

He comentado que, como la de Osorio, la cartera de Luis Videgaray ha fallado. Y como la de Videgaray, la de Aurelio Nuño. Pero no son las únicas. El Presidente debería hacerse cargo personalmente de revisar otras áreas estratégicas y sugiero una: la de comunicación.

Hace semanas que circulan fotos del cuerpazo de la coordinadora de la Estrategia Digital Nacional. Cuna de Grillos: “El programa elegido por Alejandra Lagunes para hacerse de cuerpazo es el de Sersana Body Method, que tiene una duración de 10 semanas y según la página de internet sersana.com, sirve para cargarse de energía, fuerza y buena actitud”.

Aclaro que no tengo problemas con los cuerpazos. Tengo problemas con la frivolidad y, sobre todo, con la ineficiencia: en estos años, parece, la funcionaria federal ganó estómago de lavadero mientras la estrategia digital del gobierno es, básicamente, poco útil para mejorar en un ápice la imagen presidencial. A juzgar, insisto, por los índices de popularidad. (Sus fotos mostrando cuerpazo me recuerdan otra, no puedo evitarlo: la de Humberto Moreira. Y ya sabemos quién es Moreira).

Para mi gusto, de los pocos logros que este sexenio puede presumir en redes sociales es el cuerpazo de Alejandra Lagunes, que se logró –según las crónicas sociales– en los últimos tres años. Eso, y empleo para la familia: el hermano de Lagunes y su esposo son parte de la estructura del Gobierno federal: el primero trabaja en Los Pinos; el segundo, es el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Y mientras, todo lo demás se hunde.

El país debate la posible manipulación de los datos de la pobreza y se critican los gasolinazos, la falta de crecimiento, el aumento de la violencia y el fracaso de las reformas estructurales. En ese contexto, pues, la foto del cuerpazo –y no estoy contra los cuerpazos–confirma aquello que The Economist dijo el 24 de junio de 2015: no entienden que no entienden…

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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