Entrevista
Zeta

En México criminales desayunan con el Gobierno, por eso nunca les toca cárcel, afirma Mireles

01/09/2018 - 1:30 pm

Después de pasar casi tres años en prisión, José Manuel Mireles descarta volver a encabezar un movimiento armado. Ahora, el médico de 59 años recorre el país recaudando dinero para liberar a 258 autodefensas que siguen encarcelados; se reúne con grupos organizados de la sociedad civil y critica a la clase gobernante. Cuestiona: “¿O ustedes sí conciben que una Nación pobre tenga gobernantes multimillonarios?”.

Por Inés García Ramos

Tijuana/ Ciudad de México, 1 de septiembre (Zeta/SinEmbargo).– José Manuel Mireles Valverde ha cambiado las camisetas de manga corta y pantalones de mezclilla por un traje oscuro y corbata, pero conserva su tradicional sombrero negro. Esto poco antes de entrar a una cena de gala en Tijuana, donde decenas de personas lo esperan.

Como lo ha hecho en otras ciudades, esa noche ofrecerá una plática, dedicará copias de su libro a los asistentes, con quienes convivirá algunas horas. El dinero recaudado financiará la defensa legal de 258 autodefensas que continúan presos en México.

A eso se dedica ahora el doctor Mireles. Después de pasar dos años y once meses en prisión, acusado de portación de armas junto a 69 integrantes de su grupo de autodefensas, descarta volver a encabezar un movimiento armado.

“Sigo levantando trincheras y no nada más en Michoacán, sino en toda la Nación. Ya no nada más armadas, no se necesita, ahora mis trincheras son con universitarios, académicos, organizaciones obreras, campesinas”, comenta en entrevista con ZETA.

El médico de 59 años de edad recuperó su libertad el 12 de mayo de 2017, día en que después de una larga lucha legal, se le concedió el beneficio de derecho a fianza, pero durante el tiempo que estuvo preso sufrió tres preinfartos y un infarto.

“El día que yo salí del cautiverio, consideré profesionalmente que me quedaban quince días de vida. Me equivoqué por tres días, el 24 de mayo ya estaba en Cardiología en México, con un ataque fulminante”, recuerda.

A más de un año, Mireles se ve recuperado. Absuelto ya de los delitos que lo llevaron a prisión, su caso se cerró, pero nueve de los hombres que fueron detenidos con él en un operativo federal realizado en Lázaro Cárdenas, Michoacán, siguen recluidos.

“Nunca, jamás la solución es que los civiles se armen para defenderse”, dijo Mireles en una entrevista con el semanario ZETA. Foto: Jorge Dueñes, ZETA

Aunque algunos de ellos ya habían obtenido su libertad bajo caución, fueron devueltos a prisión al ser acusados de robar alambre de un cerco o por errores en sus domicilios, comenta el doctor.

Aquí la entrevista del doctor Mireles con ZETA:

— En México, ¿se persigue más a un autodefensa que a un narco?

“Claro, yo los vi adentro del penal federal. El 90 por ciento de los reos no son delincuentes, son víctimas, los que deben estar presos son los patrones de ellos, los que los mandaron delinquir, pero ésos no están presos porque son los que se desayunan con las autoridades y por eso nunca tocan la cárcel”

Sin embargo, para el ex líder de las autodefensas no es lo mismo un narco que un delincuente. La distinción, desde su razonamiento, radica en que “un narco es un proveedor de divisas, hay comunidades que tienen escuelas, drenaje, luz eléctrica gracias a los que Usted les llama narco”.

— ¿Entonces, usted cómo les llama?

“Desde que el hombre dejó las cavernas y los bosques, el mundo se dividió en dos clases sociales, los civilizados y los bárbaros. Los civilizados aprendieron a labrar la tierra para poner la semilla, para asegurar su alimentación a través del trabajo. Los bárbaros estaban ocultos en las montañas, las barrancas o detrás de los muros esperando que la cosecha estuviera lista para robársela. Ahora no son civilizados ni bárbaros, es gente productiva y delincuencia organizado ¿Usted conoce a algún desgraciado del crimen organizado que trabaje? Nunca en su perra vida han trabajado, están vigilando, cuánto gana y el día que va a cosechar la matan por su quincena, aunque sea de mil pesos.

“No soy narco, ni estoy de acuerdo con las prácticas ilegales de la gente que está dedicada a eso, pero por desgracia, gracias a eso, hay pueblos enteros que pueden comer”.

— ¿Tiene que cambiar el modelo económico del país para que el narco deje de cumplir estas funciones?

–Simple y sencillamente que la autoridad cumpla con su trabajo, que detenga a todos los hijos de la chingada que sólo se dedican a robar y asesinar por dinero. Dentro de las mejores instituciones constituidas en la nación para brindar seguridad al pueblo, ahí está el crimen organizado y la delincuencia.

“¿O ustedes sí conciben que una Nación pobre tenga gobernantes multimillonarios? No, todo eso tiene que cambiar”. Foto: Jorge Dueñes, ZETA

—¿Cuál es el papel que usted desempeña ahora?

“Despertar conciencias, nada más. Si hoy, todos, de todos los niveles sociales, universitarios, académicos, obreros, campesinos, jornaleros, agricultores, empresarios, si empezamos por despertar conciencias, primero dentro de nuestras casas, luego en nuestros lugares de trabajo, en nuestras escuelas, en nuestras colonias, calles, con vecinos, compadres, familiares, amigos, va a llegar un momento en que no tengamos que vender nuestra alma al diablo, si queremos vivir bien o vivir en una nación en paz”.

—Enrique Peña Nieto está a meses de dejar la Presidencia, ¿cuál es el saldo que deja?

–Más de 138 mil asesinatos en su periodo, más de 134 mil desaparecidos. Más de 40 mil familias desplazadas y todavía el muy desgraciado, 90 días le quedan para irse, y todavía saca un préstamo de 10 mil millones de dólares, ¿para qué?, no está dejando un sistema de salud estable ni sólido. Cómo es posible que un magistrado gane 600 mil y tantos pesos mensuales mientras un obrero puede agarrar una casa de 600 mil pesos para pagarla en veinte años. ¿O ustedes sí conciben que una Nación pobre tenga gobernantes multimillonarios? No, todo eso tiene que cambiar. Para eso votamos 32 millones de mexicanos.

— ¿Cree entonces que Andrés Manuel López Obrador puede cambiar ese panorama?

“No solo él, los mexicanos somos los que buscamos ese cambio. Ya logramos nuestra primera victoria en la elección, el señor no tiene ninguna varita mágica para resolver los problemas de la nación, pero nos tiene a los mexicanos que queremos el cambio. Creí en él y sigo creyendo en él. El cambio viene y viene recio. Va a poner a temblar a todos los estratos de la sociedad que estaban acostumbrados a robar a la nación sin trabajar un día ni darle nada a cambio a la patria”.

— Ya mencionaba los más de 130 mil homicidios y desapariciones, pero ¿cree que sea posible en términos de los familiares, de las víctimas, darles justicia? ¿Se puede sanar?

“Claro que sí. Si cada ciudadano, en la actividad que nos toque desarrollar, hacemos lo que nos corresponde. Que los magistrados, ministros y jueces hagan su trabajo constitucional, los ministerios públicos, que los policías municipales sí cuiden y no se asocien con el crimen organizado para chingar al ciudadano, que cada quien haga su trabajo y las cosas sí cambian. Si constitucionalmente y en base a la jurisprudencia mexicana, ningún ciudadano mexicano al ser detenido debe ser procesado ni enjuiciado lejos de su lugar de origen, sino cercano a su familia y a sus amigos para facilitar la reinserción social. Yo le preguntaba al juez por qué mandaban a los michoacanos a Sonora o por qué mandan a los yaquis de Sonora a Yucatán, ¿quiénes son los principales violadores de la Ley y de la justicia en esta patria? Los obligados a hacerla cumplir y hacerla valer, eso es lo que tiene que cambiar. Otros sí pueden hacer el trabajo como el del policía al cuidar su barrio y su colonia, otros pueden hacer el trabajo de los mejores jueces de México. Ya demostraron que su corrupción no nada más es física, es intelectual, es moral”.

— ¿Cuándo se dio cuenta de que era necesaria esa transición? Ya no de estar armado o en los pueblos, sino de salir…

“Nunca, jamás la solución es que los civiles se armen para defenderse, para eso están las instituciones, pero como nunca lo cumplieron, lo tuvimos que hacer. Estoy completamente consciente que lo que hicimos no era lo correcto, pero era lo único que podíamos hacer si queríamos seguir vivos. No me preocupa la propiedad o productividad, sino la vida. Tenemos autodefensas en 23 estados de la República, no necesariamente se tienen que armar, se tienen que defender, pero si es necesario, tienen que hacer lo que es necesario. Cuando la justicia se contraviene con el Derecho, la justicia debe prevalecer aunque ésta salga de las manos del mismo pueblo”.

El dinero recaudado por sus libros financiará la defensa legal de 258 autodefensas que continúan presos en México. Foto: Jorge Dueñes, ZETA

LA VIOLENCIA, UN PROBLEMA INSTITUCIONAL

A través de Fundación Mireles, el ex líder de las autodefensas ha visitado estados como Oaxaca, Zacatecas y Querétaro, así como Ciudad de México para dar conferencias sobre las autodefensas.

Así llegó a Baja California, donde además de sostener reuniones privadas con activistas y empresarios en Tecate, Rosarito y Tijuana, presentó su libro “Somos Autodefensas: El Despertar de un Pueblo Dormido”, en el que Mireles narra la lucha que inició en Michoacán en 2013.

Desde entonces, el cirujano se convirtió en símbolo de la resistencia civil ante el poderío del crimen organizado y a la sombra del gobierno. No solo en los eventos que encabeza la gente se le acerca para pedirle una fotografía, durante la entrevista una mujer lo reconoce y le grita para saludarlo a la distancia.

Otros incluso se toman selfies con el doctor de fondo, no importa que esté ocupado en una entrevista, en medio de una plática o firmando un libro.

Después de tres días en Tijuana y horas antes de que salga su vuelo, Mireles todavía se da tiempo para atender esta entrevista y platicar con quienes se le acercan ya sea para compartirle su admiración, presentarle proyectos e incluso para aportar dinero para su fundación. Así ocurre en casi toda ciudad que visita.

Durante la entrevista, Mireles habla de un pueblo de seis mil habitantes en Morelos para explicar por qué la ciudadanía asume las tareas de seguridad pública. “Estaba denostado, destruido, explotado por treinta tipos que ni siquiera mexicanos son, extorsionando, secuestrando y ejecutando gente hasta que colgaron en la asta bandera a uno de los extorsionadores. Habían avisado que ‘delincuente que detengamos, será linchado’ y no la creyeron. Si no hay nadie que los defienda y el pueblo decide que ésa es su única solución, lo va a hacer y nadie lo va a detener. Por eso las instituciones deben cumplir con su obligación”.

— En los estados que ha recorrido, ¿cuál es el común denominador que detona la inseguridad, la violencia?

“En toda la nación, es un problema institucional. Cuál fue nuestro grito de guerra en Michoacán, después de asesinatos, secuestros, descuartizamientos, violaciones a nuestras mujeres: (pedimos) seguridad pública eficiente, una justa impartición de justicia que no existe en toda la nación. Hoy hay 27 gobernadores priistas bandidos que saquearon a los ciudadanos, que les dieron agua de la llave a los niños en las quimioterapias para chingarse todo el dinero y decían que les habían costado carísimos los químicos. Don Gerardo, de Nayarit, que lo meten a la cárcel seis años por robarse cuatro latas de atún para darle de comer a sus hijos y el mismo día pisó la cárcel; el que robó 8 mil millones de pesos al Banco de México y depositó una fianza de 7 millones de dólares para que no lo metieran a la cárcel… ¿La justicia nada más es para los jodidos?”.

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