Monterrey, 1 Oct. (Notimex).- El Congreso de Nuevo León rindió un minuto de silencio en memoria de los caídos el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, durante el movimiento estudiantil reprimido por fuerzas federales.
El coordinador de la fracción del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Eduardo Arguijo Baldenegro promovió la moción, que fue avalada por el pleno del Congreso local durante la sesión ordinaria de hoy.
“Desde esta tribuna demandamos recordar tal acontecimiento suscitado el 2 de octubre de 1968 para no olvidar que desde entonces y hasta la fecha, los gobiernos no han sabido dar respuesta a la gran preocupación que el estudiantado mexicano planteó en aquellos años, fundamentalmente educación científica, popular y gratuita”, dijo.
Todo, refirió Arguijo Baldenegro, en aras de crecimiento económico y desarrollo del país y la matanza de Tlatelolco “constituyó un parteaguas entre la juventud empeñosa, constructiva, crítica, que buscaba establecer nuevos horizontes de desarrollo para nuestro país”.
Manifestó que la lucha estudiantil del Instituto Politécnico Nacional y otras instituciones del país “es una nueva alborada, en pos de estos objetivos”.
Por su parte, el diputado local del PRI, Fernando Galindo Rojas, destacó la responsabilidad de los gobiernos que debe prevalecer y “lo ocurrido en Guerrero también nos debe de avergonzar, porque lo de Ayotzinapa nos ilustra la intolerancia y la incapacidad de los gobiernos”.
Lo anterior, añadió, al igual que el asesinato del secretario general del PAN en Guerrero, Braulio Zaragoza Maganda, “es inconcebible que el estado de Guerrero esté en la anarquía.
Aseguró que al igual que el 2 de octubre de 1968, tampoco “se deben de olvidar”, para buscar resolver de forma responsable los conflictos sociales.
Por el Partido del Trabajo, su coordinador en el Congreso de Nuevo León, Guadalupe Rodríguez Martínez señaló que lo ocurrido con estudiantes en Guerrero “no es un tema menor, pues estamos hablando de represión a un nivel masivo”.
De igual forma señaló que los hechos de 1968 representaron un proceso de maduración en México.
