Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo).- En el futbol el lenguaje es siempre aparatoso y anuncia o describe una catástrofe. Así, las palabras cadalso, calvario, declive y final, entre otras linduras, se ponen estos días con mucha facilidad al lado del nombre Iker Casillas, el portero caído en desgracia en España.
Pero, a ser realistas, el muchacho tiene una bella familia, una más que abultada cuenta bancaria y un estado físico y mental que le permite soñar con un futuro todavía promisorio en el balompié.
No estamos hablando por tanto de una tragedia irremediable.
El desencanto, de todos modos, ha llegado y el portero nacido hace 33 años en Móstoles vive su declive en una nación que supo encumbrarlo hasta la cima, al lado de reyes y políticos, en esa galería de privilegio solo destinada a los grandes.
Los rumores de que la temporada que viene militaría para el Liverpool y la previsible pérdida de la titularidad en la selección nacional son verdades más que a medias y dejan un sabor amargo.
La volubilidad del hincha de futbol suele hacer estragos con aquellos que ayer consideraba héroes y hoy ve como a un material descartable. Si es cierto el dicho de que lo que no te mata te hace más fuerte, es posible que el joven portero español regrese a las primeras divisiones con el esplendor de antaño intacto.
Mientras tanto, recordemos su gloria, su brillo máximo.
Fue el 26 de febrero de 2014. Un partido entre Real Madrid y el Schalke alemán por Champions League. El portero evitó un gol seguro de los visitantes, deteniendo elásticamente el tiro mortífero de Julian Draxler.
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En noviembre de 2013, en plena fase de grupos por la Champions, hizo una atajada histórica frente al centrocampista italiano de la Juventus Claudio Marchisio. En la tierra de Alessandro Baricco ya festejaban el gol cuando la pierna derecha del mostoleño propició la magia.
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Iker Casillas fue fundamental para la obtención del primer título mundial por la selección al mando de Vicente del Bosque. Se recuerda particularmente su mano a mano con el holandés Arjen Robben (no muy querido por los mexicanos, hay que decirlo) en la final de Sudáfrica 2010. El portero blanco se tiró a un lado, pero alargó el pie derecho para desviar el remate del delantero.
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A fines del 2012, los aficionados eligieron la parada de “San Iker” (como solían llamarlo los relatores deportivos españoles) a Diego Perotti en el Sánchez Pizjuán como la mejor en su carrera deportiva. La hizo en la temporada 2009, repeliendo con su antebrazo izquierdo el disparo del argentino hacia el centro de la portería. La atajada marcó el empate entre el Sevilla y el Real Madrid y dio la vuelta al mundo.
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La otra gran parada de Casillas preferida por los aficionados al balompié es la que hizo frente al argentino Kun Agüero en la Champions. Fue un partido en Inglaterra frente al Manchester City, en el Etihad Stadium.
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