Economía

Víctimas del 19S celebran el Día Muertos en medio de la escasez; “todo el mundo está triste”, dicen

01/11/2017 - 9:19 am

Víctimas del sismo del 19 de septiembre celebran el Día de Muertos en medio de la escasez. Un mes y medio después del temblor hay departamentos desalojados y sus habitantes viven en improvisados campamentos o con algún familiar.

Además de las ofrendas oficiales que también rinden tributo a las víctimas y rescatistas del sismo, como la de la plaza central, en la Ciudad de México se han multiplicado los pequeños altares que surgen de forma espontánea. El naranja del cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, brota entre los escombros junto a velas y mensajes que en algunos lugares, como cerca de la escuela destruida al sur de la capital, se instalaron días después del terremoto.

Lo mismo piensan muchos habitantes de estados como Oaxaca, Morelos, Guerrero o Puebla que también sufrieron las consecuencias del terremoto y donde miles de personas siguen sin hogar.

En la imagen, un altar del Día de Muertos en el exterior de la principal iglesia de San Gregorio Atlapulco, México, recuerda a los dos fallecidos por el colapso de la cúpula del templo durante el sismo. Foto: Eduardo Verdugo, AP.

Por María Verza

Ciudad de México, 1 de noviembre (AP) .- Nayeli Flores no solía celebrar el Día de Muertos porque suponía mucho gasto y apenas ganaba para mantener sola a sus dos hijos. Pero este año será distinto, a pesar de que su situación económica ha empeorado.

Sus hijos Ximena, de 6 años, y Julián, de 11, murieron cuando el edificio de departamentos donde vivían, en el sur de la Ciudad de México, colapsó en el terremoto del 19 de septiembre que se cobró 228 vidas sólo en la capital y dejó a miles de familias en la calle.

Ese día los chicos no habían ido a la escuela y Flores se salvó porque estaba trabajando. Todas sus pertenencias quedaron bajo los escombros.

“Mi hijo se quejaba porque no hacíamos altar así que este año lo voy a hacer en su memoria”, dijo ahogada en el dolor la mujer, que ahora vive con su hermano.

Además de colocar en altares improvisados fotografías de los seres queridos o amigos fallecidos, flores y velas, la tradición mexicana incluye ofrendas como comida o las cosas que más les gustaban a los “muertitos”. Por eso Flores tiene pensado poner juguetes y golosinas junto a las fotos de sus pequeños.

“Un amiguito de Julián me trajo una bolsa de dulces, su apoyo para el centro de acopio, pero voy a quitar unos poquitos para el altar”, confesó la mujer de 38 años que ahora, además de trabajar y estudiar Derecho, se encarga de repartir ayuda para los damnificados en una de las carpas donde viven muchos de los vecinos del conocido multifamiliar Tlalpan.

Un sendero marcado con velas y pétalos de cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, lleva a la entrada de la principal iglesia de San Gregorio Atlapulco, en México, donde un altar del Día de Muertos recuerda a las dos personas que murieron cuando la cúpula del templo se vino abajo por el sismo. Foto: Eduardo Verdugo, AP.
Una fotografía de Alexandra Arias, de 11 años, rodeada de comida, flores y velas en un altar del Día de Muertos levantado en frente de la escuela Enrique Rébsamen que colapsó parcialmente en el sismo del 19 de septiembre matando a más de dos docenas de personas en su mayoría menores, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.
Vecinos de la escuela Enrique Rébsamen colocan un altar del Día de Muertos enfrente de la entrada al centro, en la Ciudad de México, el 31 de octubre de 2017. En la tradición mexicana, los muertos no son un elemento macabro o siniestro, sino que se les llama cariñosamente los “muertitos”, pero este año, algunos de los fallecimientos son tan recientes que el duelo aún persiste. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Sólo un bloque de ese complejo de 10 edificios de clase humilde se derrumbó tras el terremoto. Nueve personas murieron, entre ellos los hijos de Flores, pero un mes y medio después del temblor los 500 departamentos siguen desalojados y sus habitantes viven en improvisados campamentos o con algún familiar.

El lunes, después de escuchar un nuevo balance de los ingenieros, los vecinos comenzaron los preparativos para el Día de Muertos: un altar para sus nueve fallecidos y otro para el resto de los difuntos.

“Va a ser difícil porque todo es muy reciente, pero a fin de cuentas es hacerles un tributo”, explicó Carlos Luz, vecino de uno de los bloques. “Las personas que perdieron a alguien están ilusionadas”, agregó.

“Es nuestra cultura, es para convivir con los que se fueron”, añadió Higinio Sotre, quien vivía en el edificio que colapsó.

Junto a las coronas de flores que se instalaron tras el sismo en un muro lleno de manos pintadas se colocarán altares de varios niveles, como dicta la tradición, con lo que cada persona quiera y pueda aportar. El 31 por la noche se velará a los niños difuntos y el 1 de noviembre a los adultos.

Además de las ofrendas oficiales que también rinden tributo a las víctimas y rescatistas del sismo, como la de la plaza central, en la Ciudad de México se han multiplicado los pequeños altares que surgen de forma espontánea. El naranja del cempasúchil, la flor tradicional de los muertos, brota entre los escombros junto a velas y mensajes que en algunos lugares, como cerca de la escuela destruida al sur de la capital, se instalaron días después del terremoto.

Un altar del Día de Muertos, levantado junto a dos toboganes bajo una de las carpas del asentamiento de Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.
Fotografías de Julián Flores, de 11 años, y de su hermana Ximena, de 6, descansan en medio de las flores y velas de un altar del Día de Muertos levantado en un campamento en el exterior de Mulitfamiliar Tlalpan, donde nueve personas, entre ellas los dos hijos de Nayeli Flores, perdieron la vida en el sismo del 19 de septiembrE. foto: Rebecca Blackwell, AP.
Dos jóvenes trasladas esqueletos a un altar del Día de Muertos en un campamento en Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

Frente al edificio de la acomodada avenida Álvaro Obregón, donde murieron más de 40 personas, desde el fin de semana hay una sencilla ofrenda hecha con papel picado de colores que cuelga de árbol a árbol.

En los barrios humildes y de mayor población indígena la tradición es más arraigada.

San Gregorio Atlapulco en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, resultó muy dañado en el sismo. El panteón de la comunidad es uno de los más delicadamente decorados y visitados en esta fecha. Este año hay menos dinero para las ofrendas, que generalmente están compuestas de elaborados y costosos guisos.

“Todo el mundo está triste, sus vidas están destruidas”, dijo el párroco del lugar Francisco Efrén Castellanos. Muchos vecinos esperan informes técnicos que les confirmen si pueden reconstruir sus casas o deben dejar el pueblo. Sin embargo, agregó el sacerdote, esta fiesta es importante para todos. “Este año hay más empeño, aunque sea con tortillas y frijoles”, dijo.

Lo mismo piensan muchos habitantes de estados como Oaxaca, Morelos, Guerrero o Puebla que también sufrieron las consecuencias del terremoto y donde miles de personas siguen sin hogar.

Flores no ha podido recuperar nada de su casa pero quiere que el altar de Ximena y Julián tenga un peluche. “Les encantaban, siempre se pegaban por ellos”.

Vecinos de la escuela Enrique Rébsamen dejan un rastro de pétalos de flores desde la entrada del centro a un altar donde colocaron juguetes, comida, calaveras de azúcar y flores para los muertos, en la Ciudad de México. Foto: Rebecca Blackwell, AP.
Un joven coloca dos esqueletos en un altar del Día de Muertos en medio de un campamento en Multifamiliar Tlalpan, donde nueve personas fallecieron por el colapso de un edificio en el terremoto del 19 de septiembre. Foto: Rebecca Blackwell, AP.

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