Ciudad de México, 1 de diciembre (SinEmbargo).– De acuerdo con el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México, coordinado por el Colegio de México y a petición del Instituto Nacional Electoral (INE), sólo el 19 por ciento de los mexicanos confía en los partidos políticos. Y los hechos parecen confirmar con creces el análisis. Este año, las dos principales fuerzas de oposición, Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD) mostraron un debilitamiento interno mientras perdieron su calidad de contrapeso al Poder Ejecutivo, dijeron analistas.

El PAN, que no se caracteriza por tener tribus, mantiene dos corrientes que lo dividió en muchas de sus decisiones de este año. Por un lado la corriente maderista, fieles seguidores al dirigente nacional desaparecido, Gustavo Madero Muñoz. Y los corderistas, legisladores que son familiares directos o formaron parte del gabinete del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, y que el Senador Ernesto Cordero Arroyo ha lidereado.

En mayo tuvo elecciones para renovar su dirigencia y Madero derrotó, en las primeras elecciones donde todos los militantes votaron para elegir a su líder, al Senador Cordero. A pesar de ello, el 30 de septiembre, 132 días después de ser el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el chihuahuense pidió licencia, pues, dijo, buscará un cargo de elección popular para 2015.

Este es el escenario en el llega el PAN, a dos años de que el PRI reasumiera Los Pinos.

Irma Méndez de Hoyos, profesora investigadora de tiempo completo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), aseguró que durante el cambio de dirigencia se mostraron “debilidades de una partido político que presumió una estructura muy sólida para el proceso de transición y finalmente, aunque se respetó el resultado, la verdad es que fue proceso tormentoso”.

El mismo día que Madero pidió licencia, Ricardo Anaya Cortés, Secretario General, protestó como nuevo presidente ante la Comisión Permanente del partido, ocupando su lugar Fernando Álvarez Monje. “Estoy seguro de que los panistas sabremos poner en primer lugar, por encima de cualquier criterio individual, nuestra misión y nuestros principios para servir a México”, dijo Anaya al rendir protesta.

Las reacciones por el grupo opositor no se hicieron esperar y Cordero incluso lo tachó de ambicioso.

“La ambición de Madero no tiene límites. Sigue pensando que Acción Nacional es parte de su patrimonio, de su feudo y que puede hacer lo que le dé la gana. Esto demuestra que lo último que le importa es el partido y lo que le interesa es su amibocito personal”, dijo.

Méndez de Hoyos, actual Coordinadora Nacional de la Red de Investigación de la Calidad de la Democracia en México, asegura que hoy el PAN es un partido muy fragmentado con una falta de liderazgo. “Los partidos son maquinarias en las que se administran las ambiciones pero también en el que se controlan esas mismas ambiciones y lo que no puede pasar es que un partido que se suponíamos institucionalizado, con reglas claras, de pronto tenga líderes en donde parece que las ambiciones los rebasa.

Y es que además de los conflictos internos del PAN, esta fuerza política estuvo inmiscuido en diversos escándalos entre acusaciones de moches, legisladores captados en situaciones comprometedoras e incluso dos militantes fueron detenidos en Brasil por acosar a una mujer y golpear a la pareja de ésta.

En enero, los Diputados panistas tuvieron una reunión plenaria en Puerto Vallarta, en esos días se les captó a Luis Alberto Villarreal García y Jorge Villalobos Seáñez, entonces coordinador y vicecoordinador de esa bancada, entre otros militantes en una fiesta con un grupo de bailarinas de tabledance.

El video fue revelado por el diario Reporte Índigo en agosto e inmediatamente, Madero Muñoz los destituyó, sin embargo, Villarreal no era su primer escándalo. También fue acusado por alcaldes de Guanajuato, que prefirieron mantenerse en el anonimato, de pedir una cuota o “moche” para asignarles recursos federales.

Analistas consideran que muchas acciones de militantes del PAN es por intereses y lucha de poder más que servir a las convicciones con las que se formó la fuerza política.

“Hay una situación en donde, quienes en algún momento se sintieron identificados con este partido ahora han sido dejados de lado y el partido se ha centrado mucho más en una lucha interna por el poder, por el manejo del botín económico”, expresó Martha Singer Sochet, investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Expresó que el partido político se convirtió en un voto de poder para el uso de recursos y los conflictos internos, “más que por una diferencia ideológica o en cuanto al proyecto de nación, se dan por la administración de esos recursos, económicos y de poder”.

El PAN también pasa por una crisis de confianza, y esta tiene como trasfondo la corrupción y la impunidad, explica la investigadora.

“Se vive adentro del partido y también dentro de muchos gobiernos locales que administra ese partido o que tienen representantes electos a través del PAN, y como resultado queda muy desdibujado en cuanto a la oferta que pudiera estar dando a la sociedad”.

Por su parte, la investigadora Ivonne Acuña Murillo, investigadora de la Universidad Iberoamericana, coincide, “el PAN, pasó de ser un partido de ideales, a ser un partido pragmático”.

La profesora, quien forma parte del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Ibero, aseguró que los valores que originalmente había enarbolado el PAN, y que incluso fungió como oposición crítica de los excesos y actos de corrupción del Revolucionario Institucional,  ahora, tras dos años de  gobiernos federales y también en gobiernos locales, solo reproduce esas prácticas priistas.

“El PAN terminó siendo una réplica del PRI reproduciendo prácticas corruptas, clienterales, pero además no se conformaron como un partido que logre dar una cara de unión ante la cuidadanía y justo lo que se ha visto este año es la división de dos fracciones, entre los calderonistas y los maderitas, sus discusiones internas y sus enfrentamientos internos por tratar de dirigir y de dominar a un partido que se fracturó una vez que perdió la Presidencia”.

RESURGIR

Las académicas coinciden: el PAN, para resurgir, necesita liderazgos más fuertes que pudieran unificar estas dos visiones de partido y ser más propositivo.

“Sin eso, el partido está condenado a seguir fragmentado y lo estamos viendo en el PRD, se convierten en partidos clienterales en donde reciben a personajes que ya no están representando los ideales con los que originalmente se fundaron los partidos. Se han vuelto más pragmáticos donde sus dirigentes lo que buscan son posiciones, pero ya no defender ideales, sino que llegan porque tienen dinero para pagar una candidatura o porque le ofrecen votos al partido pero ya no representan a ese corazón duro en cuanto a moralidad”, advirtió la investigadora de la Ibero.

Mientras que la académica Méndez de Hoyos, asegura que el PAN necesita liderazgos más visibles, y también ser más propositivo.

“Está obligado a presentar un plan de acción frente a la crisis que vivimos, frente al decálogo del Presidente, decir qué papel va a jugar en esta nueva etapa, un plan de acción que incluya cómo va a limpiar los procesos de selección de sus candidatos, sus gobiernos y un plan de acción respecto a la ruta que va a seguir en 2015 y 2018”.

“Hace falta una visión de futuro, yo no veo en Acción Nacional, que nos esté tratando como ciudadanos de persuadir respecto de su visión de futuro de un México distinto y que papel corresponde jugar como la principal oposición en México”, concluyó.