Las reformas integrales que el gobierno planeó llevar a cabo en 2012 han tenido menos efecto en la economía del país del que se esperaba.
Ciudad de México, 1 de diciembre (SinEmbargo/EconomíaHoy).– Emplazado en un escenario económico complejo, el gobierno de Enrique Peña Nieto está viviendo algunos de los momentos más duros de la economía mundial de los últimos años: la caída del precio del petróleo y otras materias primas, la desaceleración de China o la fortaleza del dólar ante una inminente subida de tasas de la Reserva Federal son algunos de los factores que han pegado de lleno a la economía nacional que se resiente.
México es uno de los pocos países emergentes que ha seguido creciendo –a nivel mundial y regional– a pesar de la recesión de la economía. Aunque a un menor nivel de lo previsto, el PIB del país azteca se estima que escale en 2015 entre un 2 y 2.8 por ciento, según la Secretaría de Hacienda.
Mientras tanto, el Presidente Enrique Peña Nieto llega a la mitad de su mandato con un reto entre las manos que hace tres años no era concebible que se produjera. Una tormenta perfecta en los mercados que ha dejado a México en una posición muy compleja. Las reformas integrales que el gobierno planeó llevar a cabo en 2012 han tenido menos efecto en la economía del país del que se esperaba.
En este panorama, los mercados financieros se han enfrentado a un escenario negativo, de poco crecimiento y con una caída asombrosa en los precios del petróleo. El IPC, el índice principal de la Bolsa Mexicana de Valores, creció un 4.24 por ciento en los últimos tres años, una escalada mínima comparada con el crecimiento que tuvo durante el sexenio de Felipe Calderón de un 24 por ciento y de un 51 por ciento durante el gobierno del anterior Presidente, Vicente Fox.
Por otro lado, el dólar está experimentando los momentos más álgidos de su historia, afectando al tipo de cambio con el peso, que como el resto de monedas emergentes, se ha visto resentido situándose en un rango entre las 16 y las 17 unidades por billete verde. Esta disparidad entre monedas ha llevado al país azteca a reducir sus reservas internacionales a través de mecanismos de inyección de capital llevados a cabo por Banxico. El peso se depreció en los últimos tres años un 26.92 por ciento frente al dólar.
Tampoco la mezcla mexicana se salva de tres años nefastos de caídas. El petróleo de Pemex cayó en el mercado un 64.7 por ciento, a la par que lo hicieron el barril de Brent que cayó un 60.3 por ciento y el West Texas que se precipitó un 60.03 por ciento. La caída de los precios del petróleo por exceso de producción y el ‘frenazo” del consumo de China de otras materias primas ha sumido a la economía internacional en una crisis mundial.
