CRÓNICA | El Partido Verde se mete a la pelea por el DF con toneladas de publicidad

02/03/2015 - 12:03 am
Gerardo Villegas. Foto: Especial SinEmbargo
Gerardo Villegas. Foto: Especial SinEmbargo

Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).– Gerardo Villegas dice haber visto o escuchado un anuncio del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) casi cada media hora o incluso cada 20 minutos, lo mismo en televisión que en estaciones de radio. Tanto, dice, que puede explicar que el más reciente spot que difunde este partido, donde promueven los vales de medicinas para quien no las pueda obtener en las instituciones de salud públicas como el Seguro Social, es el último de una serie de comerciales que aseveran que el Verde “sí cumple” al convertir sus propuestas en leyes.

“Antes estaba el de los secuestradores, el de los animales en el circo, el de los que contaminan, y éste apenas lo están sacando, el de los vales de medicinas”, dice Villegas, de 60 años, entrevistado sobre Avenida Paseo de la Reforma, en un paradero de autobuses que también publicita a la mencionada asociación política, a la altura de la calle Oxford, a unos metros del Ángel de la Independencia.

Es el mediodía del viernes 27 de febrero, horas antes de que, en una sesión urgente y a puerta cerrada, la Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral (INE) resolviera suspender la publicidad en la que dicho partido ha gastado 320 millones de pesos ya que, argumentó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se adelanta a los tiempos legales de campaña por la elección del 7 de junio y, así, violenta la equidad garantizada en el artículo 41 Constitucional.

Pero a Villegas, que espera un camión que lo llevará desde Reforma a la Villa de Guadalupe –donde tomará otro hasta el municipio mexiquense de Ecatepec- la política no le importa. Si algo quisiera que supieran los partidos, dice de manera breve, es que trabajó toda su vida como almacenista y que desde hace un año y medio se encuentra desempleado.

“A esta edad se vuelve uno obsoleto”, comenta, agregando una leve sonrisa a la sorna y el tono de derrota con el que se refiere a su falta de trabajo. ¿El gasto del Verde en publicidad? Ese sí le parece innecesario.

El paisaje sobre Paseo de la Reforma confirma la profusión de la campaña que el entrevistado dice percibir. Basta empezar a recorrer sólo una cuadra de esta avenida de la capital de la república para advertir que es posible ver un anuncio del PVEM casi cada minuto.

El primero reviste un camión de transporte público que circula a toda velocidad por la parte sur de la glorieta del Ángel, con el cofre verde bandera y, en el costado, una franja negra con un tucán en un recuadro. Anuncia “vales de medicina”; propuesta que, de acuerdo con lo que se ha discutido en el Congreso, podría ser en realidad un beneficio para la familia del fundador del partido, Emilio González Torres, cuyo hermano, Víctor, es dueño de una de las farmacias de productos genéricos o “similares” de mayor crecimiento en el país.

Pasos adelante encuentro el segundo anuncio, en el paradero ubicado a la altura de la calle Oxford; uno más se exhibe en otro camión mientras hablo con Villegas y, cuando al fin grabo en video otro igual que circula de oriente a poniente sobre el carril norte de Reforma, un quinto furgón se atraviesa por la parte sur de la avenida con el mismo mensaje. Calculo que al menos tres de cada 10 unidades del transporte público –que lo mismo anuncian a Telcel o a Subway- llevan la publicidad del Verde.

“Tiene como cuatro meses; antes tenía la de Banamex”, explica la voceadora Alejandra Martínez, de 43 años, cuando le pregunto cuánto tiene el anuncio que dice “leyes aprobadas” y que cubre el puesto en el que trabaja, entre Sevilla y Reforma.

“También se anuncian en periódicos, en las revistas. El Verde es al que andan promocionando los artistas”, agrega, para recordar que personajes públicos como Raúl Araiza o Andrea Legarreta, conductores del programa matutino de revista de Televisa, tienen más de un año haciéndole campaña.

Como Villegas, sin embargo, Martínez también se dice ajena al mensaje político que se lee en la pared junto a la que trabaja diez horas para ganar unos 200 pesos diarios. “A mí los partidos ya todos me dan lo mismo -dice desde el banco de madera en el que transcurre su jornada. Todo es una bola de mentiras, nada más”.

Madre de dos hijos, la entrevistada agrega que la mayor parte de sus ingresos se utilizan en la escuela y en los alimentos. Porque para ellos, dice, no hay dinero ni paseos ni diversión de ningún tipo, ni siquiera circos como los que presume el partido que ya no utilizarán más animales gracias a sus gestiones en el Congreso.

-¿Qué opina de este gasto en publicidad?

-Muy malo, porque hay otras prioridades. Son muchos partidos y no se les puede destinar tanto presupuesto cuando hay otras necesidades urgentes en la Ciudad de México y en todo el país, como la educación –dice.

Junto a ella, Eduardo Vélez, de 28 años, atiende un puesto de venta de lentes de sol y responde al mismo cuestionario. “Ese gasto lo deberían dar, no sé, para ayudar, a centros del DIF, a guarderías, cualquier cosa, en lugar de gastar en publicidad”, coincide el comerciante.

Eduardo Vélez. Foto: Especial SinEmbargo
Eduardo Vélez. Foto: Especial SinEmbargo

En su puesto de revistas, Martínez dice ante pregunta expresa que, “aunque no quisiera”, piensa que es su deber votar en las próximas elecciones federales, con la que se renovará el Poder Legislativo. Vélez, en cambio, dice que él nunca ha votado porque “hay mucho político corrupto que pinta maravillas” pero que al final resulta ser igual que todos los partidos. “Por eso es la razón por la que no voto –insiste- porque siempre es lo mismo”.

Anuncio en puesto de periódicos ubicado en la avenida Reforma. Foto: Especial SinEmbargo
Anuncio en puesto de periódicos ubicado en la avenida Reforma. Foto: Especial SinEmbargo

Otro de los anuncios con los que el Partido Verde saturó una de las principales avenidas de la ciudad está a unos metros de donde trabajan Martínez y Vélez, cubriendo otro puesto de periódicos y revistas ubicado casi en la esquina de Reforma y Río de la Plata.

“Están por toda la ciudad, en varios lados: en camiones, paradas de autobuses, en espectaculares”, explica el taxista Francisco Javier Melo, de 43 años y quien conduce de ese punto hasta Loma Bonita 18, la calle privada donde está el Comité Ejecutivo Nacional del PVEM, al oeste de la Ciudad de México, cerca de fraccionamientos exclusivos como Lomas de Chapultepec.

“…La verdad yo no le tengo confianza al Partido Verde ni al PRI ni a ningún otro”, dice el conductor luego de un prolongado suspiro con el que responde mi pregunta sobre su opinión ante tanta publicidad política. “Por todo lo que se ve, en la ciudad (gobernada hace 20 años por el Partido de la Revolución Democrática [PRD]), no hay ningún cambio, y el país, peor, está bien mal. Los pobres se hacen más pobres, y los políticos se hacen más ricos, gozan de todos los beneficios”.

-¿Por qué cree que seguimos manteniendo este sistema de partidos? –pregunto.

-Es que la gente no se une. La gente se conforma con lo que le dan. Desgraciadamente nos falta mucha educación para defender nuestros propios derechos. La gente está muy enajenada. Si por ejemplo llega un político que les da canastas básicas, les empieza a regalar televisiones, les empieza a regalar electrodomésticos, les da dinero en efectivo y todo eso, la gente cree que es el político el que está sacando ese dinero y se los está regalando, y en realidad ese dinero sale de nosotros mismos, porque el Gobierno les da ese dinero a ellos para mantener los partidos políticos. Entonces la gente se deja engatusar, se deja engañar por todo eso.

-¿Cree que haya alguna solución?

-Está muy difícil. Todos los partidos, todos los políticos están cortados por la misma tijera, ¡todos! Hay un chiste que le dice un político a otro: ‘te voy a dar tanto dinero para que te coloques y pongas un negocito’, y le dice el otro: ‘No, a mí no me des dinero, a mí nomás ponme donde hay, que de lo demás yo me encargo’. Y ese ‘ponme donde hay’ es un puesto político. Porque de ahí el político que llega no llega con la idea de ayudar al pueblo, de ayudar a su gente: llega con la idea de querer ser rico y querer ser más rico. Ahí está de prueba el último jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, que ya aseguró su futuro con un Gobierno de seis años, y eso no puede ser posible.

Melo lleva más de 20 años dedicado a su oficio de taxista, trabajando de 14 a 16 horas diarias, desde las seis de la mañana hasta las nueve u once de la noche, para ganar de 200 a 250 pesos diarios; unos 15 por hora, o menos de un centavo norteamericano por conducir por una de las ciudades más pobladas y congestionadas del mundo. Debe trabajar al menos tres horas para tan sólo, explica, conseguir el pasaje y la alimentación de su hijo mayor, de 17 años y estudiante del Conalep que diario gasta unos 50 pesos en camiones y comida en la calle.

Por eso dice que los políticos están completamente aislados de las preocupaciones y limitaciones con las que vive con su familia en la Colonia Gustavo A. Madero, en el norte de la Ciudad de México. “Desgraciadamente todos los políticos están viciados. No hay un solo político que llegue con unas buenas ideas, todos son lo mismo; y si alguno llega con buenas ideas, luego luego se las apagan, porque cada partido tiene una cúpula de poder, y esa cúpula de poder está para ellos enriquecerse y los que vengan tienen que hacer lo mismo: repartir el dinero, no soltar nunca el poder”, dice.

La sede del Comité Ejecutivo Nacional del Partido sobre el que llevo horas escuchando opiniones negativas está en una calle privada, resguardada por una reja y una caseta de vigilancia cuyos guardias exigen identificación y registro. Un cuidado jardín con hiedras y bugambilias rodea a su vez el edificio modernista y de grandes ventanales que alberga a las oficinas centrales del partido fundado hace 29 años y que, desde 1997, ha recibido más de cinco mil millones de pesos en financiamiento público.

El personal de prensa me indica que la institución, además, se conduce desde el Senado de la República, donde está el actual vocero, Arturo Escobar, y el líder de facto de la organización política, Jorge González Martínez, llamado “el niño verde” y conocido también por sus escándalos de corrupción, como el de 2004, cuando era presidente del partido y fue grabado en video –sin consecuencia posterior- pidiendo dos millones de dólares por gestionar la liberación de terrenos protegidos en Cancún. O el del año pasado, cuando se vio implicado en la muerte de una joven de origen búlgaro que cayó desde el piso 19 de un edificio de departamentos presuntamente propiedad del político en mismo destino turístico.

David García. Foto: Especial SinEmbargo
David García. Foto: Especial SinEmbargo

“El Partido Verde hace política de ilusión”, dice David García, estudiante de Derecho que espera su camión a la salida de la preparatoria Vocacional 4 del instituto Politécnico Nacional, sobre Constituyentes, también “decorado” por el Verde. “Son políticas de ilusión porque, por ejemplo, no tiene sentido darle 140 de prisión a una persona, porque nadie va a vivir 140 años… Estas medidas te distraen de las reformas que se hicieron, como la energética, la hacendaria, la de educación, que no se publicitan tanto”, agrega.

Sandra Rodríguez Nieto
Periodista en El Diario de Ciudad Juárez. Autora de La Fábrica del Crimen (Temas de hoy, 2012), ex reportera en SinEmbargo
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