Dúo Álvarez-Franov: El arpa y los teclados sudamericanos en el sol de Durango

02/10/2016 - 12:04 am

La reciente edición del Festival Festival Internacional de Arpa en Durango reunió a músicos de Venezuela, Colombia, Argentina, Paraguay, Gales y México, entre el 13 y el 18 de septiembre, con conciertos en los municipios Gómez Palacio, Lerdo, San Juan del Río y Santiago Papasquiaro.

Ciudad de México, 2 de octubre (SinEmbargo).- El Festival Internacional de Arpa en Durango se inscribió en el marco de la conmemoración del Año del Arpa Durangueña, que tiene como uno de sus protagonistas al duranguense Arturo Lugo (1866-1949), a 150 años de nacimiento.

El objetivo del festival es instruir y recuperar la tradición casi extinta y lograr una plataforma sólida, con la premisa de impulsar el uso del instrumento, sobre todo en los jóvenes para que den continuidad a la tradición del arpa.

Entre los participantes estuvo el dúo argentino integrado por la arpista Sonia Álvarez y el tecladista Alejandro Franov, quienes en entrevista con SinEmbargo, explicaron el concepto de su unión musical, a la vez que se refirieron a la categoría de un instrumento que, lejos de estar olvidado, encierra en su tradición una gran diversidad artística y emotiva.

Sonia Álvarez nació en Buenos Aires el 22 de septiembre de 1985. Comenzó sus estudios musicales a la edad de 7 años, especialmente atraída por los sonidos del arpa. Ingresó al Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo a la edad de 9 años.

Recibió en Paraguay clases de perfeccionamiento en la ejecución del arpa paraguaya con grandes maestros del instrumento.

A pesar de su juventud, ha llegado a tocar en prestigiosos festivales internacionales, en el Teatro Colón y desde noviembre de 2005 hasta abril de 2006 fue contratada como solista por el Al Murooj Rotana Hotel de Dubai, Emiratos Arabes Unidos. Su primer disco en solitario se llama Destellos.

Alejandro Franov, por su parte, también es oriundo de Buenos Aires, donde nació en 1972. Tecladista y compositor, docente y multi-instrumentista, ha tocado con figuras del jazz, el rock y el folklore. Ha creado también de música para cine y teatro. Tiene varios discos solistas editados en Argentina, en Japón y Alemania.

–¿Es inusual la unión entre teclado y arpa?

(Franov) –Bueno, tengo una experiencia personal con el arpa, que es un instrumento que toqué durante un buen tiempo en soledad. Tocaba el arpa y no me comunicaba con otros músicos. Lo cierto es que el arpa es una especie de pianos con cuerdas. Podríamos, de hecho, tocar el piano con pedal y desde las cuerdas, sin las teclas.

(Álvarez) –Soy arpista desde pequeña, así que siempre me ha tocado ejecutar mi instrumento con otros compañeros. Al principio, debo reconocer, no me gustaba mucho tocar al lado del piano, pero hace unos cuatro años participé en una obra de teatro, haciendo la música en vivo y surgió algo inesperado: la virtud del complemento. A pesar de que el arpa es un instrumento cromático cuesta acceder sólo a partir de él a todas las posibilidades de expansión que tiene en esencia la música. El piano es el instrumento más completo a nivel armónico y poco a poco me fui complementando con el piano. La guitarra funciona como más como un acompañamiento.

Los músicos en el escenario de Durango. Foto: Facebook
Los músicos en el escenario de Durango. Foto: Facebook

–El arpa es un instrumento políticamente correcto, a todos les gusta, pero no suele ocupar un lugar central, ¿cómo es en tu caso, que eres arpista solista desde hace muchos años?

(Álvarez) –No deja de ser un instrumento poco común, a pesar de que todo el mundo lo conoce. El arpa es un instrumento de conjunto, más que solista. Es uno más de la orquesta y tiene apariciones solistas breves en relación con los otros instrumentos. El arpa latinoamericana también es así. Quien hizo que el instrumento se volviera solista en Latinoamérica fue el músico paraguayo Félix Pérez Cardozo (1908-1952), recopilador de la famosa “Pájaro campana” y quien desarrolló todas las técnicas actuales para el instrumento. Compuso cientos de piezas y transformó el arpa, al poner una doble tapa en el instrumento y lograr que las cuerdas salieran del centro. De esa manera, el arpa está mucho más equilibrada y permite clavijas, como la guitarra. Cuando empecé a tocar y lo hago hasta hoy, lo hice con el arpa paraguaya. Tengo raíces guaraníes y estoy imbuida de esa cultura. En el Conservatorio estudié arpa clásica, que en realidad no tiene nada que ver con la paraguaya. Son instrumentos muy distintos.

–Los separa la edad, el instrumento, ¿qué los une?

(Franov) –El arpa me parece un instrumento muy lindo y la verdad es que Sonia toca muy bien. Así que un día le mostré mis composiciones y ahí nació el dúo. Tiene sus propios temas, que también me gustan mucho. Comenzamos haciendo música ambiental en un restaurante y vimos que a la gente le gustaba la química que se armaba en el escenario. Los dos cantamos, además, así que lo nuestro va más allá de la música de fondo.

–No debe de ser fácil ensamblar dos instrumentos tan protagónicos

(Franov) –Bueno, pero ahí está el hecho de ser músico o no ser músico, cómo cumples los protocolos que debes cumplir para relacionarte con un compañero arriba del escenario. Somos músicos que buscamos el equilibrio para cautivar al público, para que a la gente que nos escucha le pase algo.

–Sonia, eres arpista desde hace mucho tiempo, ¿cómo se aplica el virtuosismo a la necesidad de componer, cantar, ser más flexible si se quiere?

(Álvarez) –Bueno, tengo la conciencia, es cierto, no lo voy a negar, de que toco bien el arpa, pero al mismo tiempo no suelo darme mucha cuenta de eso. La idea es siempre tocar al máximo y al mismo tiempo ponerse desafíos que pongan en cuestión tu presunta capacidad para tocar bien el instrumento.

(Franov) –Es verdad lo que dice Sonia. Porque una vez que aprendiste a tocar bien “Pájaro campana”, que es considerada una de las piezas más difíciles de ejecución, ¿cómo haces para plantearte nuevos retos que expandan tu técnica?

–¿Hacia dónde va el dúo, a la música litoraleña, a la experimental?

(Álvarez) –Me cuesta entrar un poco en lo experimental. La disfruto como oyente, pero no sé si me dedicaría de lleno al experimento. Me interesa mucho el folclore argentino y Ale es más del rock, creo que juntos nos complementamos y ampliamos nuestro horizonte de expresión.

(Franov) –Nos gusta mucho tocar en vivo y la música va tomando el rumbo marcado por esa experiencia. Estamos haciendo nuestro primer disco con calma. En mi caso, ya hice muchos discos como para apurarme con este que será importante para nosotros. No tenemos la intención de sacar un disco por año, pero claro que planeamos grabar en lo inmediato. Es una meta que está dada por la consolidación que el dúo afortunadamente ya tiene.

–¿Cómo fue la experiencia del Festival de Durango?

(Álvarez) –Fantástica. Esta es la séptima vez que vengo a México y tengo el orgullo de poder decir que estuve en la edición inaugural del Festival de Arpa de Durango. Llegué a México cuando tenía 19 años y ahora tengo 31. Muchos de los que eran mis ídolos en mi juventud, ahora se emocionan con mi evolución en el instrumento. Me han visto crecer en los escenarios, así que el festival representó el reencuentro con artistas admirables del arpa.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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