México no sabe si tiene buenos empresarios, nacen y mueren en manos del Estado: Francisco Cruz

02/11/2015 - 12:02 am

Poner en el reflector a la clase empresarial es clave para comprender el proceso político y social que México atraviesa. Para el periodista Francisco Cruz, el clima de violencia y pobreza están íntimamente relacionados con las decisiones que toman las familias más ricas de un país con enormes desigualdades.

Francisco Cruz Jiménez, autor de Los hijos del imperio. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo
Francisco Cruz Jiménez, autor de Los hijos del imperio. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).- “Si escribimos sobre políticos, burócratas, ¿por qué no escribir sobre empresarios? Urge ponerles un rostro humano y desmitificarlos, no porque estemos peleados con su riqueza, pero en México el nivel de acumulación ya es brutal y tendrá consecuencias terribles. Los empresarios deben pensar a qué punto quieren llegar, porque ellos deciden qué clase de país quieren tener, porque nosotros no podemos”, sintetiza el periodista y escritor Francisco Cruz Jiménez, con motivo de la publicación de su noveno libro Los hijos del imperio, editado por Temas de Hoy.

Este libro, del que sostiene es el que más ha disfrutado escribir, es una especie de radiografía de las familias empresariales más acaudaladas de México que han sabido incrustarse en el poder político para cuidar su máximo interés: la generación de riqueza en un país con grandes desigualdades.

El nuevo libro de Cruz Jiménez se enfoca en la transición de las cabezas de familia; es decir, ese proceso en el que por edad o estrategia los hijos tomarán el mando de grandes empresas. Hank González, Bailleres, Salinas, Slim, Ramírez Magaña, Servitje, Larrea, Garza Sada, Zambrano; algunos de los apellidos de las familias-empresas en cuestión, “los hijos que han terminado su proceso de aprendizaje”.

¿Por qué ponerles rostro humano? Porque a decir del periodista, si la fortuna y éxito de estos empresarios se ha mantenido incluso desde 1890, es por la relación que califica en ocasiones ya como de siameses, entre políticos y empresarios; los primeros en busca de tener riqueza y los segundos, en busca de cuidar la que tienen y generar más.

Derivado de esto, también los reconoce como el gran elector, un minúsculo colegio electoral que se reúne para decidir quién y de dónde es el candidato idóneo por el que la gente votará y ganará. También por esta estrecha relación, tienen la oportunidad de discutir e influir en la delineación de las políticas públicas.

¿Por qué ponerlos en el reflector? Porque a lo largo de la historia se ha utilizado el dinero público para los rescates del sector empresarial. Cruz Jiménez pone como ejemplo el rescate carretero, el bancario o el error de diciembre, sucesos en los que la población pagó costos económicos y personales.

Ahora han encontrado una forma de cubrir las pérdidas económicas, con las concesiones gubernamentales. Si ahora se conocen los temas de Grupo Higa, OHL o San Román, porque quien gobierna es gente del Estado de México, pero lo mismo hubiera pasado, señala, si llegara gente de Tamaulipas o Yucatán, cada gobierno se hace de sus empresarios.

México, un país de 154 mil millonarios y 2 mil 540 multimillonarios; de 63.8 millones de personas en pobreza por ingresos, 8.5 millones más que están a poco de pasar la línea de pobreza por el mismo motivo, un salario de 70.10 pesos, catalogado como uno de los más bajos en el continente.

“El nivel de acumulación y el empobrecimiento son brutales, y eventualmente eso es una bomba; la convivencia pacífica ya está puesta en riesgo. El tejido social está roto hace mucho y que políticos y empresarios no lo quieran ver, es diferente. La ceguera empresarial les permite continuar acumulando a niveles brutales”, sostiene Cruz Jiménez.

En este sentido habla de la responsabilidad social de los empresarios, más allá de sus dineros. A ellos no les conviene que el país estalle, agrega, porque se trata de su principal fuente de ingresos, incluso, los siente inconformes con el débil crecimiento de la economía.

“Hay que ver qué harán los hijos del imperio para sobrevivir, y no sólo para eso, sino para ganar más. A veces da la impresión de que si perdemos nosotros ellos igual, pero ellos nunca pierden”, agrega.

VIVEN EN UN PAÍS QUE NO CONOCEN

"Cada político va creando sus condiciones y sus empresarios, pero eventualmente, eso se acaba", sostiene Cruz Jiménez. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo
“Cada político va creando sus condiciones y sus empresarios, pero eventualmente, eso se acaba”, sostiene Cruz Jiménez. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

–¿Cuál es la responsabilidad que la clase empresarial tiene en las condiciones actuales del país?

–La primera es que socializan sus pérdidas, pero no sus ganancias.  Tenemos 6.8 millones de trabajadores que ganan un salario mínimo, 12.8 millones que ganan hasta dos, y 10.7 millones que ganan tres; la gente no tiene dinero para comprar porque el salario está deprimido al máximo, pero además ahora, con las nuevas reformas laborales, tenemos trabajadores que ni siquiera pueden hacer antigüedad. Los empresarios han encontrado la forma de obtener concesiones para meterse al mercado de energía y de petróleo, pero todo eso es con recursos públicos. Puede ser que una baja en el consumo la sustituyan con un contrato público, porque en este país, los empresarios tiene acceso a esos contratos, y cada gobierno va creando sus empresarios, lo tenemos con Peña, pero también con Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Miguel Alemán y Porfirio Díaz. Cada político va creando sus condiciones y sus empresarios, pero eventualmente, eso se acaba. Bimbo, por ejemplo, está presente en 26 países, si, pero la fuente primaria de ingresos y de recursos es México, su responsabilidad es levantar este mercado interno, fuente que eventualmente, puede colapsar. Políticos y empresarios tienen una convivencia, uno no puede vivir sin el otro. Nosotros no sabemos si tenemos buenos empresarios, nunca lo hemos sabido porque viven del Estado, de nuestros recursos, no tenemos un Bill Gates que haya creado o revolucionado algo, tenemos empresarios que viven propiamente de nuestros recursos y del Estado a través de las concesiones.

–¿Les conviene vivir en un país así?

–No, pero hace mucho que los multimillonarios de este país no lo conocen, sin embargo se enriquecen de él gracias a dos razones: tienen buenos administradores y aprendieron a lidiar con la clase política. Este país tiene una deuda ampliada cercana a 8 billones de pesos, ¿a quién se lo debemos? A Banorte, Interacciones, Bancomer, Banamex. Ellos aprendieron desde hace mucho, a hacer negocios, pero vivan o no aquí, hayan o no encontrado la fórmula para seguir aumentando sus riquezas, eventualmente la burbuja les va a reventar. El paquete de reformas estructurales, viene delineado por esta nueva generación empresarial. No sólo en la energética, también en la educativa, en la laboral, en las que no hay una sola señal de que nosotros nos vayamos a beneficiar de algo. Han pasado tres años completos de Enrique Peña Nieto y hay 25 millones de personas en edad productiva que nunca es contemplada y que elevaría los niveles de desempleo a 20 por ciento, del 4.7 por ciento que ellos dicen que hay y que sólo ellos lo creen. Los empresarios viven en una burbuja. En esos residenciales en San Pedro Garza García o en Metepec, por ejemplo. Sí, viven ahí y conocen, pero no salen a caminar, de tal forma que no pueden saber qué tan contrastante es la pobreza con la riqueza. Viven aislados, rodeados de guaruras, no pueden salir a la calle o salen, pero con un cerco de guaruras, o en sus helicópteros. Eso es engañoso.

–En el libro uno de los temas recurrentes es el de la desigualdad, en el que al mismo tiempo, ves una veta de esperanza.

–Yo soy pesimista, es mi noveno libro y mis temáticas son muy similares, pero de pronto pienso que a ellos no les conviene que este país se caiga completamente, pueden seguir obteniendo recursos públicos a partir de contratos de obra, pueden explotar el gas, la minería, los hidrocarburos, el comercio. ¿pero que pasará el día que ya no tengamos? Hay zonas del país que parecen ser de otro, con casas de 5 o 10 millones de dólares,  impresionante porque al otro lado convive la pobreza, pero como no salen de sus autos blindados, no la conocen. Conocen los países donde estudiaron, pero este no. Ellos se han convertido en un poder político por su nivel de riqueza, invisible pero que todos conocemos. Los linchamientos son una expresión violenta, producto de la desconfianza, ¿qué pasa cuando hay este tipo de violencia? La gente no sale a las calles o sale y saquea. La violencia, producto de la desconfianza, es muestra de hartazgo. Y ese nivel de violencia surge porque el nivel de acumulación no da para todos, porque ya no llega el dinero a todo mundo. La gente tiene dos caminos, migrar a Estados Unidos o unirse a la delincuencia, que es un síntoma de la pobreza y de la desigualdad social.

SE DEBEN PREOCUPAR

Francisco Cruz Jiménez, Los hijos del imperio
“Parece que son ellos quienes van delineando las políticas de este para servir a unos cuantos”. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

–¿En qué momento los empresarios toman la batuta?

–Desde hace mucho. De pronto parece que ahora en épocas recientes, cuando cada seis años revisamos o hacemos una revisión de los procesos electorales, descubrimos que hubo una reunión de un candidato, con tales empresarios. Los Servitje por ejemplo, sabíamos que apoyaban al Partido Acción Nacional (PAN) con Felipe Calderón con millones de pesos. ¿Cuánto depositó? No se sabe, pero cada seis años nos enteramos después de las elecciones, que se reunieron con los empresarios para hacer el famoso pase de charola, que ha sido documentado. Hay una relación directa en este país, entre la política y la economía, y Monterrey es un ejemplo muy claro. Hace cuánto los empresarios llegaron a la gubernatura y presidencias municipales. Tenemos políticos que cada seis años definen y delinean las políticas económicas, a través de sus necesidades. Hay una relación estrecha y directa, y además, si se siguen los lazos políticos y económicos, vemos que  hay una relación hasta de matrimonios. Hay reuniones de políticos priistas o candidatos, con los dueños del dinero: Slim, Garza Sada, Garza Lagüera, Hank. Hay una relación estrecha y directa. Las élites económicas no se pueden desapartar de las élites políticas y en este país, al ver las políticas, parece que son ellos quienes las van delineando para servir a unos cuantos.

–Los de tu libro tampoco son Hinojosas Cantú, muchos han sabido salir bien librados de casos fuertes en los que han estado directamente implicados.

–Si, de pronto se encuentran casos como el de OHL y el de Grupo Higa, el de los San Román, porque ahora gobierna la gente del Estado de México, que también, cabe mencionar, se debe a una ceguera nuestra porque nunca supimos investigar quién realmente era Peña Nieto. Era más fácil comprar la idea de que era un político joven y vendible, a investigarlo. Los empresarios contribuyeron a mucho de eso, así lo hicieron, pero si vamos a Tamaulipas, Yucatán, en Chiapas es igual. Hay una especie de complicidad, de apoyos que ellos van haciendo para tejer su futuro, que no tejen con nosotros. Los políticos no tienden su futuro con los electores porque no les interesamos. No somos interés político, nos conocen bien y saben cómo manejarnos En 2012, se dijo que si nos ponían una vaca en la boleta electoral votaríamos por ella, después me di cuenta que votamos por un burro. Pasa lo mismo con los empresarios, no sabemos quién está detrás de lo que compramos. Damos por sentado que los empresarios nacieron de la nada, y les damos un voto de confianza, pero cada determinado tiempo nos desengañemos porque sus empresas están a punto de quebrar y entonces tenemos que rescatarlas. Parece que hoy  a todo el mundo ya se le olvidó el Fobaproa; que 350 mil pequeños ahorradores perdieron todo su dinero, pero que los propietarios de 26 casas de bolsa, salieron multimillonarios, o que en la crisis del 94, testimonios firmes señalan que se les avisó a los empresarios de que se iba a devaluar el peso y por eso muchos compraron dólares.

–¿Eso es muestra de las prioridades del gobierno?

–Ahí está la muestra. Urge que haya cambios. Después de Ajalpan, Ayotzinapa, Apatzingán, los empresarios tienen que salir de su burbuja, porque en los políticos no hay esperanza, ellos están sumidos en la corrupción. En el caso de los empresarios, ellos tienen algo que perder, los políticos no, no tienen nada. Los empresarios pueden perder su fuente primaria de riqueza, como quiera que sea. El interés primario de los empresarios es acumular, estén como estén las cosas, pero acumulan más si les va mejor a este país.

–Siempre se manejó que el PAN era el partido de los empresarios. Gobernaron 12 años y se vio el apoyo, ahora con Peña Nieto ¿qué diferencias notas en el comportamiento de los empresarios?

–Ninguno. El PRI es la extrema derecha. Peña no puede pensar como un hombre de centro o de izquierda, piensa como un hombre que sirve a los empresarios. El PRI regresó como si nada, no hay cambios y hace políticas pro empresariales, mientras tenemos violencia en todas sus formas, mucha de la cual es un síntoma de hartazgo.

–Los mencionas como el “gran elector”.

–Sí, porque son el único grupo organizado en el país. La sociedad civil está desorganizada. Sí podemos influir, pero estamos desorganizados y ellos lo están desde hace mucho, ¿cuántas cámaras tienen? Cada que un Presidente o un candidato se pelea con ellos sucede algo. Manuel Ávila Camacho se peleó con ellos, lo hicieron cambiar sus políticas laborales y económicas, Miguel Alemán también, Salinas de Gortari no peleó y Peña no se peleará con ninguno de ellos ni soñando.

–Derivado del análisis de tu libro, ¿cuál crees que sea el camino que decidan tomar para 2018?

­–Los empresarios no saben qué hacer. En el gobierno salta la corrupción e incapacidad en cada dependencia que hay y México crece a 2.3 por ciento. No hay gobernabilidad, no hay seguridad. Pero los empresarios de este país son camaleones, tratan con cualquiera. Hoy pueden ir con PRI va, si es mejor el PAN, van. Si tienen al PRD en la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, entran ahí. No hay distinción, para ellos lo que interesa es la acumulación de capital, que es como un partido político con poder y con capacidad de negociación, y que sus exigencias tarde o temprano son atendidas, por un lado (el político) o por otro (la población). Los ricos están muy alejados de este país, igual que los políticos de primer nivel, aquellos que verdaderamente mandan. El país está roto y ellos tienen responsabilidad, tienen la obligación de levantar el país, que es la fuente de su riqueza. No les irá mal, porque nunca les va mal, pero nosotros somos su fuente de riqueza primaria, y no tenemos dinero para comprar, y por eso insisto, el nivel de acumulación es tan brutal que es similar al empobrecimiento y juntos pueden tener consecuencias terribles.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video