México

Corrupción y desfalco en México son peor que Trump, dicen analistas

02/11/2016 - 12:05 am

En seis días, el mundo sabrá el nombre del nuevo Presidente de Estados Unidos. En seis días también, la política nacional en México sabrá si la relación caminará como hasta ahora o tendrá que adecuarse al discurso que, en buena medida, le daría el triunfo al candidato republicano Donald Trump. Pero, además, en seis días el Gobierno mexicano comenzará, apenas, a tomar medidas contra el torbellino lo que puede generar un mayor deterioro económico, pues a pesar de las advertencias y la crisis interna que ya se vive, la administración federal no ha tomado medidas serias en términos de austeridad y sigue gastando a manos llenas en organismos, como los grandes sindicatos del país, que le aseguran votos a los gobiernos en turno, en este caso al PRI. De acuerdo con académicos, la crisis económica y social provocada por la clase política muestra que ésta es un enemigo mayor que el mismo Trump.

La candidata demócrata Hillary Clinton no aceptó la invitación.
El empresario Donald Trump no es el mayor peligro en México, sino la clase política y su corrupción que han llevado al país a grandes crisis, coincidieron especialistas. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– “Trump están en empate técnico con Hillary”, “Trump supera a Hillary por un punto”, “Trump se fortalece a unos cuantos días de la elección”. Así están hoy los encabezados de los medios de todo el mundo, y el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos está en vilo. En México, en particular, el temor se hace más palpable: Donald Trump podría llegar a la Casa Blanca y cumplir sus amenazas contra su vecino del sur, hoy especialmente diezmado en materia económica pero con un Gobierno federal que, sin embargo, sigue otorgando privilegios a unos cuantos.

Ante este escenario, analistas entrevistados por SinEmbargo coincidieron en que quizá el mayor temor no sea la política anti mexicana del empresario estadounidense, sino la situación actual de México que no le permitirá generar alternativas para enfrentar los embates que puedan venir a futuro. La amenaza, afirman, no es el triunfo de Trump sino la clase política corrupta que se ha gastado la riqueza del país, que no ha invertido en infraestructura, que no genera empleos, que combate la pobreza sólo como una estrategia electoral y que, entre otras cosas, mantiene aliados fuertes –como los sindicatos más poderosos y con fama de corruptos– para asegurar el triunfo en las urnas y la permanencia del poder.

Donald Trump, aseguran, sólo llega a ser un elemento más de una crisis que se cocina desde hace varios sexenios y en que en éste, en particular, ha hecho crisis por los innumerables escándalos de corrupción protagonizados por los funcionarios de mayor rango, incluido el propio Presidente Enrique Peña Nieto.

A una semana de la jornada electoral en Estados Unidos, los especialistas en economía y finanzas que consulta el Banco de México (Banxico) rebajaron por quinta vez consecutiva su estimado de Producto Interno Bruto (PIB) para 2016: de 2.13 a 2.07 por ciento. Para 2017, el estimado es ahora de 2.26, cuando lo habían ubicado en 2.36 por ciento.

Mientras tanto, el pronóstico de inflación se elevó a 3.25 por ciento para el cierre de este año.

“La crisis que hoy vive el país, en materia económica, social y política se conjuntan con un escenario adverso, y eso es lo peligroso. Y como  si no tuviéramos suficientes problemas, ahora tenemos que estar pendientes del resultado de las elecciones en Estados Unidos. México tendrá que fijar muy bien su postura política y económica, dependiendo de quien gane”, comentó Roberto Villarreal, académico e investigador de la Universidad Iberoamericana.

Si gana Trump, añadió, México tendrá que revisar varios aspectos dentro de la relación bilateral, aunado a todos los problemas que el país tiene encima y que se han generado por la inacción del Gobierno.

Es decir, a todos los problemas nacionales “habrá que aumentarle este gran problema de tipo internacional. Si las elecciones fueran en un país como Angola, no nos influiría, pero estamos hablando de que el 84 por ciento de nuestras exportaciones van a Estados Unidos y el 50 por ciento de las importaciones vienen de allá”, agregó.

Entonces, añadió el académico, estamos en vísperas de agregar otro conflicto a un rosario de complicaciones. Por ello, comentó, lo que se espera es que el Gobierno federal actúe con la seriedad que hasta ahora le ha faltado y cumpla con acciones de verdadera austeridad, con transparencia y sin conveniencias con fines electorales. Además, dijo, la iniciativa privada también tiene que coadyuvar para amortiguar cualquier efecto que pudiera llegar a tener en México el resultado electoral en el vecino del norte.

Economistas han asegurado ya que el triunfo de Trump le traería a México una crisis mayor a la de 1995. Hoy, antes de esa probable victoria, ya hay un elemento que remite a esa fecha: la deuda mexicana alcanzó niveles sin precedente, incluso superiores a los que provocaron aquella crisis, pues el Gobierno federal sigue financiándose con dinero prestado para mantener el gasto corriente del sector público y, en especial, a sus “consentidos” en materia política.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reconoció el viernes pasado que en el tercer trimestre de 2016, la deuda neta del Gobierno federal se situó en 35.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); decir, niveles que se alcanzaron en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando estalló una crisis de dimensiones internacionales.

Pero la misma SHCP reconoció que ese nivel de endeudamiento llegará a más de 51% del PIB, lo que coloca al país en un momento crítico.

Mientras tanto, de acuerdo con el Informe Trimestral del Poder Ejecutivo de Hacienda, la propia Presidencia de la República –que se ha encargado de difundir una política de austeridad– gastó 11 millones de pesos más de lo que el Congreso de la Unión le aprobó para el ejercicio fiscal 2016 y, en general, los Ramos Administrativos, que son todas las secretarías federales, tuvieron una variación a la alza de 12.3 por ciento del gasto que se les había otorgado para el actual ejercicio fiscal.

Más del 50 por ciento del PIB se deriva de acciones del comercio exterior.

De 1993 a 2015, las exportaciones mexicanas enviadas a Estados Unidos, su principal socio comercial, aumentaron su valor 650 por ciento al pasar de 23 mil 766 millones de dólares a 178 mil 432 millones de dólares, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE). El comercio bilateral ascendió el año pasado a 229 mil 249 millones de dólares.

En materia de inversión, en 2015 México registró 28 mil 382.3 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED), 25.8 por ciento más que en el 2014. El 53.1 por ciento provino de Estados Unidos y el 3.8 por ciento de Canadá, y principalmente es en manufactura (autos, computadoras, pantallas, partes para aviones y línea blanca).

MÉXICO CON DONALD

“En México estamos en una situación muy crítica, desde el punto de vista económico. Son ya muchos años de un crecimiento débil […] En este sentido no hay una estrategia en México frente al proyecto Donald Trump. La debilidad de las finanzas públicas lo pone en una situación difícil porque, ante el gasto en acciones no prioritarias y la galopante corrupción, los recortes que se han anunciado –y que en buena medida están justificados por la actividad que tienen las calificadoras internacionales que señalan el alto grado de endeudamiento del sector público–, el Gobierno no tiene elementos en la actualidad para compensar una reacción de los mercados y de las empresas”, dijo el doctor José Luis Estrada López, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en entrevista con SinEmbargo.

Estrada López enumeró una serie de hechos que vendrían tras la victoria de Trump y que impactarían directamente con el comportamiento de la clase política, que ha sido justamente la que no ha escatimado en gastos.

El impacto, dijo, se multiplicaría porque el Gobierno federal  no tiene capacidad para responder ahorita a un cambio de expectativas de los inversionistas de Estados Unidos y de otras partes del mundo, derivado de un aumento en las restricciones para los productos que se producen en México.

“El Gobierno federal no podría compensar la baja en la Inversión Extranjera Directa […] la expectativa de las empresas de seguir estableciendo plantas en México se vería disminuida y por lo menos algunos proyectos de inversión se pospondrían; el crecimiento, que ya es raquítico, será menor todavía, lo que generará cada vez mayor desempleo y más ocupación de personas en el sector informal”, explicó Estrada López.

Además habría un choque entre los niveles de migración mexicana, de mano de obra de diferente calificación, que van hacia Estados Unidos y los nuevos niveles de control en las fronteras, lo que complicaría el escenario dentro del país con más presión de esa fuerza de trabajo que no tendrían salida y estaría presionando en México por empleos y oportunidades.

La conclusión del académico es que la situación económica y social de México es muy mala, pero ya lo era mucho antes del fenómeno Trump, porque el Gobierno federal no ha metido freno a los gastos y ha privilegiado el preservar el poder por encima de generar un entorno económico que impulse el empleo y el crecimiento. Entonces, afirmó, no son solo los factores externos, son los internos los que han llevado al país a un escenario de crisis.

SINDICATOS, LAS FÁBRICAS DE VOTOS

En los últimos 15 años, México se vio favorecido por los altos precios del petróleo. De 2000 a 2012, el país obtuvo del crudo de Petróleos Mexicanos (Pemex) 7 billones 753 mil 200 millones de pesos. Sin embargo, la gran oportunidad que representó la captura de ese monto extraordinario se esfumó debido, otra vez, al despilfarro, además de la falta de rendición de cuentas y el hecho de que México nunca ha tenido una política energética integral o porque se ha manejado dentro de una política de privatización de los recursos naturales, afirmaron los analistas.

Por el contrario, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), encabezado por el Senador priista Carlos Romero Deschamps, exige cada año más recursos para su operación pero no transparenta los gastos y sus líderes, tanto el general como los regionales, son permanentemente acusados de corrupción y de ostentar grandes fortunas.

Y no sólo es el sindicato de Pemex, los agremiados a otras organizaciones similares –como es el caso del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE)– y las confederaciones obreras y campesinas han sido aliados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante décadas y le han reportado votos seguros a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.

De acuerdo con una investigación realizada por la Unidad de Datos de este sitio digital, en México, los sindicatos que reciben dinero público se sirven del poder de una manera burda y clientelar, mientras los sindicalizados pagan miles de millones en cuotas administrados por sus líderes en total opacidad, coincidieron expertos en sindicalismo, economía y sociólogos entrevistados por SinEmbargo.

Esa situación le permitió a la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo Morales triangular el dinero de los profesores afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en la empresa Servicios Financieros DC –la cual además recibió un perdón millonario del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de más de 66 millones de pesos en 2015, de acuerdo con la Unidad de Datos de este medio digital– y enriquecerse no sólo con ese recurso sino con el dinero del erario.

Lo peor, afirman, es que en en un país con más de 55 millones de pobres, sumido en una crisis económica y social, y que ha tenido que recurrir a constantes recortes millonarios en su gasto publico, incluido el de 2017, el derroche del Gobierno federal en los sindicatos a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Lotería Nacional (Lotenal), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y Petróleos Mexicanos , se da en total opacidad.

En el caso del sindicato de la industria nacional petrolera le significa cerca de 100 mil votos al Revolucionario Institucional. Además, el Gobierno federal ha sido omiso todos estos años a las exigencias de transparencia y rendición de cuentas del STPRM. Y no sólo fue con el PRI sino también con el PAN.

GOBERNADORES, CORRUPCIÓN Y EXCESOS

Otro reclamo de excesos y corrupción gira en torno a  la deuda de los gobernadores. La mayoría de los escándalos actuales por endeudamiento empezaron con el PAN, que no cumplió con su compromiso de limitar la deuda en las entidades.

Por ejemplo, Javier Duarte de Ochoa, los hermanos Rubén y Humberto Moreira, César Duarte Jáquez o Roberto Borge Angulo iniciaron su mandato cuando el PAN controlaba la Secretaría de Hacienda.

“En México, los gobernantes no aprovecharon eso, se gastaron todo sin que nadie dijera nada. Han tenido una política gastadora que ahora se nota y cuesta a todos. Ha sido un comportamiento permanente y, entonces, es por eso que el problema interno es más grave que el externo. Lo que sucedió en el Gobierno de Vicente Fox es que una buena parte de estos recursos petroleros los repartieron a los gobiernos de los estados y al Gobierno federal, y se los gastaron de una manera que no fue productiva, salvo por los fines electorales del momento. Además, como tenían más recursos tenían más capacidad de endeudarse y ahora los gobiernos tienen deudas extraordinarias. Ese es uno de los principales males que hay que corregir en el país”, agregó Estrada López.

En agosto pasado, Standard & Poor’s lanzó una alerta al bajar a negativa la perspectiva de las calificaciones de largo plazo para México. Además, advirtió, rebajará la nota crediticia en los próximos 24 meses si el nivel de deuda o la carga de intereses presenta un deterioro mayor a lo esperado.

Por su parte, la calificadora Moody’s bajó la perspectiva de la calificación de México de estable a negativa, porque el débil rendimiento económico y las continuas dificultades externas, así como la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex), aumentan el riesgo de que la deuda no se estabilice e inclusive aumente más del 40 por ciento del PIB.

EL TOPE PARA TRUMP EN EU

En este escenario caótico, México guarda su esperanza en el Congreso de Estados Unidos, plantearon los especialistas.

De acuerdo con el doctor Raúl Benítez, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en caso de que Trump gane no tendrá las manos libres para hacer lo que él dice que hará, porque es el Congreso donde se discuten los Tratados. “No es tan fácil como que a Donald Trump no le guste y los elimine”, comentó en entrevista.

En lo que respecta a la construcción de un muro en la frontera con México, éste pierde fuerza al no ser un proyecto presupuestado también en el Congreso estadounidense, por lo que entonces él tendría que hacer un proyecto de muro serio para luego discutirse y aprobar la partida presupuestal, y por el alto costo de lo que él propone también se ve poco factible que ese país emprenda una misión de tal calado.

“Él habla porque está aún en el periodo de campaña, pero de ahí a que pueda hacer todo eso es muy complicado. El podrá querer hacer muchas cosas en contra de los mexicanos, de los migrantes, pero no es fácil. Obviamente es un problema que haya un Presidente abiertamente anti mexicano, pero muchas de las cosas que está promoviendo no son factibles o fáciles de hacer en el corto plazo y con un Congreso dividido”, explicó Benítez.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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