México no debe extraditar a “El Chapo”, ha sufrido por sus crímenes: The Economist; en EU será testigo protegido

03/03/2014 - 9:03 pm

Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).– México no debe extraditar a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera a Estados Unidos, ya que es este país el que ha llevado la peor parte de la violencia generada por el Cártel de Sinaloa, liderado por el capo, y que ha dejado miles de muertos, además de que el delincuente podría pasar a ser testigo protegido del gobierno estadounidense, con todos los beneficios incluidos, consideró el semanario inglés The Economist.

En su edición del 1 de marzo, la publicación reconoce que Estados Unidos puede tener razones legítimas para pedir la extradición; sin embargo, destaca que este país no tiene “un historial impecable en lo que se refiere a extradiciones”, además de que se corre el riesgo de que la información que pudiera obtener por parte de Guzmán Loera no sea compartida con el gobierno mexicano.

También existe el riesgo de que una vez en territorio estadounidense, “El Chapo”, quien fuera el narcotraficante más buscado del mundo, reciba el estatus de testigo protegido, con beneficios incluidos, y que sus delitos queden sin castigo.

Un tercer motivo que enumera la publicación es que la captura de Guzmán Loera puede ayudar a México a recuperar la confianza en sus sistemas de justicia y seguridad.

El semanario, que en otras ocasiones ha destacado las reformas económicas del gobierno de Enrique Peña Nieto, elogió la estrategia del mandatario contra el crimen, que “ha superado todas las expectativas”, y ahora puede demostrar lo mismo en el sistema penitenciario.

Destacó el hecho de que durante el anunció de la captura del capo por parte de marinos mexicanos, no se haya destaca la cooperación que Estados Unidos dice que existió en el seguimiento de sus actividades y su ubicación.

Hizo notar el hecho de que autoridades estadounidenses hayan sido quienes filtraron la información sobre la captura a medios de su país antes de que México hiciera algún anuncio o tuviera la certeza de que efectivamente se trataba de Guzmán Loera.

El líder del Cártel de Sinaloa fue detenido las primeras horas del 22 de febrero en un departamento en Mazatlán, Sinaloa, por elementos de la Marina sin que fuera necesario disparar un solo tiro.

Horas después, la agencia de noticias estadounidense Associated Prees (AP) divulgó un cable en el que comunicaba la detención del capo y citaba como fuente a un funcionario estadounidense que pidió omitir su nombre.

Luego de esto se dio un vacío de información –pues el gobierno de México ni confirmaba ni negaba la detención– y además cambió en tres ocasiones el horario de una rueda de prensa para ampliar la información sobre el tema.

Al corroborarse su arresto, las expectativas sobre el destino del capo se ampliaron pues al menos seis fiscalías estadounidenses lo reclaman para ser juzgado en sus territorios.

En Chicago, Illinois, por ejemplo, Joaquín Guzmán Loera fue calificado como el “enemigo número uno” de ese estado, debido al control que el Cártel de Sinaloa tiene actualmente en el mercado de la venta de drogas.

Sin embargo, las denuncias en su contra están presentes desde California, Texas y hasta Nueva York.

Es la razón por la que, a finales de febrero, y desde el Penal del Altiplano, en el Estado de México, donde se encuentra recluido, el capo solicitó un amparo contra una posible extradición, mismo que le fue concedido por el Juez Octavo en la materia.

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