El ejercicio está diseñado para probar los procedimientos del Consejo del Atlántico Norte a nivel de la estrategia militar y política, e implica personal civil y militar en capitales de la OTAN, en la sede de la Alianza en Bruselas y en ambos mandos de Operaciones y de Transformación Estratégica.

El escenario, completamente ficticio, consiste en esta ocasión en imaginar una crisis que se desarrolla entre dos Estados que no son miembros de la OTAN y a distancia de territorio de la Alianza.

Incluye una dimensión humanitaria y marítima con implicaciones para la seguridad de los aliados.

Como en el caso de anteriores ejercicio, en éste participarán también socios de la OTAN.

Australia, Finlandia, Japón, Suecia y Ucrania se implicarán en el ejercicio junto a los aliados, y Corea del Sur, Nueva Zelanda y Georgia han elegido ser observadores.

La Unión Europea (UE) ha sido invitada a intercambiar información sobre la situación.

Junto a los departamentos de Asuntos Políticos y de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU, el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Agencia Internacional de la Energía también observarán el ejercicio.

Los socios de la OTAN se verán implicados en el ejercicio acorde a las decisiones tomadas en 2011.

Entonces la Alianza renovó el marco que gobierna las relaciones con sus socios en situaciones operativas, a fin de incluirlos en la planificación, los ejercicio y el diseño de las decisiones.

Se trata del decimonoveno ejercicio de gestión de crisis de la OTAN desde 1992. EFE