El director general de Noroeste es baleado en Culiacán, Sinaloa; el grupo lo califica de “acto intimidatorio”

03/04/2014 - 3:01 am
Adrián López. Foto vía Twitter: @adiran_l_o
Adrián López. Foto vía Twitter: @adiran_l_o

Ciudad de México, 3 de abril (SinEmbargo).– El director general de Grupo Editorial Noroeste, Adrián López Ortiz, fue baleado en los primeros minutos de este jueves en Culiacán, Sinaloa, informó la misma cadena de periódicos mexicanos.

Luego de ser despojado de su automóvil, computadora, teléfono y cartera, y cuando ya los delincuentes empezaban a huir, “prácticamente regresaron para dispararle a las piernas, en un absoluto acto intimidatorio”, informó Noroeste.

La agresión ocurrió alrededor de las 00:00 horas de hoy, cuando el directivo volvía del aeropuerto, a donde había llegado procedente del Distrito Federal en un avión comercial en el que también viajaba el Gobernador Mario López Valdez.

Los hombres armados lo interceptaron en el Bulevar Pedro Infante, en el semáforo de las vías del tren. Y pese a entregarles el automóvil y sus pertenencias, López Ortiz fue pateado ya en el suelo. Cuando ya se retiraban, los delincuentes, ya en el otro carril, regresaron para dispararle.

La bala le afectó ambas piernas, y su estado de salud se reporta estable.

Este ataque se suma a la serie de agresiones que han sufrido periodistas de Noroeste en los últimos años, y que se recrudecieron en los últimos meses.

Periodistas del diario recibieron seis ataques en tan solo ocho días perpetradas por policías estatalesmunicipales y federales, comenzando éstos un día después de la aprehensión de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la torre Miramar el pasado 22 de febrero.

En dicha ocasión, a través de un editorial, el periódico indicó: “Por su cobertura informativa apegada a una línea editorial independiente, periodistas de Grupo Noroeste han sido víctimas de amenazas y agresiones en los últimos ocho días, cometidas o presuntamente dirigidas por policías estatales, municipales y federales”.

Las primeras amenazas ocurrieron a través de llamadas telefónicas el 23 de febrero. Debido a una nota que establecía que se investigaba a policías municipales de Mazatlán por su presunta participación en el círculo de seguridad de Guzmán Loera.

Minutos después de consultar al Secretario de Seguridad Pública Municipal, quien rechazó opinar sobre el asunto, se recibió la primera llamada amenazante, y cinco minutos después la otra, en las que se advertía a los periodistas no publicar información relacionada con el tema, de lo contrario sufrirían las consecuencias.

Al día siguiente, 24 de febrero, en el portal web de Noroeste se lanzaron amenazas y se acusaba que su línea editorial estaba comprometida con un grupo de delincuencia organizada, lo cual se rechazó de inmediato.

El martes 25 de febrero, afuera de la torre Miramar, dos mujeres y un civil encapuchado, custodiados por marinos, obligaron a un fotoperiodista de Noroeste a borrar las imágenes que había tomado en la vía pública, no sin antes advertirle que si no las eliminaba, los marinos le quitarían el equipo fotográfico.

La presión subió de tono la tarde del domingo 2 de marzo, cuando en la cobertura de las marchas a favor de Guzmán Loera, tres periodistas de Noroeste fueron golpeados y despojados de su equipo fotográfico y de video. La primera agresión de ese día fue en Guamúchil, donde el reportero fue golpeado por agentes ministeriales y su cámara fue dañada por los elementos que intentaron quitársela o borrar las imágenes. En Culiacán, tras documentar cómo policías disparaban al aire durante la protesta, el fotorreportero fue sometido, golpeado y amenazado con ponerle una bolsa de plástico en la cabeza. Su equipo de trabajo desapareció en esta acción de la Policía.

El último exceso policiaco se perpetró la madrugada del 4 de marzo en Mazatlán, cuando un reportero de dicha casa editorial se dirigía a cubrir el homicidio de una joven en la Plazuela Machado, luego de haber tomado fotos a la entrada de la Cruz Roja, cuando ingresaban a una persona que resultó herida en el referido hecho. El reportero fue perseguido por agentes municipales a bordo de una patrulla. Los uniformados, con palabras altisonantes, lo sometieron, esposaron y le dijeron que lo llevarían al hospital, ya que lo habían señalado como sospechoso de dicho crimen. Finalmente fue liberado porque nadie confirmó lo que los policías alegaron para detenerlo.

En cuatro de los casos el diario interpuso la denuncia correspondiente ante las fiscalías estatal y federal, así como la respectiva queja ante organismos de derechos humanos. Cada una de las agresiones ha sido denunciada a través de las páginas del diario, y ha contando con el apoyo de organismos de los derechos civiles, asociaciones de periodistas y académicos.

en Sinembargo al Aire

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