La “pelea del siglo” decepciona a algunas antiguas estrellas del boxeo

03/05/2015 - 8:32 am
El campeón estadounidense Floyd Mayweather Jr. (i) venció anoche por decisión unánime al filipino Manny Pacquiao (d) en la pelea de unificación del título del peso welter, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Asociación Mundial (AMB) y Organización Mundial (OMB), pactada a 12 asaltos, y se mantuvo invicto. Foto: EFE
El campeón estadounidense Floyd Mayweather Jr.  venció anoche por decisión unánime al filipino Manny Pacquiao y se mantuvo invicto. Foto: EFE

Por Daniel García Marco

Las Vegas, 3 may (dpa) – El “combate del siglo” entre Floyd Mayweather y Manny Pacquiao decepcionó a algunas antiguas estrellas del boxeo.

“Lo siento, aficionados al boxeo”, escribió en twitter el ex boxeador Oscar de la Hoya, uno de los cinco púgiles que peleó (y perdió) con los dos protagonistas en el MGM Grand de Las Vegas.

Lo secundó otra leyenda como Mike Tyson, ex campeón de los pesados y crítico también del combate: “Esperamos cinco años para esto…”.

 

Otro ex campeón como Evander Holyfield consideró incluso injusto el triunfo por decisión unánime de Mayweather.

“ÉL NO HIZO NADA, SÓLO CORRIÓ”: PACQUIAO

Pacquiao aseguró que se vio afectado por una lesión en el hombro. El número de golpes lanzado (429) dista mucho de los cerca de 700 que suele lanzar y eso se debió, según su equipo, al problema físico.

“Creo que gané la pelea, él no hizo nada, sólo corrió. Lo golpeé muchas veces”, afirmó Pacquiao tras la pelea.

Los números de Compubox, sin embargo, lo contradicen: Mayweather lanzó más golpes (435 por 429 de su rival) e impactó más que su rival (148 por 81).

“Sabía por mi experiencia que los jueces no valoran los gritos de la gente, sino los golpes”, afirmó Mayweather, quien siempre tuvo la pelea bajo control.

La pelea que batirá récord de bolsa, de taquilla, de compras y de ingresos en pay per view, quedó limitada por una lesión, según Pacquiao.

“¿No cree que es injusto para la gente que se gastó tanto dinero?”, le preguntaron al promotor del filipino, el veterano Bob Arum. “Hizo un gran combate dadas las circunstancias, estoy orgulloso”, eludió una respuesta directa.

Otro factor en la decepción de muchos fue el conocido estilo defensivo de Mayweather. “Me he dormido en muchos de sus combates”, había lanzado en la víspera el entrenador de Pacquiao, Freddie Roach.

El estadounidense dio, como siempre, el paso atrás para alejarse de su rival y ladeó la cabeza a un lado a otro en la décima de segundo exacta para esquivar los guantes del oponente. Mayweather se precia de ser inteligente y lo demostró en un combate en el evidenció su resistencia para moverse constantemente durante 12 asaltos.

Esa es la clave, afirma, de su longevidad y de que su cuerpo esté menos castigado que el de otros púgiles.

“La gente quiere una pelea emocionante. Lo llaman boxeo. Boxeo es pegar. Eso es lo que quieren los fans, acción”, había dicho el filipino antes de un combate en el que por lesión o por la superioridad del rival no mostró su nivel habitual.

MAYWEATHER SIGUE INVICTO

El estadounidense Floyd Mayweather ganó ayer en Las Vegas con claridad y por decisión unánime de los tres jueces el esperado combate de boxeo ante el filipino Manny Pacquiao y alargó su invicto a 48-0.

Bajo control durante todo el combate, Mayweather demostró que tiene motivos para decir que es uno de los mejores boxeadores de la historia y en septiembre podría acabar su carrera como invicto.

“Doy gracias a dios por esta victoria y a los fans. [Pacquiao] es un boxeador tremendo, tuvo sus momentos, pero nosotros hicimos lo que teníamos que hacer”, afirmó el campeón de la pelea que unificaba tres títulos de campeón del mundo del peso welter.

 

Los jueces lo dieron como ganador por 116-112, 116-112 y 118-110.

El primer asalto mostró un Pacquiao más tímido de lo habitual y fue Mayweather el que lanzó más golpes y el que impactó más en el filipino, que en el segundo ya se mostró más agresivo.

Mayweather no está acostumbrado a ser más alto que sus rivales, por lo que hoy parecía más poderoso, lo que le hizo ir en busca de golpes y no sólo basar su estrategia en la defensa, su gran arma.

El estadounidense lanzó la derecha con precisión sobre el cuerpo del filipino, cuya batería de golpes se perdía en el vacío. Pacquiao fue ganando en agresividad, pero no en eficacia.

En el cuarto asalto se vio ya al Pacquiao habitual, despiadado con una ruleta de golpes ante Mayweather, que durante unos segundos se cubrió la cara como podía, tendido sobre las cuerdas. Después, la zurda del filipino alcanzó por primera vez de lleno la cara del rival en el golpe más potente de la noche hasta ese momento.

En el quinto, Pacquiao estuvo de nuevo muy pasivo, y Mayweather empezó a “correr” y a evitar al oponente. Pareció un asalto de transición con el estadounidense, el campeón invicto, en control.

Pacquiao, que ganó más de tres kilos desde el pesaje del viernes hasta la pelea, regresó de nuevo a su ritmo vertiginoso en el sexto, pero el invicto, contra las cuerdas, se defendía con paciencia.

Durante la semana había clamado que era más inteligente. Parecía demostrarlo al decir “No, No” a su rival tras defenderse de la batería de golpes del filipino, que tuvo el apoyo mayoritario del público en el MGM Grand, que gritó varias veces “Manny, Manny”.

Mayweather padre y entrenador aleccionó con crudeza al final del sexto a su hijo y pupilo, que se mostró un poco más agresivo.

El estadounidense mostró su perfil más estratégico a partir del octavo asalto, seleccionando mejor los golpes y siendo más efectivos. ¿Qué valorarían más los jueces: actividad o acierto? El primer factor favorecía a Pacquiao, el segundo a Mayweather.

El filipino se empezaba a quedar sin tiempo. Los analistas daban clara ventaja al estadounidense a falta de tres asaltos, pero sólo tres jueces decidían y su resultado sólo se conocería al final.

Mayweather, rápido de reflejos como siempre, esquivaba todo girando la cabeza y dando un veloz paso atrás. Pacquiao, con cautela, temía su contragolpe.

El undécimo asalto comenzó con una derecha de Mayweather que impactó de lleno en el rostro de Pacquiao. Todo parecía decantado a favor del estadounidense.

El filipino sólo tenía un asalto, tres minutos, para buscar el KO, única manera de ganar el combate ante un Mayweather en control absoluto, como en casi todas las 47 peleas anteriores que había ganado.

Parecía un imposible y lo fue. Mayweather sigue siendo invencible y con motivos para clamar ser uno de los mejores boxeadores de la historia. A falta de seis segundos ya celebró con el brazo en alto. Al acabar, se subió a las cuerdas como vencedor. Quedaba la confirmación, que llegó segundos después.

MAYWEATHER, EL INVENCIBLE

No es querido, pero es invencible. Floyd Mayweather confirmó que es el gran boxeador de su generación con un incontestable triunfo ante Manny Pacquiao en un combate que le da tantos millones como razones para escribir su nombre en los libros de historia.

“No, no”, dijo a su rival en pleno ring, en el séptimo asalto, una clara muestra de que él manda tanto dentro como fuera del cuadrilátero, donde las acusaciones de violencia machista ensucian un palmarés inmaculado de 48-0.

No será la mejor persona y la violencia contra sus parejas lo sitúan, de hecho, entre las malas, pero eso no importa en el boxeo, que no resiste ningún juicio ético, ni en el “show-business”. Mayweather domina mundos como hizo hoy con Pacquiao, al que venció por decisión unánime.

Presume de ser el deportista que más dinero gana y lo es. Sólo el sábado se embolsó al menos 180 millones de dólares. Presume de ser el más inteligente y lo es. Lo volvió a demostrar hoy ante 16.500 espectadores abiertamente hostiles y ante millones en todo el mundo.

Entró al ring último, como mandaba el contrato, acompañado de Justin Bieber, el cantante canadiense que, como el boxeador, acumula tanto amor como odio. Dos iconos, dos símbolos de la sociedad del año 2015 para bien o para mal.

“Soy un boxeador calculador. Fui más inteligente”, se autoconfirmó tras 36 minutos de pelea que no le dejaron demasiadas heridas. La superioridad fue tal que parece imposible pensar en que haya un Mayweather-Pacquiao II en septiembre, cuando tendrá lugar la última pelea profesional del estadounidense con 38 años.

Mayweather presume de muchas cosas, pero ahora que se acerca el final de su carrera está especialmente orgulloso de que su cerebro esté intacto. Su criticada estrategia defensiva le ha permitido alargar su carrera durante 19 años, ganar mucho dinero y evitar en el futuro el daño que otros púgiles sufren.

“Tras estar en el deporte durante 19 años lo principal es que voy a poder dejarlo y tener todavía una mente ágil. No he tenido grandes batallas, que es algo que afecta a tu cuerpo”, afirmó orgulloso esta semana en Las Vegas, adonde volverá en cuatro meses para dejar el ring con un 49-0, igual que el mítico Rocky Marciano.

“Si continúa, tarde o temprano perderá”, dijo esta semana su padre y entrenador, Floyd Sr., y el hijo va a hacerle caso. “Tengo ya casi 40 años, he estado en el deporte 19 años y he sido campeón 18 años, me siento muy agradecido”, afirmó hoy.

“No lo echaré de menos. Ya no es lo mismo, ya no siento pasión y amor por el boxeo”, dijo sincero en la medianoche de Las Vegas, sobre un ring ya despiezado y ante las tribunas ya vacías del MGM Grand.

Pocos minutos antes se había subido a unas cuerdas ya desaparecidas para autocelebrarse y reivindicarse, como hizo luego antes los medios. “Ahora os tenéis que comer vuestras palabras”, lanzó ante los aplausos de su troupe.

Nadie le puede echar en su cara bonita una derrota. La última -muy controvertida- fue en semifinales de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, antes de ser profesional, antes de convertirse en “Money” Mayweather. En 2015 y tras lo que se embolsó en la pelea repetirá como deportista mejor pagado de la lista de la revista “Forbes”.

Esta semana se jactó de haber ganado 11 millones en 48 horas gracias a “inversiones inteligentes”. Es prepotente y engreído, pero al parecer con motivos.

“Si ganamos haremos una labor social al boxeo”, había dicho Freddie Roach, entrenador de Pacquiao, la víspera de una pelea que presentó como el bien contra el mal.

Mayweather, que hoy aseguró ser tan buena persona como el ídolo nacional filipino Pacquiao, pasó en junio de 2012 dos meses en la cárcel por violencia machista contra la madre de tres de sus cuatro hijos. Un diario estadounidense lo definió hace años como “el mayor imbécil del deporte”. “La gente paga por ver al chico malo”, dice, aceptando el papel.

Sólo es ejemplar dentro del cuadrilátero, donde es el más inteligente, donde de momento es invencible.

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