De Luis Miguel a Radiohead: La desaparición como estrategia de marketing

03/05/2016 - 12:00 am
En la imagen, Thom Yorke, líder de la banda británica Radiohead. Foto: Shutterstock.
En la imagen, Thom Yorke, líder de la banda británica Radiohead. Foto: Shutterstock.

No podía ser distinto: ya nos tiene acostumbrados la banda británica liderada por Thom Yorke a sorpresivas estrategias de marketing que refuerzan el interés que despierta cada nuevo disco. Desaparecer entre la multitud, crear misterio, construir atmósferas insondables, siempre es eficaz…y divertido.

Ciudad de México, 3 de mayo (SinEmbargo).- Suele decir Steven Spielberg que la también conocida como Meca del Cine es mucho más grande que su mala reputación.

“Hollywood tiene una reputación terrible, pero no se lo merece, Hollywood tiene mucha lealtad. En Hollywood hay muchas personas que creen en los valores, pero sólo leemos acerca de las malas noticias que surgen de allí”, ha declarado el famoso cineasta.

La reciente película de los hermanos Coen, Hail, Cesar!, es un homenaje a todo lo malo de Hollywood, es decir, a aquello que ha constituido su verdadera esencia y sobre lo que está todavía asentada gran parte de eso que se conoce como “mundo del espectáculo”.

Bueno o malo, no puede negarse que esos mecanismos de marketing que han rodeado de ilusión –o falsedad, según como se lo quiera ver- el showbusiness, han persistido hasta nuestros días con una extraña y poderosa hidalguía.

Hasta nos gusta ese tejido de tul que envuelve a la farándula y que la convierte muchas veces en una expresión de irrealidad que necesitamos ver como tal. De la fabricación de estrellas en los ’50, hasta las fotografías privadas hackeadas de los celulares de los famosos, ha corrido mucha agua en el océano del espectáculo, pero algunas estrategias de marketing todavía muestran su eficacia en forma pertinaz.

Una de ellas es sin duda jugar a la reticencia, es decir, no mostrarse demasiado y destacarse más por la ausencia que por la acumulación de entrevistas o visitas a programas demasiado vistos; jugar al misterio, a lo insondable.

A veces impulsados por un odio genuino al mundo de las celebridades u otras por cierta personalidad caprichosa que reniega de aquello que le da de comer, muchas estrellas del cine son –cómo decirlo- inalcanzables o volátiles.

Allí está el enorme Daniel Day Lewis, considerado a menudo el mejor actor del mundo contemporáneo y quien solo realiza una película cada dos o tres años, con las que suele ganar una postulación al Oscar segura y a veces la propia estatuilla, estableciendo un récord extraordinario al respecto.

Su compatriota Robert Pattinson, el joven actor de Crepúsculo, padeció durante dos años una fuerte depresión, a causa –según reveló- de no saber qué hacer con la fama mundial ganada de un día para el otro.

El insoportable Shia LaBeouf, un tipo talentosísimo con el que es difícil trabajar y que odia el estatus de celebridad al punto de aparecer en una reciente alfombra de La Berlinale con una bolsa de papel en la cabeza que tenía la siguiente leyenda en el frente: “ya no soy famoso”, lo que –evidentemente- lo hizo más famoso todavía.

O Johnny Depp, quien aprendió de su ídolo Marlon Brando todas las estrategias del misterio y que decidió irse a vivir a Europa para alejarse de la presión mediática de la que se sentía víctima en Los Ángeles.

El fastidio de Kirsten Stewart, que aparece en todos los acontecimientos sociales y de moda más relevantes del planeta, para luego poner cara de pocos amigos e incluso insultar a los paparazzi que la persiguen.

Las atribulaciones de Daniel Radcliffe, la estrella de Harry Potter, que se queja porque no puede sacarse a su personaje de encima.

Ya lo dijo el comediante estadounidense Cuba Gooding Jr., (sí, el mismo de “¡Show me the money!” en la película Jerry Maguire), cuando en el show del inglés Graham Norton que transmite la BBC, no se solidarizó con las quejas de Daniel Radcliffe y le hizo ver que hay personas que tienen problemas más graves que el de un astro del cine que no consigue todavía sacarse su personaje mítico de las espaldas.

–Hombre, tienes poco más de 20 años y ya eres rico por varias generaciones. ¿Qué importa si la gente todavía te relaciona con el mago?, dijo Cuba ante un demudado Daniel.

En nuestro mundo, el que ha llevado hasta el paroxismo ese recurso ha sido el cantante Luis Miguel, quien es conocido como “el artista de los misterios”, no sólo por el escándalo que desde edad temprana ha rodeado su vida personal –por caso la extraña desaparición todavía no resuelta de su joven madre-, sino también porque en lo profesional siempre ha optado por mantenerse alejado del ojo público, una acción que ha conseguido, como es lógico y esperable, el efecto contrario.

Hoy, incluso, no se sabe si está gravemente enfermo, si está perdido para siempre en el oscuro y tenebroso universo de las adicciones, si volverá a cantar como antes, si alguna vez logrará encarrilar su oficio luego de suspender invariablemente y por causas no demasiado explícitas los compromisos de actuación que había asumido mucho tiempo ha.

Y QUE DESAPARECE RADIOHEAD

Todo esto viene a cuento porque este fin de semana cobró calor y color la noticia de que la banda de rock británica Radiohead había borrado todo su rastro en Internet, eliminando las entradas en su web, así como en las redes sociales Twitter, Instagram y Facebook y desatando así rumores sobre la llegada de su nuevo disco, que se esperaba en junio.

Además, algunos fans recibieron por correo tarjetas con el logo del grupo y un misterioso mensaje, informó el diario británico The Guardian.

El mensaje decía: “Sing a song of sixpence that goes. ‘Burn the Witch’. We Know where you live” (algo así como “canta la canción de seis peniques que dice ‘quema a la bruja’. Sabemos dónde vives”.

Ya en otras ocasiones el grupo del vocalista Thom Yorke protagonizó llamativas publicaciones de discos, por caso en 2011, cuando produjo un periódico con su álbum The King of Limbs y en el disco anterior, In Rainbows, en 2007, cuando ofreció descargas en Internet a cambio de una donación voluntaria.

Los chicos de Radiohead, a menudo enfrentados con la industria, siempre disidentes y contestatarios, saben como pocos los medios que hay que utilizar para conseguir colocar un disco en el ojo del huracán y en el límite de ansiedad de los fans. En los asuntos del marketing musical y parafraseando una vieja canción popular, “tienen la sartén por el mango y el mango también”.

LA DESAPARICIÓN DE UN ESCRITOR

Una inusitada y eficaz estrategia de desaparición fue también la usada por el escritor francés Michel Houellebecq en 2014,  cuando desde las redacciones de periódicos y agencias querían saber el paradero del último genio de la literatura francesa, ganador en 2010 del Premio Goncourt por su novela El mapa y el territorio.

El autor de La posibilidad de una isla y de la reciente Sumisión había desaparecido. Algunos hablaron de un secuestro por parte de Al Qaeda, recordando las amenazas que le hizo un musulmán trasnochado por los textos de Plataforma, la polémica novela dedicada al turismo sexual que Houellebecq publicó en 2002.

El autor, que había declarado aquello famoso de que el Islam era “la religión más idiota”, fue llevado a juicio por sus declaraciones y luego absuelto de todo cargo, aunque no se siente todavía demasiado seguro en el mundo, por lo que mudó su residencia de París a Lanzarote y de esta isla española a la inaccesible isla de Bere (de apenas 200 habitantes), ubicada en el extremo sudoeste de Irlanda.

No faltaron los rumores disparatados en torno a una posible abducción por parte de los extraterrestres, inspirados seguramente en la personalidad atrabiliaria del escritor, tan raro siempre, tan fuera de la norma, que a veces pareciera perder su condición humana.

Con las “costumbres asesinas” de las redes sociales no tardaron aparecer muchos Michel Houellebecq muertos por aquí, por allá y por Twitter, pero lo cierto aunque envejecido de una forma que impresiona, él estaba todavía entre nosotros, entre otras cosas, para promover un filme.

Efectivamente El secuestro de Michel Houellebecq es una película de Guillaume Nicloux, donde el escritor se pone frente a la cámara, en una actividad que parece realmente haber cooptado sus ya de por sí diezmadas energías, a causa del alcohol y del tabaco, sus dos grandes compañeros de la vida.

Se trata de lo que el propio director calificó de “comedia” y que fue leída de ese modo por la crítica europea, que aclamó el filme con frases tan rimbombantes como “Desternillante. Houellebecq hace la comedia que ya no hace Woody Allen” (Juan Sardá, El Mundo) o “Un juego de un alto nivel intelectual para reírse de tontos y listos” (Mateo Sancho, EFE).

En la ficción, tres hombres fornidos y escasamente letrados lo capturan en el ascensor de su casa y se lo llevan a una finca en las afueras de París, donde lo tratan con mucha amabilidad mientras esperan que alguien -la incógnita sobre la identidad del liberador se mantiene durante toda la película- pague el rescate.

CUANDO DESAPARECER ES LA ÚNICA OPCIÓN POSIBLE

A veces desaparecer no es una estrategia para la fama, sino la única opción posible en una existencia por demás atribulada, tal como le pasó a la mítica Greta Garbo (1905-1990), quien dejó la actuación cuando tenía apenas 36 años de edad, al no poder soportar las críticas desfavorables por su trabajo en la película de 1941, La mujer de dos caras.

El enorme Gene Hackman ganador de dos Oscar –uno como mejor actor en French Connection y otro como secundario en Los imperdonables, el prodigioso filme de Clint Eatswood-, dejó la actuación en 2008, para dedicarse de lleno a la literatura y la pintura.

¿DÓNDE ESTARÁ STEPHEN FRY?

En 1995, la prensa dio a conocer la desaparición del comediante y escritor Stephen Fry, el célebre protagonista de Wilde. ¿Las razones? Una profunda depresión a causa de las malas críticas por una obra de teatro que animaba en Londres.

El hecho inspiró, sin ninguna motivación de marketing ni siquiera porque se conocieran, al cantautor brasileño Zeca Baleiro, quien compuso el tema “Stephen Fry”, que diera sustancia a su disco de 1997  Por Onde Andará Stephen Fry?

Pocos años después, actor y músico realizaron una entrevista pública en la que ambos se prodigaron elogios mutuos y donde el británico confesaba que desde que escuchó la canción en su homenaje, no podía dejar de tararearla.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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