Colombia en los cuartos de final vive la alegría de la victoria, pero no olvida al mártir Andrés Escobar

03/07/2014 - 12:00 am
Colombia no olvida a su futbolista-mártir. Foto: EFE
Colombia no olvida a su futbolista-mártir. Foto: EFE

Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).- Hace 20 años de una ignominia, de un crimen que puso en vilo al futbol mundial y de la muerte de un jugador que hoy es considerado con toda justicia un verdadero mártir.

El recuerdo del colombiano Andrés Escobar, muerto por seis disparos de un sicario que quiso tomar “venganza” por el autogol en el Mundial de Estados Unidos 1994, se levanta con toda su fuerza en un ambiente de euforia alrededor de la selección “cafetera”, que al mando del argentino José Pekerman, acaba de acceder a los cuartos de final de la Copa Brasil 2014.

Era un zaguero elegante y parsimonioso, medía 1,87 metros de altura y si aquel borracho que hizo los disparos no se hubiera cruzado en su camino, probablemente estaría en Brasil comentando los partidos del Mundial para algún medio de comunicación, como lo hacen ex jugadores de su generación como Faustino Asprilla, Freddy Rincón y Jorge Bermúdez.

¿Olvidar o recordar? ¿Hace bien en los momentos de alegría? Para Bermúdez “las cosas malas no se recuerdan en los momentos positivos”, según dijo a la agencia dpa en un reportaje confeccionado para evocar la figura del futbolista asesinado.

De todos modos, “nunca lo vamos a dejar de pensar ni de sentir como nuestro. Todos los triunfos de Colombia serán de alguna manera también de él. Donde esté, seguramente lo estará disfrutando”, aclaró el jugador conocido como “El Patrón”.

En 1994, Colombia había llegado al Mundial de los Estados Unidos como firme candidata al título. Sin embargo, no pudo pasar la primera fase, entre otras cosas por un autogol de Andrés Escobar frente a la escuadra anfitriona, acontecido el 22 de junio de 1994, fecha en que sin saberlo había firmado también su sentencia de muerte.

Escobar, entonces de 27 años y con un contrato casi listo para fichar por el Milan de Italia, se estiró para impedir un pase, pero tuvo la mala fortuna de que con la pierna derecha desvió el balón hacia el arco que defendía Óscar Córdoba.

Colombia perdió 2-1 ante el equipo local y en el partido anterior había caído por 3-1 frente a Rumania. Aunque en el último choque de su grupo derrotó por 2-0 a Suiza, la suerte ya estaba echada, recuerda el periodista Rodrigo Ruiz Tovar, de dpa.

En aquella época los carteles de la droga controlaban algunos equipos de fútbol, entre ellos América de Cali, Atlético Nacional de Medellín y Millonarios de Bogotá, en los que buscaban blanquear parte del dinero proveniente de sus actividades ilegales.

AMENAZADO DE MUERTE

En medio de amenazas a su vida, Andrés Escobar regresó a su país de origen y el 1 de julio fue a bailar a una discoteca en Medellín, la ciudad donde había nacido el 13 de marzo de 1967.

Un hombre pasado de tragos, que resultó ser guardaespaldas de unos sujetos acusados de ser narcotraficantes, lo increpó varias veces por el autogol. El jugador perdió la paciencia y le respondió, pero su asesino sacó un revólver y lo mató de seis balazos.

El recuerdo del jugador asesinado. Foto: EFE
El recuerdo del jugador asesinado. Foto: EFE

Aunque desde entonces circulan versiones que indican que la verdadera razón del crimen no fue el autogol sino supuestos coqueteos entre el jugador y una mujer que acompañaba al asesino, lo cierto es que la violencia le arrebató a Colombia en ese momento a uno de sus futbolistas más queridos.

El autor del asesinato fue sentenciado a 43 años de prisión, pero solo cumplió 11 y quedó en libertad por tener un buen comportamiento en la cárcel.

En la víspera, el periódico colombiano El Espectador publicó el estremecedor relato del fiscal del caso, Jesús Albeiro Yepes, quien admite que el hecho fue “muy duro”, porque “además de ser un gran jugador”, Andrés Escobar era conocido como “el caballero de las canchas”.

“Tenía un temperamento pacífico y era de esos que hacía faltas fuertes y se devolvía a presentar excusas. ¡Cómo olvidar su gol en Wembley! Lo de Andrés tiene todos los rasgos de una tragedia griega. Era querido por todo el país. Y en la selección, único. Terrible todo”, dice Yepes.

“El Mundial aún no había acabado y esa muerte provocó una indignación internacional. Hasta un minuto de silencio hubo en algún juego. No habían pasado ni 10 días desde su autogol en el juego con Estados Unidos y su muerte multiplicó la vergüenza de Colombia en una época en la que Medellín era sinónimo de sicarios en moto, poderes criminales y narcotráfico”, agrega.

El crimen de Andrés Escobar requirió sólo un día para su resolución. El asesino fue Humberto Muñoz Castro, chofer de los hermanos Gallón Henao, paramilitares y narcotraficantes en la época más violenta de Colombia.

“Ese día aprendí el poder de un Estado: si tiene voluntad y decisión es posible descubrir hasta el más planeado de los crímenes. El poder del Estado es infinito. Para resolver este caso hubo un despliegue de poder pocas veces visto en Colombia, quizás en dos o tres crímenes. Entendí entonces que el Estado lo puede todo, lo que pasa es que no le da la gana o la negligencia es total”, afirma Yepes en su testimonio al periódico El Espectador.

“Los Gallón presentaron el tema como un error del conductor bajo el argumento de que estaba medio dormido y que cuando se despertó consideró que estaban en peligro y por eso actuó en su defensa. Esa teoría pendeja tuvo eco en la segunda instancia”, afirma el fiscal.

El asesino fue condenado a 48 años de cárcel, pero sólo cumplió 12. Foto: EFE
El asesino fue condenado a 48 años de cárcel, pero sólo cumplió 12. Foto: EFE

“El conductor Muñoz fue condenado a 43 años de cárcel, pero no pagó ni 12. Desde 2005 está libre. Los Gallón fueron sentenciados por encubrimiento. Años después otro de sus hermanos fue extraditado a Estados Unidos y en 2010 Santiago fue condenado por financiar al paramilitarismo”, agrega.

“Colombia todavía no ha superado la muerte de Andrés. Yo todavía me pregunto quién mató a Andrés Escobar. La respuesta simple y plana es que lo mató el señor Muñoz Castro. Pero eso no responde el problema. El problema es por qué un hombre como Muñoz Castro mata de esa manera y la respuesta no puede ser sino una sola: porque somos una sociedad habituada a la cultura de la mafia”, concluye.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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