Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) difundió un comunicado en el que informó que las Misioneras Apostólicas del Sagrado Corazón, Enedina Bertha Rincón, Juana Guzmán y Enedina Ávila Hernández, sufrieron un asalto en su propia casa, durante la noche del pasado 29 de junio, en la comunidad de Palomares, municipio Matías de Romero, Oaxaca.
De acuerdo con la Diócesis de Tehuantepec, las tres religiosas de la tercera edad fueron amarradas y amordazadas en su propia casa, ubicada en el anexo al templo de San Isidro. Fueron liberadas hasta el día siguiente por sujetos desconocidos.
Los delincuentes huyeron, pero antes robaron dinero en efectivo, teléfonos, una cámara fotográfica, así como las llaves de la camioneta y de la casa de las monjas.
El hecho indignó a las poblaciones aledañas. La Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo bloqueó la carretera transístmica desde las 10 de la mañana del miércoles, impidiendo el tránsito hacia el estado de Veracruz.
Los habitantes de la región exigieron a las autoridades reforzar la seguridad, pues han sido víctimas de constantes asaltos que, denuncian, han quedado impunes.
“Esta agresión se suma al robo con violencia y a mano armada que sufrió hace nueve meses el párroco de esa misma población (Victorino López Nolasco), quien también fue golpeado, amarrado y amordazado. Porque no son los únicos casos, pero si reflejan el grado de violencia que se vive ahí”, dijo la Diócesis de Tehuantepec.
El sacerdote, que fue brutalmente golpeado en la cabeza en el ataque de septiembre pasado, se había recuperado y estaba de vuelta en el trabajo de su parroquia cuando hombres armados retuvieron como rehenes a las tres monjas durante horas. También ellas fueron gravemente golpeadas, de acuerdo con un reporte del diario Christian Today.
El Obispo de Tehuantepec, Oscar Campos Contreras, acusó a las autoridades de no hacer lo suficiente para detener los ataques.
“Observamos con tristeza e indignación que esta violencia no se ha combatido de manera oportuna o efectiva. La indiferencia, la imparcialidad, y en ocasiones con la complicidad de las instituciones públicas y la sociedad misma, se ha tolerado y fomentado el crecimiento de la criminalidad”, aseguró el religioso.
“No podemos evitar nuestra responsabilidad para erradicar este mal que terminará destruyendo el desarrollo social e incluso la vida de muchas personas, incluyendo a la vida de nuestros jóvenes. Por esta razón, como ciudadanos y como creyentes tenemos tomar una posición en contra de todo tipo de la violencia”, señaló el Obispo al diario católico.
“Pedimos a las autoridades, que son responsables de la protección de la seguridad de los ciudadanos, que hagan su trabajo para erradicar este mal social, que parece estar expandiéndose como una plaga en nuestra región”.
GRAVES ATAQUES A RELIGIOSOS EN MÉXICO
En el año 2014, según el Vaticano, más sacerdotes católicos fueron asesinados en México que en cualquier otra parte del mundo. Al menos tres sacerdotes fueron asesinados en Guerrero, vecino a Oaxaca.
El padre Omar, del Centro Católico Multimedia, le dijo al diario que la Policía etiqueta de inmediato los ataques a los religiosos como “delito del fuero común”, a pesar de que los mismos se acompañen de vandalismo o profanación de sus iglesias.
Además, abundó que las investigaciones oficiales al respecto son “muy raras”.
El sacerdote destacó el impacto de este tipo de ataques contra la libertad religiosa, incluyendo que los sacerdotes bajo la amenaza tienen que dejar su parroquia, y en algunos casos, cerrarlas.
Hasta el momento las autoridades no han logrado determinar si los religiosos católicos son objetivos específicos para las organizaciones criminales o si son víctimas de los niveles delictivos tan altos que prevalecen en algunas zonas del país.