Ciudad de México, 3 de agosto (SinEmbargo).- Mientras el universo deportivo nacional se rasgaba las vestiduras por la salida intempestiva de “El Piojo” Herrera, ahora flamante ex entrenador del seleccionado nacional, algo más importante pasaba en el contexto de nuestro balompié.
La final de la Copa Libertadores, cuyo primer partido se disputaba en Monterrey entre los Tigres y el River Plate, de Argentina, era el testimonio de una circunstancia histórica jamás antes vivida por algún equipo mexicano.
Aun con el resultado cero a cero que no hizo justicia a la creatividad en ataque del que hace gala el aguerrido equipo regiomontano, aun cuando existe la posibilidad de que el partido de vuelta –el próximo miércoles en el Monumental- quede en manos de los anfitriones, hasta un subcampeonato en la Libertadores es mérito relevante en la historia del futbol mexicano.
Y el gran factótum de la hazaña en uno de los torneos más antiguos del continente tiene nombre y apellido: Ricardo “Tuca” Ferretti, el explosivo entrenador de Tigres, ex jugador de futbol nacido en Río de Janeiro, Brasil, hace 61 años, nacionalizado mexicano y uno de las figuras más controvertidas de nuestro deporte.
Ahora, gracias entre otras cosas a su buen papel en la Libertadores, es el nombre que más fuerte suene para reemplazar a Miguel “Piojo” Herrera, despedido por la Femexfut luego de que agrediera física y verbalmente al periodista de deportes Christian Martinoli en el aeropuerto de Filadelfia, la semana pasada.
Sin embargo, no es la primera vez que Ferretti es convocado por los popes del futbol nacional para que se haga carga de la escuadra tricolor. Al contrario, fueron cuatro las oportunidades en que el ex técnico de Los Pumas de la UNAM fue llamado por el máximo organismo regulador de nuestro balompié y en todas la respuesta fue un no rotundo.
Llegó a decir con su léxico colorido y refractario que en su lista de anhelos le parecía mejor ocuparse como barrendero que de entrenador de la selección mexicana, lo que es muestra de su carácter revulsivo y su temperamento ingobernable.
A propósito de temperamentos: si los vientos huracanados de “El Piojo” le costaron el despido en el seleccionado, son las tempestades nunca disimuladas de Ferretti lo que le han impedido hasta ahora aceptar el reto.
“No me estén chingando” fue la respuesta dada a Decio De María, flamante titular de la Federación Mexicana de Futbol en reemplazo de Justino Compeán, cuando el “Tuca” fue convocado por cuarta vez para ocupar el sillón del entrenador nacional.
EL TUCA, FAVORITO PARA DIRIGIR EL TRI
Una encuesta del periódico El Universal establece que uno de cada cuatro aficionados en México tiene al Tuca Ferretti como favorito para dirigir el seleccionado nacional de futbol, seguido muy lejos por Víctor Manuel Vucetich, quien estuvo sólo en dos partidos previos al Mundial Brasil 2014. El uruguayo Gustavo Matosas es el tercero en la lista, aunque es poco probable que deje su flamante puesto en el Atlas.
Hablar de Ferretti, apodado Tuca porque esa es la primera palabra que pronunció cuando comenzó a hablar, es hablar de un hombre con una personalidad arrolladora, crecido bajo las premisas de una formación militar, la que sin duda le ha dado ese manejo férreo de los grupos que le ha tocado dirigir.
No es un técnico de muchos títulos: tiene tres de Liga, Verano 1997 con el Guadalajara, Clausura 2009 al frente de los Pumas y Apertura 2011 en los Tigres, pero su impronta va más allá de las medallas y por eso es considerado como entrenador de un seleccionado sin cabeza que deberá disputar un amistoso en Salt Lake City el 4 de septiembre contra Trinidad y Tobago y otro, el 8 del mismo mes, frente a Argentina en Dallas.
La prueba de fuego llegará el 9 de octubre frente a Estados Unidos en Pasadena, por un cupo a la Copa Confederaciones Rusia 2017 y, claro, no hay que olvidar que el Mundial 2018 está a la vuelta de la esquina.
Ferretti es un hombre que regaña a los futbolistas, a los medios, a los dirigentes, un estilo que no le ha impedido siempre tener un club para dirigir y que siempre, extrañamente, ha evitado el despido.
Una de las cosas que más se valora de su personalidad vertiginosa es la carencia de temor frente a los directivos del futbol mexicano, ante quienes no tiene empacho de cuestionar una medida que no le parece ni de criticarlos cuando considera que la institución privilegia los caminos del mercantilismo más que los del futbol.
Dicen los que lo conocen a fondo que es un hombre tierno en su interior y que su imagen es la de un ogro que ladra mucho, pero jamás muerde.
En lo futbolístico, sólo basta ver lo bien que juega Tigres de Monterrey para saber que con el “Tuca”, tenemos al menos garantizados la diversión y el nada despreciable “jogo bonito”.
