El día en que Macondo salió de la ficción y cautivó a 500 mil almas

04/05/2015 - 2:40 pm
Foto: Cuartoscuro
El mundo que inspiró al padre del realismo mágico Foto: Cuartoscuro

Bogotá, 4 may (dpa) – “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”, escribió García Márquez en Cien años de soledad, sin imaginar que Macondo se convertiría en el lugar al que todos quieren ir.

Con mapa en mano, Lorena, una joven fanática de la obra del escritor colombiano Gabriel García Márquez, comienza el recorrido por Macondo, nombre que lleva un pabellón de más de tres mil metros cuadrados en la Feria del Libro de Bogotá dedicado a ese pequeño poblado ficticio en el Caribe colombiano en donde la familia Buendía vivió “Cien años de soledad”.

“Macondo se vive completamente aquí, el olor, la música, los bailes, la gallera, las fotografías, las mariposas, las historias ¡todo! Yo puedo decir que Macondo es real hoy más que nunca”, dice entre risas la joven, que durante 13 días ha asistido sin falta al evento literario para “conocer de cerca quién fue Gabo”.

Como ella, más de 500 mil visitantes rompieron el récord de asistencia de la Feria. En un solo día, cerca de 65 mil personas ingresaron a Macondo. Las filas eran interminables y en el inmenso mar de caras que se veía adentro, el invitado de honor brillaba con luz propia.

“Vale la pena venir, esto sólo se podrá vivir una sola vez”, afirma Juan David, fotógrafo, quien siente “nostalgia de saber que García Márquez ya no está físicamente, pero sí espiritualmente”.

El mundo que inspiró al padre del realismo mágico, quien conquistó con cerca de una treintena de escritos entre novelas, cuentos, reportajes, crónicas, artículos, discursos y guiones de cine a millones de lectores en todo el mundo, estuvo presente allí.

Conversatorios, exposiciones, fotografías, sabores, colores y bailes fueron los encargados de hacer de Macondo una realidad desde el pasado 21 de abril hasta hoy, cuando el viaje cierra con una “tarde macondiana” al estilo de ese poblado de la ficción.

Los vallenatos de Rafael Escalona, fallecido compositor colombiano que fue muy cercano a Gabo, fueron los encargados de darle el cierre y la despedida a Macondo.

El “Vallenato Nobel”, dedicado por Escalona a García Márquez, se cantó al unísono en medio de los aplausos y la ovación de quienes se autodenominaron “Gabodependientes”.

Una gallera fue recreada cada tarde para recordar entre risas, lágrimas y letras al Premio Nobel de Literatura 1982. La poesía, el cine, el vallenato, el papel de la mujer en “Cien años de soledad”, el humor y hasta anécdotas desconocidas de Gabo fueron protagonistas en una pequeña parte del homenaje que Colombia le dio a su más célebre representante.

Platos como “sopa de camarón y verdolaga” y “escabeche de conejo”, inspirados en la obra del escritor que se despidió para siempre el 17 de abril de 2014, así como los objetos mágicos que los gitanos llevaron a Macondo, completaron el ambiente “chévere y caribeño que todos pudimos imaginar leyendo a Gabo”.

“Gabo y Macondo resumen y reflejan cómo somos los colombianos, la alegría y la celebración que siempre nos invade a pesar de lo que estemos viviendo”, explica Ana, una bibliotecaria que visitó la feria con su nieto de dos años y que en medio del recorrido muestra su preocupación por el robo de un ejemplar de la primera edición de “Cien años de soledad”, que era exhibida bajo llave en la Feria.

“Me siento indignada con lo que pasó. No saben el valor, no sólo material sino histórico, que un documento como ese tiene para la humanidad”, asegura la profesional en bibliotecas al referirse al texto que Gabo le regaló al reconocido librero Álvaro Castillo, quien lo prestó como parte al homenaje que se le rinde al escritor.

Voceros de la Feria y autoridades judiciales afirman que el hecho está siendo investigado “a profundidad” debido a que la obra, que tiene un especial significado por ser una de las 8.000 publicadas en 1967 y estar firmada por García Márquez, “hace parte del patrimonio cultural de Colombia”.

El recinto, que a pesar de su gran tamaño se quedó pequeño para albergar la inmensidad de Macondo, encerró también revelaciones como las hechas por Gabriela Polit y José Montelongo, especialistas del Harry Ransom Center de la Universidad de Texas, donde reposan los archivos personales de García Márquez.

“Los archivos de Gabriel García Márquez estarán a disposición de todos; tanto del investigador más importante del mundo, como de un aficionado cualquiera que quiera verlo”, sostuvo Montelongo durante un conversatorio.

Estudiantes, niños, ancianos, jóvenes, escritores, maestros y lectores no olvidarán el día en que Macondo salió de la ficción para llenar de magia el vacío que sólo “un grande de las letras” como Gabo dejó y que desde donde esté, como lo cantó Escalona, “también te manda las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia”.

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