Microhistorias: Carreño y su manual de comportamiento

04/07/2015 - 12:01 am

Autora: Karla Motte

En la segunda mitad del siglo XIX entre la élite mexicana proliferaron unos librillos que describían puntualmente una serie de normas del comportamiento “correcto” en sociedad. En ellos se desplegaban descripciones muy meticulosas sobre diferentes escenarios de convivencia, así como la forma adecuada en la que las personas debían sobrellevarlos. Debido a que los autores de este tipo de manuales describieron con gran detalle cada regla y situación, al paso del tiempo resultan lecturas muy curiosas sobre la vida cotidiana de un sector de la población decimonónica. Si bien estos materiales iban dirigidos a un sector muy específico, constituido por las clases media y alta, al paso del tiempo se popularizaron y constituyen una ventana singular para acercarnos a la normatividad social de la época, profundamente ligada a la moralidad católica.

Los manuales describieron las buenas costumbres y etiqueta.
Los manuales describieron las buenas costumbres y etiqueta.

Uno de los manuales de comportamiento más difundidos fue el Manual de urbanidad y buenas costumbres, escrito por el pedagogo venezolano Manuel Antonio Carreño y publicado por primera vez en Nueva York 1853. Se trata de un libro que contiene una serie de reglas de civilidad, con especificaciones para diversas situaciones y dirigida tanto a hombres como mujeres, en forma de recomendaciones para actuar con educación, moralidad y orden.

En el contexto del siglo XIX, con el trasfondo de las ideas propias del evolucionismo y el darwinismo social que consideraban que había superioridad de algunos individuos sobre otros -de la misma forma en que sucedía en las especies naturales-, los manuales de comportamiento se arraigaron bajo la noción de que la urbanidad formaba parte de un orden civilizado, en donde las buenas formas eran también una manifestación de superioridad.

Los manuales de comportamiento iban dirigidos a la élite.
Los manuales de comportamiento iban dirigidos a la élite.

El Manual de Carreño fue muy exitoso e inclusive se ha reeditado en numerosas ocasiones y se ha difundido en diferentes países de habla hispana. También se realizó una versión abreviada capaz de posibilitar la memorización para ser útil y llevada a la práctica fácilmente. Los temas tratados eran: el aseo y la vestimenta; el comportamiento en diferentes lugares como el hogar, la calle, el templo, el trabajo o la escuela; cómo tratar a las visitas y a todos los semejantes; la forma de comer, de tomar los cubiertos o de charlar en la mesa; los juegos, la correspondencia, etc. Una parte muy importante y con la que abre este manual, fueron los deberes para con dios, pues la religión era un elemento fundamental en el esquema moral del siglo XIX, sobre todo entre las clases acomodadas. Además consideró también que todo varón debía de guardar deberes hacia los padres y hacia la patria.

El Manual de Carreño.
El Manual de Carreño.

Por otra parte, la urbanidad según Carreño, es: “el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro, y elegancia a nuestras acciones y palabras”. Por eso, como complemento de los deberes de cada individuo, la muestra de urbanidad formaba parte del esquema del buen comportamiento. Entonces, la descripción da pie a diversas enseñanzas claramente diferenciadas entre hombres y mujeres, quienes asumían un papel distinto en cada espacio social y debían regirse por reglas específicas. Decía, por ejemplo, que a la mujer se la habían concedido “grandes privaciones y sacrificios y de gravísimos compromisos con la moral y con la sociedad”. Bajo este esquema, hombres y mujeres debían actuar distinto y en espacios separados.

El Manual contemplaba el comportamiento en diferentes espacios.
El Manual contemplaba el comportamiento en diferentes espacios.

La importancia de las normas que diferenciaban géneros, clases sociales y labores a partir del comportamiento se asentó en una sociedad con grandes diferencias entre las clases y con una fuerte influencia de la religión. En su momento no fueron sólo una serie de recomendaciones, sino un corpus normativo que reflejaba el ímpetu de un sector social por alcanzar y demostrar el progreso, trasfondo del discurso del orden político del México de finales del siglo XIX. Si quieres conocer más sobre las normas y recomendaciones de urbanidad de Carreño, puedes consultarlo aquí.

Publicado por Wikiméxico / Especial para SinEmbargo

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