¿Otra película del Mayo del 68 en Francia? Sí. Y parece que Olivier Assayas sorprenderá

04/09/2012 - 12:00 am

Por María Luz Climent Mascarell

Venecia (dpa) – ¿Una película que da vueltas al tema del Mayo del 68? ¿Otra vez? Muchos críticos en el Festival de Venecia acudían con escepticismo a ver “Something in The Air”, la nueva película de Olivier Assayas, sin embargo esa sensación se disipó al término de la proyección con el aplauso que recibió el director francés.

“Es una película sobre mi adolescencia”, dijo Assayas en rueda de prensa, quien señaló que ya hizo una primera aproximación más poética, más abstracta en una de sus primeras películas (“Cold Water”, 1994), pero ahora se trata de una visión “más realista” de aquella época.

“Something in the Air” se centra en un grupo de estudiantes de secundaria de la periferia de París en 1971. Son adolescentes de clase media que están fuertemente implicados en política y que creen que la revolución podrá mejorar el mundo en el futuro. Cada uno de ellos escoge la forma en que quiere contribuir a ese cambio integrándose en colectivos de diversa índole política, pero siempre dentro del espectro de la izquierda.

Harto de ver la tendencia que se ha impuesto de películas sobre adolescentes en las que se destaca ese aspecto más caricaturesco de la fiestas y los ligues, Assayas (París, 1955) ha rodado una cinta en la que los “acontecimientos han sido colocados en su sitio” y retrata esa gran fe que desde la ingenuidad estos adolescentes tenían en el futuro, en los cambios que podían y debían llegar.

Un tono melancólico recorre la historia, en referencia a esa melancolía con fuertes ganas de vivir que Assayas sentía en aquella época. “En el fondo -dijo- fue una época bastante triste debido a la preocupación constante por los asuntos políticos”.

Además, el director rinde un claro homenaje a la contracultura, todas esas manifestaciones de arte que se presentaban fuera de los canales convencionales u oficiales. En los años 70, recuerda Assayas, los medios de comunicación que existían eran diferentes. En la actualidad, la información se ha democratizado para bien y para mal. “Se ha perdido el sentido de minoría activa”, subrayó el cineasta, que consigue llevar a la gran pantalla la complejidad y la espontaneidad de unos años de agitación y esperanza.

Al final de la película se reivindica “el poder del arte”, su capacidad de recuperar lo que se ha perdido, agregó el director de “Les destinés sentimentales”, “Demonlover” o la miniserie de televisión “Carlos”, que compite por primera vez en la carrera por el León de Oro.

Takeshi Kitano, sin embargo, es un rostro conocido del certamen italiano, donde concurre por quinta vez con “Outrage Beyond”, la segunda entrega de una saga de películas sobre la Yakuza (la mafia japonesa), un tema que retomó en 2010 con “Outrage” tras haberlo apartado durante años.

Centrada en la lucha entre clanes de la Yakuza, cuyo enfrentamiento es alentado por un policía corrupto para poner freno a uno de los clanes más poderosos, “Outrage Beyond” es un “relato verdadero” de lo que ocurre en Japón. Es una película sobre la sociedad japonesa, dijo Kitano, distinguido en 2003 en Venecia como director por su particular relato de los samurais en “Zaitochi”, en la que él mismo daba vida a un samuari ciego.

Kitano, que durante años ha trabajado con éxito en numerosos programas de televisión, ha producido, dirigido e interpretado esta película de manufactura clásica en la que las nuevas generaciones de la Yakuza se desmarcan de la tradición para avanzar en la escala jerárquica, saltándose el sentido del honor y las leyes internas que rigen.

Aunque tal vez un poco menos sangrienta que en otras ocasiones, “Outrage Beyond” cuenta con más diálogos, pero no faltan escenas crueles como cuando matan a un hombre colocándolo delante de un lanzapelotas automático cuyas bolas son como proyectiles que van directamente a la cabeza de la víctima. “Los seres humanos son raros, pueden ver escenas brutales y reírse”, comentó el director, que ya tiene escrito el guión de la tercera parte.

“Hay personas que están muy obsesionadas con este tema (la Yakuza) y aprecian las cosas que hago” explicó el cineasta, que ahora tiene que equilibrar el grado de entretenimiento que requiere toda película a fin de poder seguir rodando. “No soy un director apreciado en Japón, donde no tengo muchos espectadores”, me siguen más en el extranjero.

A Kitano le “gustaría hacer películas más artísticas”, pero también reconoce que si no le pusieran freno sería tan extremo que acabaría por no tener espectadores.

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