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Una MP de Xalapa “calmó” a madre de desaparecida: es bonita y el crimen no “dañará la mercancía”

04/09/2016 - 6:44 pm

Xóchitl Celeste Castañeda se encuentra desaparecida desde el 5 de febrero de 2013. De acuerdo con algunas versiones, su novio era “un halcón”, trabaja de taxista y hasta droga le han encontrado en su automóvil. Tenía tres niñas y era madre soltera. 42 meses después, su familia sigue esperando justicia mientras el personal de la Fiscalía los consuela diciendo que no se preocupen “porque si la reclutó el crimen organizado no le pueden hacer daño; ellos no ofrecerían mercancía maltratada”.

Con base en la Carpeta de Investigación 43/2013, Xóchitl Celeste dejó a dos de sus hijas en la entrada de sus escuelas, avisó a los conserjes que regresaría puntual para la hora salida, pero jamás lo hizo. Foto: Especial.
Con base en la Carpeta de Investigación 43/2013, Xóchitl Celeste dejó a dos de sus hijas en la entrada de sus escuelas, avisó a los conserjes que regresaría puntual para la hora salida, pero jamás lo hizo. Foto: Especial.

Por Miguel Ángel León Carmona

Ciudad de México, 4 de septiembre (SinEmbargo/BlogExpediente).- “Señalo a un taxista como posible responsable de la desaparición de mi hija. Fue su novio y alguna vez le dijo que trabajaba como gavilán o halcón. La Fiscalía lo llamó a declarar, van dos veces que le encuentran droga en su taxi; pero contesta que es para su consumo. Y pues ahí anda, libre, como si nada”, sentenció la madre de la víctima en entrevista para BlogExpediente.

Es el caso de Xóchitl Celeste Castañeda Hernández, desaparecida desde el 5 de febrero de 2013 en Xalapa, Veracruz. El sujeto referido como su pareja sentimental declaró jamás haber conocido a la joven de 25 años, argumento que ha resultado válido para que la Fiscalía General del Estado descarte alguna posible responsabilidad

Sin embargo, la madre de Xóchitl Castañeda asegura que ante el ministerio público se ofrecieron referencias personales del taxista. Además, sus nietas lo señalaron como “el novio de su mamá”, en un retrato que los elementos ministeriales consiguieron del sospechoso.

“Yo me hubiera quedado tranquila si en la declaración de esta persona hubiera dicho que sí fue su novio, pero que terminaron antes de que mi niña desapareciera, alguna mentira así. Pero ¿por qué negó ocho meses de relación? y además contrató a una abogada para presentarse a declarar” señala la señora Castañeda, así será referida por seguridad.

A tres años de la desaparición, el indicio que aportó la señora Castañeda es el único presente en la Carpeta de Investigación 43/2013. Fue hasta el pasado mes de julio cuando Luis Ángel Bravo Contreras reportó que su personal ya había obtenido la sábana de llamadas del teléfono de Xóchitl, para así conocer a quién llamó y por dónde caminó antes de desaparecer hace poco más de 42 meses.

Por su parte, la madre cuenta que en alguna de sus visitas a Servicios Periciales, para saber si entre los cadáveres no localizados se encontraba su hija, una funcionaria le recomendó “que no se preocupara, porque Xóchitl es muy bonita y si el crimen organizado la reclutó no le pueden hacer daño, pues no ofrecerían mercancía maltratada”.

“Esa gente es insensible, no parece humana. Yo me enojé y le dije que como no me iba a preocupar, pues si su teoría era cierta quien va a estar tranquila cuando su cuerpo es utilizado en contra de su voluntad” acusa la entrevistada con una molestia evidente.

Así el panorama en el caso Xóchitl Celeste, una desaparición que va más allá de la omisión por parte de las autoridades veracruzanas, pues a la fecha tres pequeñas permanecen desvalidas. La señora Castañeda cuenta derramando quejidos que si comen es gracias a una asociación civil que les regala alimentos cercanos a caducar. De parte del gobierno del Estado de Veracruz y de la misma Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) la familia ha obtenido nada.

“MI HIJA DESAPARECIÓ CUMPLIENDO SUS LABORES DE MAMÁ SOLTERA”

Con base en la Carpeta de Investigación 43/2013, dictada ante el ministerio público de Xalapa, Veracruz, Xóchitl Celeste dejó a dos de sus hijas en la entrada de sus escuelas, avisó a los conserjes que regresaría puntual para la hora salida, pero jamás lo hizo.

“Yo me entero que mi hija desaparece como a las 5 de la tarde del martes 5 de febrero de 2013, cuando una de las maestras nos avisan por teléfono que si sabían de Xóchitl, pues las niñas estaban desesperadas porque no llegaba”.

Los familiares, extrañados ante los hechos, se dieron a la tarea de llamar por teléfono a la joven madre, pero su equipo ya estaba descolgado. “Caminamos por donde ella acostumbraba, preguntamos en hospitales, cárceles, por todos lados, pero no había señales de mi niña” cuenta la mujer de la entrevista.

De acuerdo con señas dictadas por personas que vieron a Xóchitl el martes 5 de febrero, vestía un pantalón de mezclilla azul marino, zapatos de tela de estilo floreados y una blusa negra, características que se replican en carteles del Colectivo Por la Paz Xalapa, al que la señora Castañeda se haría integrante con el paso de los años.

XÓCHITL, LA MUJER BELLA QUE SE ENAMORÓ DE UN HALCÓN

Fue en una tarde rutinaria, la señora Castañeda escuchaba de su hija que las cosas en su negocio dedicado a la venta de zapatos y productos de belleza iba a la alza, que las niñas cada vez eran más grandes y bellas, sin embargo, de repente Xóchitl confesó un secreto de su reciente enamorado. “Me dijo que trabajaba como gavilán o halcón”.

“Yo le dije que ni siquiera me lo fuera a presentar; que a esa porquería de gente no la quería en mi casa. Le insistí que era un peligro andar con ellos, pero ella me contestaba que ese era bueno. No la pude convencer, su problema es que es noble y soñadora” se lamenta la entrevistada.

Tras la desaparición de Xóchitl Castañeda, la madre se enteró por terceras personas que seguido se le veía con el taxista en el antro La Cantinita. “Dicen que cuando las amigas querían tomar fotos para subirlas al Face, él siempre se volteaba y casi no le gustaba convivir con nadie”.

De acuerdo con la señora Castañeda, algo similar a una maldición en Xóchitl fue su belleza. Dueña de una figura curvilínea, de un metro con 75 centímetros, sin tomar en cuenta las zapatillas puntiagudas que gustaba de moldear. Talla nueve, presume su mamá. No hacía falta el rímel ni el labial en la mujer de 25 años; su cabello negro y ondulado por debajo de los hombros, enamoraba a más de uno.

Como seña particular en la joven madre destacan dos tatuajes; un escorpión que adorna su espalda y un Ave Fénix a la altura de la cintura. “Mi hija además de un físico de envidia tenía presencia, de verdad. Pienso que eso fue su problema, ya ve que a esos hombres les gusta tener a las más guapas con ellos”.

Belleza de ensueño, a la que la madre añade una manera de ser bondadosa y solidaria. “Cuando me enfermaba me decía que me arreglara y pasaba luego por mí para llevarme al doctor. Otras veces me decía que no hiciera de comer y llegaba a la casa con un pollo o con despensa”.

“Hubiera preferido mil veces haber encontrado a mi hija muerta de cualquier forma, pero saber a dónde poder ir a llorarle. Si tomo agua, pienso que ella puede tener sed. Si como, sabrá Dios le de hambre. Yo tengo una cama y de ella no sé si por lo menos la dejen dormir. Es horrible el sufrimiento que vivimos como madres”, asegura la mujer inconsolable.

“AHORA COMEMOS DE LO QUE NOS DAN REGALADO”

Con la ausencia de Xóchitl Celeste se derivó un compromiso para la señora Castañeda: hacerse cargo de tres pequeñas. Su empleo como empleada doméstica, apenas le retribuye 400 pesos semanales. “Con lo que gano en una semana no me alcanza ni para llevarlas a la escuela”.

La entrevistada, relata con un llanto de impotencia, que a casi un mes de haber iniciado el ciclo escolar para sus estudiantes de jardín de niños, primaria y secundaria los reportes escolares avisan que ya es momento de mandarlas con uniformes y no vestidas de civiles.

“Yo qué más quisiera, joven, pero me piden libros, cuotas y encima de todo, uniformes. Simplemente no puedo con tanto. Cómo extraño a mi Cochito (como se refiere la madre a Xóchitl de cariño) ahí también me doy cuenta que no está con nosotros”.

Finalmente, la señora Castañeda relata que en ocasiones sus ingresos no le son suficientes siquiera para la canasta básica. La asociación civil, Banco de Alimentos Maná Xalapa, cada mes dona a la familia alimentos que de acuerdo con la historia de la ONG “son aquellos que las empresas ya no comercian”.

“Es muy duro ver cómo mis nietas me dicen: ¿Y ahora qué más falta que nos pase, abuela? Van creciendo golpe tras golpe, sin dinero, sin comida, sin uniformes y pasan los años y siguen esperando a su mamá”, es todo lo que las lágrimas permiten emitir a la señora Castañeda.

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