El próximo 14 de marzo se presentará en la Ciudad de México el Informe de Impactos Psicosociales del Caso Ayotzinapa. Este informe toma su nombre, “Yo sólo quería que amaneciera”, del testimonio de uno de los estudiantes sobrevivientes, porque refleja el horror de aquella noche, que se propaga hacia las víctimas y la sociedad mientras no se esclarezcan los hechos y el paradero de los estudiantes desaparecidos, y se sancione a los responsables.

Este trabajo se deriva de una recomendación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en su segundo informe. En seguimiento a esta recomendación se conformó un equipo interdisciplinario coordinado por Fundar, con el objetivo de documentar los impactos psicosociales de los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala para los diferentes grupos de víctimas (estudiantes sobrevivientes, familiares de los estudiantes privados de la vida, estudiantes heridos y sus familias, y en los familiares de los estudiantes normalistas víctimas de desaparición forzada). Asimismo, este informe da cuenta de las graves afectaciones a la salud de los familiares de los estudiantes desaparecidos, documentadas por los médicos de la Red 43, que ya cobraron la vida de doña Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello.

La presentación del informe, originalmente planeada para el 20 de septiembre del 2017, fue suspendida debido al sismo que sacudió la Ciudad de México y otros estados del país. En ese contexto, el equipo que participó en la elaboración del informe se unió a la movilización de la sociedad civil para apoyar con lo que sabemos hacer, acompañar a la gente que esperaba que los cuerpos de sus seres queridos fueran rescatados. Los familiares no recibían información oportuna sobre las labores de rescate y eran sometidos a un maltrato absurdo producto de la descoordinación de las autoridades. Circulaban rumores de que los cuerpos recuperados eran llevados en secreto a hacia otros lugares y constatamos una vez más que la organización de las víctimas es fundamental frente a las catástrofes naturales, sociales y políticas.

Fue ahí, al pie del derrumbe de Álvaro Obregón 286, que escuché decir a la tía de una muchacha atrapada entre los escombros: “nos van a desaparecer a nuestros familiares, nos van a desaparecer como a los 43”. Entendí entonces la pedagogía de la desaparición forzada y la impunidad, el mensaje de miedo que permea hacia la sociedad: todos somos desaparecibles. Cada vez que no se investiga y sanciona una desaparición, nos volvemos aún más desaparecibles.

Este informe retoma las palabras de las víctimas para hablar sobre el dolor de una herida que se profundiza con la impunidad y se expande con el tiempo, hasta llegar a las siguientes generaciones. Pero también habla de la organización, la solidaridad y el amor de los familiares que han dejado todo para buscar a sus hijos. Nos interpela sobre los daños que la desaparición produce para cientos de familiares organizados en colectivos en todo el país, y que luchan cada día para no aceptar lo inaceptable, exigir la aparición de todas las personas desaparecidas en México y que estos hechos no se repitan. Es por esto que el informe propone, contra la pedagogía de la desaparición, una pedagogía de la esperanza.

Este trabajo sólo fue posible gracias a la confianza de las víctimas y el apoyo del Centro Prodh, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y Serapaz, así como de familiares de personas desaparecidas que pertenecen a diferentes colectivos del país. A ellos y ellas nuestro agradecimiento.

El informe será presentado el próximo 14 de marzo a las 10 am en el Centro Cultural Tlatelolco.

Fundar

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Centro de Análisis e Investigación, para la capacitación, difusión y acción en torno a la democracia en México.

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