Modi llega a China meses después de que el presidente de la potencia asiática, Xi Jinping, viajara a la India el pasado septiembre, cuando ambos países firmaron una veintena de acuerdos comerciales de menor calado de lo esperado y se comprometieron a resolver sus disputas fronterizas.

China y la India, los dos países más poblados del mundo, y el tercero y séptimo, respectivamente, más extensos del planeta, comparten casi 3.500 kilómetros de frontera en los que se reclaman mutuamente varios territorios, lo que en 1962 les llevó a la guerra. Mientras la segunda economía mundial reclama parte del estado nororiental de Arunachal Pradesh, la India reivindica el área de Aksai Chin, en Cachemira y bajo control chino.

Las incursiones militares de una y otra parte son frecuentes en estas zonas donde persisten disputas heredadas de la época colonial.

La visita de Modi a China, esperada desde hace meses, se produce semanas después de que Xi viajara a Pakistán a mediados de abril, donde firmó acuerdos por un valor de 28.000 millones de dólares para un nuevo corredor económico que abre una puerta terrestre al Mar Arábigo para el gigante asiático.

Se trató de la primera visita oficial de un mandatario chino a este país en nueve años, y, pese a que Pekín defendió que sus relaciones con Islamabad benefician a la región, la cercanía entre ambos ha despertado siempre el recelo de países como la India, enfrentado históricamente a Pakistán.

Modi viaja a Pekín la próxima semana invitado por su homólogo chino, Li Keqiang, según apunta hoy el breve comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de la potencia asiática.