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Dolia Estévez

05/05/2017 - 12:00 am

Intervención electoral

Washington es el maestro del doble mensaje. Insiste en que su  política es no intervenir en los asuntos internos de México, pero hay hechos concretos que sugieren lo contrario. Tras los reñidos comicios de 1988, por ejemplo, fuerzas anónimas estadounidenses, en aparente coordinación con el PRI, lanzaron una feroz campaña negra contra Cuauhtémoc Cárdenas, a […]

Sin el fraude de 1988, la alternancia hubiera ocurrido doce años antes y México se hubiera ahorrado el legado de corrupción, asesinatos políticos impunes, el descalabro del peso y la despiadada apertura del TLCAN. Foto: Cuartoscuro

Washington es el maestro del doble mensaje. Insiste en que su  política es no intervenir en los asuntos internos de México, pero hay hechos concretos que sugieren lo contrario. Tras los reñidos comicios de 1988, por ejemplo, fuerzas anónimas estadounidenses, en aparente coordinación con el PRI, lanzaron una feroz campaña negra contra Cuauhtémoc Cárdenas, a quien el PRI-gobierno le había usurpado la elección.

En octubre de ese año, en medio del creciente descontento popular contra la imposición de Carlos Salinas de Gortari, siete de los principales diarios de EU—incluidos The New York Times, The Wall Street Journal y Los Angeles Times–publicaron desplegados de página entera alertando contra una inexistente insurrección comunista en México, orquestada por el “subversivo” hijo del General Cárdenas. Acusaban a Cárdenas de instigar a la guerra civil para impedir el ascenso de Salinas a la presidencia. Publicado en inglés y español, miles de panfletos con el texto fueron distribuidos en el Capitolio. El costo total se estimó en 220 mil dólares, equivalente a 470 mil dólares actuales.

A la fecha no se sabe a ciencia cierta quien estuvo detrás del manifiesto firmado por el fantasmal Comité para el Mejoramiento de las Relaciones EU-México. Investigaciones periodísticas teorizaron que la campaña fue coordinada entre individuos no identificados de la derecha estadounidense y el PRI. También se publicó en El Heraldo de México y El Norte de Monterrey.

La narrativa era similar al mensaje que usaba el PRI para instigar miedo. Luis Donald Colosio, dirigente del PRI, le dijo al embajador Charles Pilliod que “Cárdenas estaba en peligro de ser cooptado por los comunistas” y que el PRD, fundado por Cárdenas, “tomó de modelo la estructura del viejo Partido Comunista Mexicano”, según cable confidencial de 1989.

El auge de Cárdenas provocó un terremoto político que se sintió en Washington. Era la primera vez que el monopolio presidencial del PRI era desafiado. Pilliod pronosticó que pese a la turbulencia electoral, el PRI volvería a ganar. Fue acusado de “intervención verbal”.

Cables desclasificados también revelan que el gobierno de Ronald Reagan sabía que Salinas era profundamente impopular, pero confiaba en que ganaría, “quizá con fraude electoral”, dice un memorando dirigido al entonces Secretario de Estado.

Cuando le pregunté al ex Embajador John Negroponte si Salinas ganó con fraude, me respondió que, según información de la Embajada, sí ganó, “pero la magnitud del triunfo se exageró”. Gobernación le dio casi 20 por ciento de ventaja sobre Cárdenas.

Tres lustros después, de la Madrid confirmó lo que The New York Times llamó “uno de los fraudes electorales más flagrantes en tiempos modernos”. En una tardía confesión, reveló haber ordenado suspender el conteo para impedir el triunfo de Cárdenas. El resto es historia.

Aprovechando una visita de Cárdenas a Washington esta semana, le pregunté si después de tantos años conoce con precisión en que consistió la sospechada intervención de EU en las elecciones de 1988. “De EU no tengo ninguna referencia, no tengo ningún indicio porque el fraude se cometió directamente por parte del gobierno de México, con Miguel de la Madrid en la Presidencia, Manuel Bartlett en Gobernación y un sistema paralelo de conteo de votos. Éste tenía la información real y la que presentaban públicamente era otra”, respondió con su habitual mesura.

Me dijo que no tiene idea de quien pudo haber financiado la campaña de desplegados en EU. Le comenté que es importante saber como referencia histórica. “Lo se—aceptó–pero no tengo información. Ni tampoco me ha interesado buscarla.”

Traigo el relato a colación porque Morena dice no descartar un escenario de intervención contra su abanderado Andrés Manuel López Obrador. “La posibilidad de que EU intervenga es real y concreta”, soltó Berta Luján, presidenta del Consejo Nacional de Morena durante una visita a Washington. Lujan declinó “elucubrar” respecto al tipo de intromisión, limitándose a señalar que EU tiene un historial de intervenciones y estuvo detrás del asesinato de Francisco Madero hace más de 100 años. Se refirió al tono intervencioncita del secretario John Kelly cuando advirtió contra el efecto negativo que tendría la victoria de un “izquierdista antiamericano” en México.

Cárdenas me dijo que si bien los datos a los que tuvieron acceso dicen que ganó la elección, “no hay manera de tener certeza, pues desaparecieron incluso las boletas electorales”. ¿Qué  hubiera pasado si lo hubieran dejado ganar? “No sabemos que hubiera pasado”, respondió.

Sin el fraude de 1988, la alternancia hubiera ocurrido doce años antes y México se hubiera ahorrado el legado de corrupción, asesinatos políticos impunes, el descalabro del peso y la despiadada apertura del TLCAN. Decía Bertrand Russel que la historia es la suma de aquello que hubiera sido evitable.

Twitter:@DoliaEstevez

Dolia Estévez
Dolia Estévez es periodista independiente en Washington, D.C. Inició su trayectoria profesional como corresponsal del diario El Financiero, donde fue corresponsal en la capital estadounidense durante 16 años. Fue comentarista del noticiero Radio Monitor, colaboradora de la revista Poder y Negocios, columnista del El Semanario y corresponsal de Noticias MVS. Actualmente publica un blog en Forbes.com (inglés), y colabora con Forbes México y Proyecto Puente. Es autora de El Embajador (Planeta, 2013). Está acreditada como corresponsal ante el Capitolio y el Centro de Prensa Extranjera en Washington.

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