¿Por qué policías de EU le disparan a afroamericanos? La ciencia trata de explicarlo

06/01/2015 - 12:05 am

Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).– ¿Son los seres humanos racistas por naturaleza? El inconsciente puede traicionar incluso a las personas que se consideran más imparciales debido a una necesidad evolutiva por categorizar las cosas, animales y al resto de la gente, y por la inevitable afiliación a grupos.

El 9 de agosto pasado, el afroamericano de 18 años Michael Brown murió con tres tiros disparados desde el arma del policía blanco Darren Wilson. El joven iba desarmado y, según testigos, fue atacado mientras tenía las manos arriba, señal que se tomó como símbolo de protesta para los miles de ciudadanos estadounidenses que consideraron el acto como racista.

A pesar de que las versiones del suceso difieren, así como las muestras de apoyo y de repudio hacia el policía, existen dentro de la psicología social algunas pruebas y estudios que ayudan a medir las asociaciones automáticas que las personas tienen guardadas en la memoria.

Una de estas herramientas es el Test de Asociación Implícita (IAT, por sus siglas en inglés), el cual ayuda a medir las habilidades de los participantes para reconocer, distinguir y diferenciar, por ejemplo, caras con tez blanca de las de tez obscura, o rostros europeos de otros afroamericanos.

En conclusión, la prueba puede medir los prejuicios raciales que no se pueden controlar conscientemente, al pedir emparejar en cuestión de segundos, los rostros con palabras como “mal”, “feliz”, “horrible” y “paz”. Mientras las caras y las letras parpadean en la pantalla, los examinados tienen que categorizarlas.

En estos estudios, que se pueden realizar en línea, hasta un 51 por ciento de quienes los realizan resultan con una “fuerte preferencia automática” por los rostros que lucen europeoamericanos, por encima de los afroamericanos, aún cuando conscientemente las personas aseguran no tener prejuicios.

Uno de los manifestantes en Missouri. Fotografía: EFE
Uno de los manifestantes en Missouri. Fotografía: EFE

David Amodio, neurocientífico cognitivo del departamento de psicología de la Universidad de Nueva York, dice al diario Mother Jones al respecto: “Es como si estuvieras en una bicicleta que va cuesta abajo y sientes que vas más rápido. Así que puedes decir: ‘Yo sé que así no es como quiero salir de aquí, pero no hay otra opción de respuesta’ “.

Es decir, entre más rápido se contesta, mayor vinculadas están ambas categorías en la mente.

El escritor y periodista científico Chris Mooney, escribió en el mismo diario su sorpresa al someterse a estas pruebas en tres ocasiones, “cuando las palabras negativas y caras negras están emparejadas, eres un mejor y más rápido categorizador. Lo que sugiere que los mensajes racialmente sesgados de la cultura a tu alrededor han dado forma al propio cableado del cerebro”.

“Un cuerpo impresionante de investigación psicológica sugiere que los hombres que mataron a Brown y (Trayvon) Martin no necesitan haber sido racistas manifiestos conscientes para hacer lo que hicieron (aunque pudieron haberlo sido). Lo mismo ocurre con las multitudes que acuden a apoyar el tirador cada vez que estas tragedias se hacen públicas”, escribe en el artículo titulado “The Science of why cops shoot young black men (‘La ciencia de porqué los policías disparan contra los jóvenes negros’)”, en Mother Jones.

Al respecto, citan al psicólogo Brian Nosek de la Universidad de Virginia: “No tiene porqué ser la intención, no tiene porqué ser el deseo, podría ser incluso el deseo en la dirección opuesta. Pero aún así pueden ocurrir resultados sesgados”.

Nosek explica que no se nace con prejuicios raciales y es posible que ni siquiera hayan sido “enseñados” en casa o en el entorno escolar y vecinal; sin embargo, estas ideas preconcebidas se basan en “muchas de las mismas herramientas que ayudan a nuestras mentes a averiguar lo que es bueno y lo que es malo”, es decir, tienen el mismo fin evolutivo que el clasificar como peligroso a un animal salvaje.

“El problema viene cuando el cerebro utiliza procesos similares para formar opiniones negativas sobre los grupos de personas”, dice el experto.

La buena noticia es que, según estos principios, el cerebro podría entrenarse para pensar en dirección contraria, una vez que se entiendan las razones psicológicas por las que se tienen los prejuicios.

Como se mencionó anteriormente, aunque las personas estén conscientes de que categorizar de esta manera es incorrecto, poco se puede hacer muchas veces con los estereotipos omnipresentes en las culturas sobre todo occidentales.

Tal es el caso de las encuestas realizadas en Estados Unidos en las que cada vez menos habitantes aceptan abiertamente tener opiniones racistas, no obstante, al evaluárseles con preguntas como “¿La gente en estos grupos tienden a ser poco inteligentes o tienden a ser inteligentes?”, se continúa mostrando un fuerte prejuicio hacia las personas de color. Asimismo, otra investigación encontró que un grupo de personas asoció en buena medida el término “negro” con atributos como tener un bajo nivel socioeconómico.

Otro de los estudios de este tipo es el diseñado por el psicólogo Keith Payne, luego del asesinato del guineano Amadou Diallo a manos de un policía que creyó ver un arma en lugar de una cartera en las manos del migrante africano, la llamada “Prueba de Identificación de Armas”, en la que al igual que en la IAT, se muestran en una pantalla imágenes en cuestión de segundos, tras las cuales se tiene que presionar uno de dos botones, uno en caso de que se vea una herramienta o el otro si se identifica un arma. Si el sujeto tarda mucho en apretar alguno de los dos, se despliegan letras mayúsculas que dicen: “TOO SLOW” (“Muy lento”).

Una de las imágenes mostradas en la prueba de Identificación de Armas. Foto: Mother Jones
Una de las imágenes mostradas en la prueba de Identificación de Armas en el caso Ferguson. Foto: Mother Jones

No hay mucho tiempo para pensar, pero al igual que en el otro test, esto deja ver lo que las personas tienen guardado en su inconsciente, debido a que en la pantalla no sólo se muestran armas o herramientas, sino que antes de cada una de ellas se deja ver un rostro, que puede ser de tez clara o de tez obscura.

Si se es más preciso para identificar armas después de ver una cara afroamericana que luego de mirar una caucásica, eso sugiere que el cerebro asocia las armas, y las amenazas en sí, más con los primeros casos. Lo mismo pasa si se cree que se vio un arma en lugar de algún otro objeto tras ver el rostro de una persona negra.

Lo que las investigaciones anteriores han determinado es que es imposible erradicar el racismo de manera tajante y consciente, mucho menos “formatear” el cerebro humano con todas las categorizaciones y asociaciones que trae a cuestas, sino que, la clave está en el cambio de comportamiento de las personas, una vez que tienen el conocimiento de todos estos aspectos culturales de los que muchas veces ni siquiera están enterados.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video