Un implante cerebral podría hacer realidad la telequinesis, al menos para controlar dispositivos electrónicos

06/03/2013 - 1:00 am

Ciudad de México, 6 de marzo (SinEmbargo).- Aunque la telequinesis es todavía un concepto vago y utópico, la curiosidad que despierta en los seres humanos el control de objetos a distancia es algo de lo que cada vez atrae más a los científicos, al menos para lograr que la humanidad manipule robots con la mente.

Aunque aún es imposible descargar toda la información contenida en un cerebro, este nuevo descubrimiento sitúa las cosas un paso más adelante. Investigadores de la Universidad Brown desarrollaron la primera interfaz cerebro-computadora que no necesita estar conectada físicamente a un ordenador.

Investigaciones anteriores han permitido el desarrollo de controles de cursores en una pantalla de computadora o la manipulación de brazos robóticos. Sin embargo, hasta ahora el movimiento del portador se encontraba limitado porque los dispositivos podían utilizarse de forma inalámbrica, de acuerdo con el Journal of Neural Engineering.

Este sensor cerebral inalámbrico es capaz de transmitir datos neuronales a un receptor externo. El sistema, que ha sido probado con éxito en simios y cerdos por más de un año, podría (eventualmente) permitirle al ser humano controlar dispositivos electrónicos externos con el pensamiento.

Esta nueva tecnología permite al sujeto moverse libremente durante su utilización, permitiéndole al humano un estilo de vida más natural mientras usa el dispositivo. Este aparato puede ser usado también para recopilar datos sobre la actividad cerebral, de esta manera los investigadores pueden ahora estudiar de manera más fácil a animales que porten esta tecnología en un ambiente fuera del laboratorio.

La nueva interfaz cerebro-computadora es aproximadamente del tamaño de una caja de cerillos y se coloca en la parte superior del cráneo del usuario. Un cable delgado conectado a un chip de 100 electrodos se extiende desde el aparato y se implanta a través del cráneo hacia la corteza motora y puede reportar datos de manera inalámbrica a una computadora ubicada a un metro de distancia.

El aparato funciona durante siete horas continuas con una carga de su batería de ion de litio, de 200mAh, la cual puede ser recargada por inducción inalámbrica. El mayor problema aún radica en que no se encuentra lista para pruebas humanas y aún hay que resolver ciertas dificultades como el hecho de que presenta un calentamiento del dispositivo durante la carga, para lo cual la solución más tecnológica posible ha sido darle de beber agua fría a los sujetos de prueba.

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