Ciudad de México, 6 jun (SinEmbargo).- Dalí, siempre Dalí. El artista loco e inclasificable, eterno “como el agua y el aire”, diríamos borgianamente hablando, es el centro de una magna exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Se trata de la muestra Dalí Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, un conjunto de 200 obras centradas mayormente en el periodo surrealista del artista de Figueras, nacido en 1904 y muerto en su ciudad natal en 1989.
La exposiciónn hace especial hincapié en el método paranoico-crítico desarrollado por el pintor como mecanismo de transformación y subversión de la realidad
Con la colaboración de instituciones de Nueva York, Bélgica, París, Florida y Filadelfia y de coleccionistas privados, se hizo posible exponer en toda su magnificencia la obra del pintor, pensador, escritor y creador de gestos proverbiales de libertad artística.
Salvador Dalí, el gran maestro del surrealismo, se expresa en 11 secciones con pinturas, dibujos, material documental, fotografías, manuscritos, revistas, películas y filmaciones que ponen al descubierto su personalidad controvertida.
Entre las obras más representativas en la exposición están “La persistencia de la memoria” (1931); “Construcción blanda con judías hervidas” (Premonición de la Guerra Civil) (1936).
De la Tate Modern se muestra “Metamorfosis de Narciso” (1937) y de los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica, “La tentación de San Antonio” (1946).
“Alucinación: seis imágenes de Lenin sobre un piano”, 1931 (Centre Pompidou, París); “El Ángelus de Gala, 1935 (The Museum of Modern Art, Nueva York); “Bañistas”, c. 1928 (The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida); “Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo”, 1943 (The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida) y “Symbole agnostique” (Símbolo agnóstico), 1932 (Philadelphia Museum of Art, Philadelphia) son otras de las obras expuestas.
LO OBSERVADO Y PERCIBIDO
La curadora es Montse Aguer, quien señala que esta exposición ofrece la posibilidad de analizar la obra artística de Dalí y los diferentes lenguajes que utiliza.
“Mostrarnos sus poéticas. Su mejor creación no se circunscribe sólo a la invención de las formas, sino además, a la invención poética. En este sentido, cabe también destacar a Dalí como renovador del vocabulario surrealista y con un intenso empeño en la investigación del proceso representativo e interpretativo de lo observado y percibido”, dice en entrevista con SinEmbargo.
La muestra se inicia con una sección dedicada a las primeras obras en la que predominan los elementos que marcaron su infancia, como la familia —“Retrato de mi padre” (1925) o “Muchacha en la ventana” (1925)— y el entorno que le rodeó en estos años, como por ejemplo “Acantilados (1926) o “Paisaje de Cadaqués” (1923).
También se incluyen algunos de sus autorretratos que nos acercan a la visión que Dalí tuvo de sí y la que construyó en distintos momentos de su vida, desde “Autorretrato con cuello rafaelesco” (1921) y “Autorretrato Cubista” (1923), hasta la película realizada con Jean-Christophe Averty, Autoportrait mou de Salvador Dalí, de 1966.
La familia, el paisaje y el autorretrato son los ejes que determinan esta época de aprendizaje del artista, en la que su principal preocupación se centra en el color, la luz y la experimentación constante.
Con el título de “La miel es más dulce que la sangre” se marca la llegada del artista a la Residencia de Estudiantes de Madrid a finales de 1922 y su encuentro con, entre otros, Federico García Lorca y Luis Buñuel —con quien colaboró en la película Un perro andaluz (1929)— lo vincula a la Generación del 27, que agrupa poetas, escritores, pintores y cineastas.
En este momento Dalí se inspira cada vez más en las vanguardias y coquetea con diferentes “–ismos”, como el cubismo, el fauvismo o el futurismo.
Ya en plena etapa surrealista, Dalí desarrolla su método paranoico-crítico, que centra esta sección de la muestra, con la presencia de grandes obras como “El Gran Masturbador” (1929), “La persistencia de la memoria” (1931), “Guillermo Tell” (1930) y “El Espectro del Sex-Appeal” (1934).
El método paranoico-crítico le permite revolucionar el surrealismo, ya que ante el automatismo pasivo de este movimiento (el dibujo automático, los cadáveres exquisitos…), el pintor propone un método activo basado en el delirio de la interpretación paranoica.
En otra sección se puede ver la relectura que el artista hizo de “El Ángelus” (1857-59) de Jean-François Millet. La obsesión del pintor por esta obra hace que sea protagonista no solamente de sus trabajos pictóricos y objetos, entre 1929 y 1935, sino también de diversos proyectos teatrales que finalmente no ven la luz:
“El Ángelus de Millet se convierte de súbito para mí en la obra pictórica más turbadora, la más enigmática, la más densa, la más rica en pensamientos inconscientes que jamás ha existido”, escribe Dalí en 1932.
Un año más tarde, en junio de 1933, escribe para la revista Minotaure un artículo que constituirá el prólogo del libro El mito trágico del Ángelus de Millet (1938), inédito hasta 1963.
Otras secciones están dedicadas al rostro de la guerra, el surrealismo después de 1936; América, La vida secreta, Escenarios y El enigma estético.
Visitar la exposición lleva su tiempo. Cada obra requiere la atención de su observador y durante el recorrido se va despejando la personalidad del artista que hizo del surrealismo su tarea y no tuvo límites para su trabajo. Fue libre y dejó huella imborrable en las artes plásticas.
Con información de María Esther Beltrán Martínez, desde España