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Alejandro Calvillo

06/06/2017 - 12:00 am

Con todo respeto Dr. Kershenobich

Cuando no conocemos personalmente a alguien y las únicas opiniones que recibimos sobre esa persona, de quienes si la conocen, son comentarios de reconocimiento y cariño, suelen surgir en nosotros esos mismos sentimientos. Este el caso en mi respecto a usted Dr. Kershenobich, reconocimiento y afecto. Por estos dos motivos le escribo con la única […]

“Dr. Kershenobich, probablemente usted no tuvo conocimiento de estas cartas ni de la discusión al respecto del etiquetado…” Foto: Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición / Cuartocuro

Cuando no conocemos personalmente a alguien y las únicas opiniones que recibimos sobre esa persona, de quienes si la conocen, son comentarios de reconocimiento y cariño, suelen surgir en nosotros esos mismos sentimientos. Este el caso en mi respecto a usted Dr. Kershenobich, reconocimiento y afecto.
Por estos dos motivos le escribo con la única intención de compartir con usted, como director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zurbiran, información que estoy seguro no le ha llegado y que sé es de su interés, ya que está relacionada con el mayor problema de salud pública que enfrentamos: la epidemia de obesidad y diabetes.

Una preocupación desde las organizaciones de derechos de los consumidores y de expertos internacionales en obesidad, de la propia Organización Mundial de la Salud, de la Federación Mundial contra la Obesidad, es la urgencia de que los consumidores tengan acceso a información accesible, entendible y útil en los empaques de los alimentos y bebidas procesados, por lo cual se ha recomendado, como usted bien sabe, etiquetados frontales que permita a los consumidores, de manera muy sencilla, si un producto es alto en azúcares, grasas, sodio y calorías totales.

El 30 de junio de 2015, participó usted, junto con funcionarios de Secretaría de Salud y Cofepris, en un acto por la entrada en vigencia del etiquetado frontal en alimentos y bebidas, que es parte de la Estrategia Nacional para la Prevención y el control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. Este etiquetado, conocido como GDA (Guía Diaria de Alimentación), no es entendible por la población mexicana y representa un riesgo a la salud de la población por el criterio de azúcar que establece.

Este etiquetado frontal fue desarrollado e introducido por la industria de alimentos y bebidas en México desde 2010, nunca fue evaluado ni avalado por un grupo de expertos, ni probado entre la población mexicana. Por acceso a la información solicitamos a COFEPRIS se nos diera a conocer quiénes integraron el grupo de trabajo que estableció este etiquetado y sus criterios nutricionales. En respuesta, por escrito, Cofepris nos informó que no se constituyó ningún grupo de expertos y que tampoco el etiquetado frontal fue probado entre consumidores mexicanos. Referencias a estas cartas y una exposición más detallada de este proceso lo puede encontrar en el documento “Contra la obesidad y diabetes: una estrategia secuestrada”.

https://issuu.com/elpoderdelconsumidor/docs/contra-la-obesidad-y-diabetes_una-e/30

Desde 2010, como organización de la sociedad civil, cuando el etiquetado fue introducido por la propia industria, pedimos al Secretario de Salud de ese entonces, el Dr. Córdova Villalobos, retirar este etiquetado por inducir a un alto consumo de azúcar ya que el criterio de consumo diario era entonces, como sigue siendo ahora, de 90 gramos (360 kilocalorías), cuando la OMS marcaba ya 50 gramos (200 kilocalorías) como máximo de consumo diario para un adulto. Lo advertíamos viendo a nuestro país en los primeros lugares de obesidad y diabetes y con su mayor consumo de azúcar añadidos a través de bebidas azucaradas.

En 2012 presentamos una denuncia ante Cofepris por este etiquetado presentando, en calidad de peritaje, el único estudio realizado para evaluar su comprensión entre consumidores mexicanos de este tipo de etiquetado (GDA), realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública. Participaron en la evaluación del etiquetado, no consumidores comunes, sino estudiantes de primer año de nutrición. El resultado fue que menos del 2% de los estudiantes lo pudieron interpretar cabalmente. El estudio dirigido por el Dr. Simón Barquera también advirtió que el límite de azúcar establecido en ese etiquetado representaba un riesgo a la salud. El estudio se descarga en:

http://elpoderdelconsumidor.org/wp-content/uploads/2015/07/Etiquetado-Evaluaci%C3%B3n-GDA-por-Barquera-y-col.pdf

Cuando Cofepris, que no se había dignado a responder nuestra denuncia contra el etiquetado, anunció que este etiquetado se volvería oficial, protestamos públicamente señalando que además de ser un etiquetado frontal incomprensible iba en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre el máximo de ingesta diaria de azúcar recomendada. Señalamos que el etiquetado era un riesgo a la salud. Funcionarios de Cofepris respondieron declarando que estaban cumpliendo con las recomendaciones de la OMS.

La revista Proceso dio a conocer recientemente dos cartas confidenciales de la OPS/OMS a la entonces Secretaria de Salud, Dra. Mercedes Juan, con copia al entonces Comisionado Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, Mikel Arriola, y al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Dr. Pablo Kuri. Estas cartas pueden descargarse en:

https://cdn.proceso.com.mx/media/2017/02/Scanned-image_02-07-2017-053653.pdf

Estas cartas fueron enviadas el 25 de abril y 15 de mayo de 2014 y dan cuenta de un proceso intenso de comunicaciones entre SS y OPS/OMS donde el organismo internacional y regional señala los problemas de comprensión para los consumidores de este tipo de etiquetado y el problema con el criterio altamente permisivo de azúcar. Esta discusión tendría que haber sido abierta, al menos, con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y el Instituto Nacional de Salud Pública. De hecho, no fue así, lo que sucedió fue todo lo contrario, se estableció lo que algunos columnistas calificaron como ley mordaza por parte de la primera administración de la Secretaría de Salud de este sexenio sobre los investigadores de estos institutos, a partir de los comentarios críticos que expresaron algunos de ellos respecto a los riesgos del etiquetado.

Dr. Kershenobich, probablemente usted no tuvo conocimiento de estas cartas ni de la discusión al respecto del etiquetado, los problemas para su comprensión por el público y el grave riesgo para la salud de la cantidad de azúcar admitida para consumo cotidiano. Sin embargo, por la trascendencia de su opinión y cargo, consideramos importante que conozca esta información.

Tratando de volver esta información accesible a los consumidores en general y mostrar la relevancia que puede tener un etiquetado frontal, mostramos cómo con este etiquetado una Coca Cola clásica de 600 mililitros que contiene más de 63 gramos de azúcar (252 kilocalorías), el equivalente a más de 12 cucharadas cafeteras (5 grs/cucharada), rebasa el máximo establecido para todo un día para un adulto por la OMS (50 gramos o 200 calorías para una dieta de 2,000 calorías). Con el etiquetado GDA establecido en México se informa que esa bebida tiene en azúcar 70% de los nutrimientos diarios. Si se tomara la recomendación de la OMS debería decir 126% del consumo máximo tolerable diario, no 70% de los nutrimentos (sic) diarios Lo crucial es advertir que la recomendación es que el consumo habitual debe estar lo más abajo posible respecto al consumo máximo.

Antes de que se realizara el acto en el que usted participó, invitado para anunciar el inicio de la vigencia del etiquetado frontal, en el propio INCMyNSZ, la Secretaría de Salud ya había recibido las advertencias de la OPS/OMS. Es importante señalar que las observaciones de la OPS/OMS fueron similares a las que habíamos presentado nosotros desde 2010 y también algunos investigadores de los institutos que habían provocado la llamada mordaza.

Ante la evidencia del riesgo que representa este etiquetado que fue alertado por voces muy diferentes, el propio Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el Dr. Pablo Kuri, anunció en un acto por el Día Mundial del Consumidor el 15 de marzo de 2015, que México sería el primero en aplicar las recomendaciones de la OMS sobre consumo máximo de azúcar. En ese momento esperamos, que al menos, se ajustara el criterio de azúcar a lo recomendado por la OMS, pero no fue así y las declaraciones del Dr. Kuri se quedaron en eso. Tres meses después de esas declaraciones se realizó el evento en el INNyCMSZ sin ninguna mención al tema.

La estrategia para la prevención y control del sobrepeso, la obesidad y la diabetes se elaboró de manera caótica, con diversos criterios nutricionales para el impuesto, para la regulación en las escuelas, para el etiquetado y para un sello nutrimental. El ejemplo más claro de las contradicciones entre estas políticas es el caso del sello nutrimental, contradicciones que han vuelto inoperativo este sello. Los criterios nutricionales para poder acceder al sello nutricional que otorga la Secretaría de Salud para que los consumidores puedan identificar un producto como una opción saludable de consumo, son criterios que permitirían que este sello lo portaran alimentos y bebidas que tienen un impuesto por considerarse que contribuyen al sobrepeso y la obesidad. En conferencia de prensa presentamos una muestra de una lista de productos que podrían portar el sello y que tenían el impuesto por alta densidad calórica, que exponían la contradicción entre los diversos criterios. La respuesta ha sido dejar de otorgar el sello bajo esos criterios y no su corrección y que el sello nutrimental haya muerto antes de nacer.

El 30 de junio de 2015 se realizó en el INNCMyNSZ el evento por el inicio de la vigencia del etiquetado frontal, menos de un mes después presentamos un amparo, como organización de consumidores, a nombre de la sociedad en general frente al etiquetado frontal. El 28 de diciembre de 2016 el juez octavo de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México emitió sentencia concluyendo que el etiquetado viola los derechos a la salud y a la información de los consumidores, ordenando a las autoridades responsables mejorarlo en base a las recomendaciones nacionales e internacionales, estableciendo que debe ponerse una leyenda de advertencia en los productos que tengan un contenido de azúcar que rebase la recomendación de la OMS de máximo de consumo de azúcar diario. La sentencia está siendo impugnada por las autoridades, incluso por PROFECO, que debería estar criticando un etiquetado que no es entendible para los consumidores y representa un riesgo a la salud.

La Secretaría de Salud y Cofepris han realizado, más recientemente, reuniones especiales de trabajo con la Organización Panamericana de la Salud en las que se ha tratado el tema del etiquetado frontal. Estas instituciones, Secretaría de Salud y Cofepris han reconocido la necesidad de reformular el etiquetado frontal en eventos nacionales e internacionales. Sin embargo, funcionarios del sector han participado este año en eventos de relanzamiento de la campaña de la industria“Checa y Elige” para que los consumidores puedan entender el GDA que ni los estudiantes de nutrición pueden interpretar. La campaña pide a la población ir sumando a lo largo del día los porcentajes de azúcares, grasas y sal que consume en cada producto, así como las calorías para no rebasar el 100%. Lo anterior supone que los consumidores solo ingieran alimentos ultraprocesados con el etiquetado frontal, que lleven una calculadora y una libreta para apuntar a lo largo del día. El consumo de alimentos preparados en casa, en restaurantes, de frutas y verduras no permite tener esta información por falta de etiquetado. La labor es absurda e imposible, la propia Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de medio camino, 2016, muestra que la población no usa este etiquetado, que en realidad, quienes revisan la información en los productos, revisan más el etiquetado posterior.

Dr. Kershenobich, el etiquetado frontal es incomprensible para los consumidores y representa un riesgo a la salud al promover una ingesta de azúcar que contribuye a la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Al conocer que usted participará en unos días en un foro sobre “Obesidad y Diabetes” consideramos importante compartir esta información con usted y sugerir la importancia de que el INCMyNSZ y el Instituto Nacional de Salud Pública abran un espacio para revisar esta regulación bajo los criterios internacionales, así como la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia y el nivel de cumplimiento de la regulación de estos productos en las escuelas. Estas son las principales regulaciones recomendadas por los organismos internacionales para modificar las condiciones ambientales que impulsan esta epidemia de obesidad y diabetes.

Hemos expresado nuestra mejor disposición para colaborar con la autoridad en esta materia y es nuestra labor mostrar los problemas de fondo que tiene la regulación. Esperamos que compromisos adquiridos por la Secretaría de Salud en materia de regular el conflicto de interés en la elaboración y evaluación de la política frente a la obesidad nos permita entrar en una nueva etapa que ofrezca a los consumidores etiquetados con información veraz, accesible y útil y proteger a la infancia de nuestro país del ambiente obesogénico.

PD. Existen claras muestras de etiquetados más útiles a los consumidores, realizados por grupos de expertos sin conflicto de interés y probados en grupos focales con consumidores. Esta el caso de Ecuador que implementó el etiquetado tipo semáforo y, en especial, el caso de Chile que estableció un etiquetado muy claro que muestra con sellos octagonales con fondo negro si un producto es “Alto en……” azúcares, grasas, sodio, calorías. Realizado por un amplio grupo sin conflicto de interés, coordinado por el Ministerio de Salud y el Instituto de Nutrición y Tecnologías de Alimentos de la Universidad de Chile. Mientras el etiquetado GDA impuesto en México no lo entienden ni los estudiantes de nutrición, el chileno lo entienden hasta los niños pequeños, gracias a que en su diseño se buscó que así fuera, al realizarse grupos focales con niños. En México, Cofepris nos informó que no realizaron ninguna prueba del etiquetado para evaluar su entendimiento. Puede verse el entendimiento de los niños chilenos al etiquetado, incluso, antes de que entrara en vigor: Este es el video con los niños chilenos: https://www.youtube.com/watch?v=okkfjMRHmG4 Además, en Chile la política es integral, si un producto tiene un sello de “Alto en…” no puede entrar a las escuelas y no se puede publicitar entre 6 am y 10 pm en programas infantiles de televisión y no puede portar en sus empaques ni en publicidad en otros medios ningún elemento de atracción especial para los niños, como regalos, promociones o personajes populares entre ellos.

Uruguay acaba de presentar a consulta un etiquetado similar al chileno elaborado por todos los ministerios involucrados en salud, educación y comercio, obviamente, sin participación de la industria, sin conflicto de interés. Es importante señalar que el etiquetado chileno y su política integral de publicidad y escuelas, ha sido reconocida por la OPS/OMS, por FAO y por CEPAL. Ha sido sorprendente enterarnos, que desde la Secretaría de Economía de México se tomó una posición contra el etiquetado chileno a través de comunicaciones con sus contrapartes de ese país bajo el argumento de que representa una amenaza al libre comercio. El gobierno mexicano apareció apoyando la oposición de las grandes corporaciones de alimentos y bebidas contra el etiquetado chileno, como ya había hecho en una carta a sus contrapartes ecuatorianas por el etiquetado frontal en ese país. Mientras la industria se opone en Chile a ese etiquetado, en México promueve el que Cofepris estableció. No podría ser de otra manera, la industria lo diseñó.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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