CÓMO SOBREVIVIR A UNA “BORRACHERA” Y A UNA “CRUDA”

06/09/2014 - 12:00 am

Los mexicanos lo saben, los excesos en la comida y la bebida no esperan hasta que el famoso “Maratón Guadalupe-Reyes” empiece, para inicios de septiembre y con la promesa de una cena mexicana a mitad de mes, que transgredirá casi cualquier dieta, es mejor ir preparando los bolsillos, la garganta y sobre todo el estómago para soportar los embates del alcohol, picante, grasa y calorías que se aproximan en los meses siguientes.

Las fiestas patrias, al igual que otras celebraciones en México, se utilizan como un pretexto para vacacionar y salir de fiesta, por lo que es mejor tomar las debidas precauciones para evitar malos ratos, vergüenzas y sobre todo accidentes relacionados con el consumo del alcohol. Toma nota:

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Si ya es tu plan y sabes de antemano que beberás algunas copas en la fiesta mexicana a la que asistas, lo mejor que puedes hacer una vez determinado esto es, en primera instancia, designar a un conductor que se mantendrá sobrio toda la velada, o en cuyo caso tener a la mano el contacto de un taxi de confianza para evitar accidentes, pues pese a que el no tomar y manejar es una recomendación permanente, durante las celebraciones patrias los accidentes vehiculares suelen aumentar hasta en 15 por ciento, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Salud y del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) dadas en 2012.

Es por ello que varios estados de la República como Puebla, Chiapas, Edomex, Guanajuato, Oaxaca, Colima, Jalisco, Distrito Federal y en carreteras, refuerzan sus programas de alcoholímetros y en algunos casos implementan la Ley Seca.

En la capital del país, el Reglamento de Tránsito Metropolitano señala que en caso de no pasar la prueba de 0.4 miligramos por litro en la prueba de alcoholemia, el conductor tendrá que cumplir un arresto administrativo de 20 a 36 horas que no podrá cambiarse por el pago de una multa o finanza.

Ya que estás en la fiesta, lo mejor es tomar estos sencillos consejos para que no pases del estado placentero que proporciona el alcohol en el cerebro a ser un bulto al que le es imposible controlar sus movimientos y sus deseos de vomitar.

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México, un país que ocupa el décimo sitio como consumidor de alcohol en América Latina con 7.2 litro per cápita al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en donde la dependencia a las bebidas embriagantes es una realidad que afecta a más de 4 millones de habitantes (un 6 por ciento de la población), de acuerdo con la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) ha mostrado también en los últimos años un aumento en las estadísticas.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición refleja que del año 2000 al 2012 se observó un crecimiento en el consumo de bebidas embriagantes, del 39.7 por ciento al 53.9, asimismo la Encuesta Nacional de Adicciones, llevada a cabo en 2011 por el gobierno federal, reflejó un alza entre la población de 12 a 65 años que alguna vez en su vida ha probado una copa de alcohol, del 64.9 por ciento en 2002 al 71.3 en el año en que se publicó el documento.

En total, la Conadic informa que son unos 27 millones de mexicanos los que presentan patrones de consumo ocasional de entre menos de una vez al mes hasta a diario, sin embargo, también aceptan que cuando beben es de cinco copas para arriba para el caso de los hombres y de arriba de cuatro para el sexo femenino.

Los estados en los que se tiene mayor registro de abuso en bebidas alcohólicas en los hombres son Nayarit, Zacatecas, Morelos, puebla y Michoacán; mientras que para las mujeres, lo encabeza Querétaro, el Distrito Federal, Campeche, Nayarit, y Morelos.

La bebida predilecta de los mexicanos sigue siendo la cerveza, según la Encuesta Nacional, pues más de la mitad de la población masculina (53.6%) y una tercera parte de la femenina (29.3%) la beben; luego le siguen los destilados, un grupo de bebidas que incrementó su mercado considerablemente entre 2008 y 2011, ingeridos por un 23.6 por ciento del total de los habitantes mayores de 12 años.

El 6.6 por ciento de la población elige los vinos de mesa, mientras que las bebidas preparadas sólo tienen la predilección del 4.4 por ciento. Los fermentados y los aguardientes se van hasta el último lugar.

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Quizá las cosas no salieron tan bien como esperabas, olvidaste beber el vaso de agua después de la tercera cerveza y tal como lo imaginaste la combinación con tequila, vodka, whisky y un poco de ron está causando estragos en tu organismo.

Recientemente, científicos de la Universidad de Missouri-Columbia demostraron que los culpables, en un 50 por ciento, de que al otro día de una borrachera sufras una resaca, son los genes, la otra mitad depende de qué tan rápido se haya ingerido el alcohol, qué bebida incluyeron en el menú de la noche, si comieron mientras bebían, así como la tolerancia al etanol.

Tras revisar los casos de 4 mil gemelos en Australia, determinaron que existe una correlación directa entre el ADN y la manera de afrontar “el día siguiente”, pues los casos de susceptibilidad a la resaca se daban en ambos hermanos, lo cual también derivó en que no sólo existe un “gen de la cruda”, sino que también esta variante genética implica mayor riesgo de intoxicarse con frecuencia. Es decir, en buena parte, gracias a la genética sueles emborracharte cada vez que tomas y al otro día pagar las consecuencias.

Pero no todo es bueno para aquellos inmunes a la veisalgia (término médico para la cruda), los autores de este estudio también determinaron que quienes son menos propensos a ella, también tienen un mayor riesgo de desarrollar una adicción al alcohol.

Si posees el “gen de la resaca”, para el 16 de septiembre seguro tendrás por lo menos dos de los siguientes síntomas: dolor de cabeza, mareos, malestar general, náuseas, fatiga, diarrea, pérdida de apetito o escalofríos, los cuales hacen justicia a la frase, “si no supiera que estoy crudo, me internaba en el hospital”, ahora a salir de ésta.

Si tienes la oportunidad y el mareo te permite conciliar el sueño, lo mejor es tomar una buena dosis de agua o suero y después tomar una siesta evasiva (con deseos de que al despertar ya sea el otro día), si no es el caso y tienes que afrontar las consecuencias de tus actos, sigue estos consejos respaldados por la ciencia.

De acuerdo con el equipo de ASAP Science, los alimentos ricos en grasas podrían ayudarte antes y durante la ingesta de alcohol, pues retrasan la absorción y se digieren lentamente, sin embargo, al día siguiente y aunque sea un plato de chilaquiles lo que más deseas, este tipo de comestibles harán que tu estómago y tu hígado trabajen más para superar los malestares.

Por otro lado, podrías intentar comer un desayuno fácil de digerir, con frutas como el plátano, rico en potasio que ayudará a recuperar las funciones del cerebro y los músculos, así como el huevo, que contiene cisteína, un aminoacido que facilita la eliminación del alcohol.

Los alimentos ricos en fibra también agilizarán el proceso de digestión, que ayudará a que el alcohol que aún está en el cuerpo se excrete a través de las heces. Acompaña todo esto con un jugo de fruta natural, que continene fructuosa, lo cual regresará a tu cuerpo la energía y la producción de oxitocinas

Si el dolor de cabeza y el malestar general no te deja en paz, la mejor idea es recurrir a una aspirina o ácido acetilsalisílico, pues no contienen cafeína y su efecto está comprobado para mejorar este tipo de síntomas; por otra parte, trata de mantenerte alejado del Paracetamol, pues el hígado ya se encuentra ocupado en metabolizar el alcohol por lo que no puede actuar paralelamente con el analgésico, con lo que existe un riesgo de hepatotoxicidad, es decir, una lesión a este órgano causada por los compuestos químicos.

Y no, el viejo remedio que para evitar la cruda, la solución es mantenerse ebrio, sólo prolongará los efectos del alcohol, retrasará el malestar y hará más complicada la eliminación de las toxinas, además de que para entonces tu cuerpo se sentirá más fatigado, y tus órganos -cerebro, hígado y riñones- se habrán mantenido trabajando horas extras.

 

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