“Nuestro familiar Francis” gana el Princesa de Asturias: expertos

07/05/2015 - 12:08 am
Los amantes del cine aplaudieron con euforia el Príncipe de Asturias para el gran director. Foto: Facebook
Los amantes del cine aplaudieron con euforia el Príncipe de Asturias para el gran director. Foto: Facebook

Ciudad de México, 7 de mayo (SinEmbargo).-Cuando en la víspera se conoció la noticia de que el cineasta Francis Ford Coppola había ganado el Premio Princesa de Asturias de las Artes, estallaron las redes sociales, como si se tratara de un pariente cercano, de un viejo amigo de los amantes del cine al que al fin se reconocía como es debido.

El jurado del galardón, uno de los más importantes del mundo, reunido en la española Oviedo, llamó al entrañable director de la saga de El padrino y de Apocalipsis Now, entre otras, “un imprescindible para entender la transformación y las contradicciones de la industria y el arte cinematográficos.

Para los cinéfilos, un genio. Para los cinéfilos, el tío bueno que entre viñedos y evocaciones al mejor cine de la historia, se erige como uno de los últimos grandes creadores del séptimo arte contemporáneo.

Precisamente, Ciudadano Kane, de Welles, compite con El Padrino, de Coppola, por el puesto de mejor película de la historia del cine. Lo bueno es que existan las dos, diríamos eufóricos.

Narrador excepcional, artista máximo, recibió la noticia del premio el mismo día que se cumplían 100 años de otro portento, Orson Welles, por lo que desde ahora el 6 de mayo puede ser considerado el día en que el cine fue una fiesta para los que adoran las películas y no pueden concebir una vida sin ellas.

“Es un honor ser reconocido con el Premio Princesa de Asturias de la Artes. Lo acepto con gratitud, al tiempo que me doy cuenta de que, casualmente, estaba en mitad de la lectura de Don Quijote de la Mancha”, fueron las primeras palabras del galardonado difundidas por la prensa internacional.

Gary Oldman en Drácula. Foto: Facebook
Gary Oldman en Drácula. Foto: Facebook

“El destino guía nuestra fortuna de una manera más favorable de lo que hubiéramos esperado”, dijo parafraseando a Miguel de Cervantes Saavedra el cineasta nacido en Detroit hace 76 años.

Hijo de una actriz y un compositor y director de orquesta, Coppola supo muy pronto que quería convertirse en artista. Se graduó en Teatro y dio sus primeros pasos en el cine de la mano del ahora director de culto Roger Corman (La máscara de la Muerte Roja), quien lo ayudó para sacar adelante su primera película acreditada, el filme de terror Dementia 13 (1963).

Le siguieron The rain people, el guión de Patton, hasta que en 1972 vio la luz la primera entrega de El Padrino, basado en una historia de Mario Puzo, que tuvo dos secuelas también muy celebradas y vistas.

La leyenda cuenta que Coppola, que tenía entonces apenas 33 años de vida, tuvo que pelear, y mucho, con los directivos de Paramount para contar en su equipo con un debutante como Al Pacino y una estrella indeseada como Marlon Brando, que acabó alzándose con uno de los tres Oscar del filme.

Otro de sus títulos emblemáticos, Apocalypse Now, también pasará a la historia no sólo por su fuerte testimonio antibélico y extraordinaria factura, sino también por haber atravesado un rodaje muy accidentado, donde casi muere el actor Martin Sheen a causa de un paro cardíaco en plena filmación.

La conversación, One from the Heart, La ley de la calle, sirvieron para impulsar las carreras de actores hoy muy famosos como su sobrino Nicolas Cage, Tom Cruise, Matt Dillon y Mickey Rourke.

Tucker, con Jeff Bridges, Drácula, de Bram Stocker, una de sus películas más comerciales en donde deslumbró el inglés Gary Oldman, la más reciente Tetro, son  sus otras películas.

Tiene su propia línea de vinos, una hija que también es famosa cineasta (Sofia Coppola), un hijo muerto en un accidente de barcos, una línea de hoteles y un amor irredimible al cine, al que ha honrado con su arte inigualable.

El galardón de Coppola, que se impuso a otros 30 candidatos, es el primero en esta edición XXXV de unos premios que debutan como Princesa de Asturias adaptándose a la actual heredera al trono español.

Está dotado con una escultura de Joan Miró y 50.000 euros (55.800 dólares). Entre otros cineastas, también fueron merecedores del entonces Premio Príncipe de Asturias de las Artes Michael Haneke, Woody Allen y Pedro Almodóvar.

La inolvidable Rumble Fish. Foto: Facebook
La inolvidable Rumble Fish. Foto: Facebook

UN CINE DIFÍCIL DE RECHAZAR

“Francis Ford Coppola nos ha ofertado un cine que difícilmente podríamos rechazar”, dice con humor y ternura la periodista especializada en cine y columnista de SinEmbargo, Rosalina Piñera.

“Tan sólo con dos obras: El Padrino y Apocalipsis ahora, se labró un lugar privilegiado como maestro indiscutible del arte visual. Y el suyo es un cine que traspasó los límites de la pantalla: la guerra de Vietnam jamás pudo ser vista de igual manera después de su incursión al inframundo bélico. La mafia, tampoco. Los reyes del hampa se sintieron tocados al ver su universo expuesto con brutal realismo”, afirma la experta.

“Como artista genuino, Coppola es un loco apasionado del séptimo arte. Ni las presiones de los grandes estudios, ni las limitaciones económicas -que lo llevaron al borde de la bancarrota en varias ocasiones-, detuvieron su ímpetu creativo. Los géneros cinematográficos tampoco fueron obstáculo: lo mismo se adentró en el seno familiar de un gángster que en el antiquísimo castillo de un vampiro. Ha contado con la misma vehemencia el ascenso al éxito de un hombre en la industria automovilística que la debacle personal de un grupo de jóvenes en conflictos callejeros.

Renglón aparte merece su labor excepcional como guionista: Patton, ¿Arde París? o El gran Gatsby. Es representante irrefutable del concepto de autor, fiel a sus delirios, devoto de su visión, codicioso de la imagen y leal al oficio. Coppola será recordado como artífice de un cine puro, visionario y universal”, concluye.

A estos los conocemos bien. Foto: Facebook
A estos los conocemos bien. Foto: Facebook

UN REFERENTE INDISCUTIBLE

“Aunque sus películas ya no son ejes de la cultura cinematográfica actual-Bram Stoker’s Dracula en 1992 fue la última que tuvo repercusión en la cultura popular-Francis Ford Coppola es un referente indiscutible de una época de cine que continúa siendo “libro de texto” para las generaciones actuales de cineastas”, explica el joven crítico regiomontano Maximiliano Torres.

“El cine contemporáneo está lleno de discípulos declarados e inconscientes de su cine y el de otros realizadores de la última gran década del cine norteamericano, los años setenta”, afirma.

UNA VOLUNTAD FÉRREA

Para Fernanda Solórzano, una de nuestras más prestigiosas críticas cinematográficas, lo más importante de Francis Ford Coppola es su “voluntad férrea”.

“Qué más habría que decir que es el director de la que, para muchos, es la mejor película de todos los tiempos (El Padrino). Por si fuera poco, fue uno de los que cambió las reglas de la industria en una época en la que los estudios estaban en manos de productores con ideas viejas”, dice Solórzano.

“Sin tener mucha experiencia previa, Coppola se apropió el material de El Padrino, impuso sus decisiones y elecciones (en su momento no comprendidas) y le dio la vuelta al género. Esa misma voluntad férrea la demostró en Apocalypse Now: una de las producciones más arriesgadas y catastróficas en historia del cine, que dejó secuelas en casi todos sus actores, y que hoy se considera definitiva en el género. Su vocación no admitía concesiones: había que concretar una visión personal, costara lo que costara”, concluye.

UN CINEASTA QUE ESTUDIÓ CINE

Para el prestigioso crítico y docente Gerardo Gil Ballesteros, el premio corresponde a un cineasta que “viene de una generación de directores, quizá de las primeras, que hace cine desde dos perspectivas, son cineastas que estudiaron una carrera relacionada con el cine. No llegan a filmar sólo de la experiencia del set sino desde el aula. Son por ejemplo directores de algún modo cercanos en generación gente como Spielberg o Lucas (con sus diferencias de trabajo) que fueron conocidos como los Movie Brats”.

“Otra cosa es que también es un director que lleva referencias cinematográficas en su cine. Es por ejemplo El Padrino un referente del cine de gángsters, pero también esta que es su máxima obra -desde mi punto de vista- la más clara representación del American way of life e incluso la trilogía funciona como una representación de Camelot por la dinastía Kennedy. Renglón aparte merece El Padrino II, para mí, una joya cinematográfica”, prosigue.

“En cuanto a la referencia cinematográfica esta por ejemplo Drácula, su homenaje a la  obra de Stocker y al filme de Lugosi. En estas dos películas, se ve la formación técnica profesional e intelectual y la referencia a su cultura (el cine)”, agrega.

“Y bueno, está también su oportuna conciencia crítica en Apocalipsis Now,  con el que se convirtió en uno de los primeros cineastas de su generación que tocó el tema de la Guerra de Vietnam”, concluye.

El hacedor de un cine que no pudimos rechazar. Foto: Facebook
El hacedor de un cine que no pudimos rechazar. Foto: Facebook

FRANCIS, NUESTRO FAMILIAR

“Para mi generación, esa que empezó a ver cine en los ‘80, Francis –como nos gustaba decirle, como si la familiaridad fuera real– fue la encarnación misma del cine, pero no de un cine tedioso o enciclopédico, sino de otro con ambiguas verdades, que lo mismo se permitía explorar en los relatos de una juventud desesperada en los pueblitos suburbiales, tanto como en aquellas historias amorosas revestidas de gran cine musical”, dice el cineasta, crítico y docente Roberto Fiesco.

“Esas son las que prefiero, las que parecen menores, porque son inesperadamente suntuosas y visualmente sorprendentes y llenas de ideas de la vida y del cine; las que lo convirtieron también en el director-productor independiente por excelencia, capaz de vencer a la selva asiática o de reinventar el cine negro. Ese es mi propio Francis, el que se inventa con cada película, ese –como el de su película Tucker– el de un hombre y su sueño”, concluye el director de la laureada Quebranto.

EL PRIMER CINEASTA QUE ME SUBYUGÓ

“Me resulta un poco complicado, fue quizá el primero de los cineastas de su generación que me subyugó, tendría quizá 16 años, antes de entrar al CUEC y -como muchos otros- había visto El Padrino”, cuenta el cineasta Julián Hernández.

“Mi conocimiento del fenómeno cinematográfico se reducía a una marcada cinefilia, que ni siquiera eramuy vasta. En todo caso llegué a él, por un reportaje de la revista Contenido en la que hablaban del sorprendente regreso de un actor que estaba olvidado (esas revistas mal informadas) hacía años por sus problemas para relacionarse….era Marlon Brando, al que evidentemente conocía más que al propio Coppola”, admite el director de Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor.

“Bueno, pues ahí empezó, después tuve la oportunidad de encontrar muchas de sus películas editadas en video, BETA y VHS, vi La conversación, The outsiders, Cotton Club, Peggy Sue, Gardens of Stone, vi casi todo lo que había dirigido hasta El Padrino III y Drácula. Lo vi todo en desorden, ya para entonces estaba en el CUEC y bueno, algo había aprendido”, dice Julián.

¡Por supuesto, Apocalipisis Now!. Foto: Facebook
¡Por supuesto, Apocalipisis Now!. Foto: Facebook

“De todas me quedo con La conversación; me parece que la suya es una de las carreras más perturbadoras y por lo mismo de las más interesantes, en la que alcanzó cimas creativas deslumbrantes como con Rumble Fish y The conversation, fracasos personales pavorosos e incompresibles con Jack-Tetro, éxitos arrolladores con los “padrinos” y éxitos personales inconmensurables con Apocalipsis Now y Apocalipsis Redoux, que más allá de ser espectáculos cinematográficos son la manifestación fílmica de la voluntad”, afirma.

“En resumen diré que es uno  de los cineastas que más quise, cuya filmografía devoré con ansía, placer, devoción y también compasión al descubrir que aunque se empeñaba con frecuencia esos intentos se traducían en fracasos.

Admiré también el hecho de que se arriesgara a volverse independiente en el momento en que contaba con más éxito que ningún otro.

El documental que realizó su esposa sobre la filmación de Apocalipsis Now es junto con El peso de los sueños, uno de los más aleccionadores y reveladores sobre el riesgo espiritual (no únicamente económico) que significa empeñarse en realizar un sueño”, concluye Hernández.

Buenos muchachos. Foto: Facebook
Buenos muchachos. Foto: Facebook

UN NOMBRE QUE RESUENA

“Francis Ford Coppola es un nombre que resuena, no solo para quien hace cine sino para cualquier cinéfilo. A mí El Padrino 2 me transformó”, dice la joven cineasta Katina Medina Mora.

“Fue de esas películas en que todo me parecía increíble, me atrapó y me dejó vivir una realidad que era  para mí desconocida. Para alguien que estudia cine estas son las películas que marcan muchas cosas cuando se empieza a elegir una visión y una manera de contar las cosas”, afirma la directora de la flamante LuTo.

“No puedo decir que he visto todas sus películas, pero incluso a Tetro que fue muy criticada la encontré inspiradora, salí del cine queriendo hacer más cine. Pocas películas provocan eso y cuando eso sucede hay que reconocerlo y aplaudirlo”, concluye.

UN CINEASTA DEL OCASO

“En algún momento armando un perfil para un programa de radio sobre la música de Wagner y el cine —que luego fue un ensayo para una revista de poesía en Sinaloa, la tierra donde además de darse muchos narcos se dan muchos poetas— llegué a Francis Ford Coppola y su Apocalipsis ahora, una vez más”, cuenta el crítico José Antonio Monterrosas Figueiras.

“La “Cabalgata de las valkirias” uno de los trofeos fúnebres de ese músico que como dijera el crítico Juan Arturo Brennan, forma parte de la “iconografía de la persecución”, es el hilo conductor que el cineasta estadounidense, como sabemos, monta para sonorizar la escena del bombardeo en la playa de Hanoi, por órdenes de un coronel desquiciado que deseaba surfear en ese lugar”, prosigue.

“Desde unas poderosas bocinas en uno de los helicópteros se anuncia el ataque con el comienzo del tercer acto de “La valkiria”, la segunda ópera de la tetralogía de El anillo del nibelungo de Wagner, esa misma pieza con la que los nazis sonorizaban las torturas a los judíos confinados en guetos. Francis Ford Coppola está emparentado con un grupo de cineastas perfeccionistas, transgresores y radicales con versiones fílmicas de infiernos posibles en este mundo poblado de locura como Herzog o Lars von Trier. Un brillante cineasta del ocaso”, concluye.

UNA INFLUENCIA DIRECTA DE ELIA KAZAN

“Hablar de Francis Ford Coppola es hablar de una parte muy importante de la historia cinematográfica no solo de los Estados Unidos, sino del mundo entero. No por nada se le está otorgando el Príncipe de Asturias”, dice el conocido crítico cinematográfico Saúl Montoro.

“Coppola – quién gustoso admite tener una influencia directa de Elia Kazan – tiene un estilo artesanal de narrar historias, lo que hace que sus películas se conviertan no solo en una experiencia visual y emotiva, sino también en un recorrido por la psique del ser humano reflejado en los perfiles de sus complejos personajes. Las situaciones en las que los involucra tienen siempre que ver con la intensidad de la emociones y como se desenvuelven en las situaciones desde simples hasta complejas de sus historias”, agrega.

“Por supuesto que invariablemente relacionamos a Coppola con El Padrino, considerada como la segunda mejor película de la historia del cine estadounidense de todos los tiempos,  Apocalipsis ahora, Rumble fish o su muy particular versión de Drácula, pero la verdad es que su última etapa fílmica tiene más tropiezos de lo que tuvo hasta antes de 1996, cuando filmó la muy fallida Jack, con Robin Williams”, dice Montoro.

¡Y Al Pacino! Foto: Facebook
¡Y Al Pacino! Foto: Facebook

“De hecho, fue a partir de esa película que pareciese que Coppola perdió el “toque” y nos ha presentado solo películas convencionales alejadas del trabajo artesanal al que nos tenía acostumbrados… De hecho, no ha realizado nada como director desde el 2011 que filmó la película de terror “Twixt”, prefiriendo dedicarse como productor que lo mantiene en activo hasta fechas recientes.

Algo que siempre me ha gustado de Coppola (además de su cine) es esta generosidad laboral para con sus amigos a quienes no tuvo reservas para apoyar produciendo, asesorando guiones y montando empresas – como “American Zoetrope” con George Lucas – para sacar adelante proyectos ajenos a los suyos”, destaca.

“Y es bien conocida la relación que lleva con George Lucas, Steven Spielberg y Martin Scorsese  a quienes se los conoce y ubica como parte del movimiento cinematográfico estadounidense surgido en la década de los 60 y 70 conocido como “El Nuevo Hollywood”.

Sin duda alguna, pienso que Francis Ford Coppola pertenece a esta élite de directores con los que se puede no solo explicar la historia del cine mundial de todos los tiempos. sino también de los grandes narradores de historias que vemos en la pantalla y que nos hacen sentir un placer y gozo enorme al ver su cine una y otra vez durante toda nuestra vida en el mundo”, finaliza.

UNA PELÍCULA COMO UNA OBSESIÓN

“Para muchos fue El Padrino, para mi fue Apocalipsis Now. Eran los 80, mi padre cumplía entonces con el ritual de llevarnos al cine a   mis hermanas y a mí, a compartir una más de sus películas de acción por las que profesaba un culto desmedido. Ahí estaba el Cine Latino, en el corazón de la Zona Rosa, siempre esperándonos en primera fila sin importar la clasificación de las películas. Y así nos aventuramos”, cuenta la documentalista Jacaranda Correa.

“Creo que mi padre nunca imaginó que en la pantalla estábamos a punto de presenciar mucho más que  un relato  de guerra. Una película que para mí se volvió una obsesión al paso  de los años, un título que se quedó tatuado en mi memoria.  Dos horas y media internada en el  Apocalipsis, intentado comprender el delirio, el carnaval de la muerte,  una música que rebotaba a todo lo alto en la sala para acompañar  el desfile de   la guerra, la deshumanización,  siempre el mal por todas partes, un abanico de emociones retratando lo mejor y lo peor de la  condición humana. Por años conservé la secuencia del desollamiento de una vaca en tiempo real, el dolor en sus ojos”, prosigue.

“20 años después llegó una nueva versión de ese Coppola que ya se había convertido en un autor de culto particular, un cineasta cobijado por Hollywood pero con aires de enfant terrible. 3 horas y media que no aportaron mucho más a todo lo que había descubierto en la primera parte. No  fue sino hasta Hearts of darkness: a filmakers´s Apocalypse , cuando ante mí se reveló la fuerza y la  profundidad de aquella película que me dejó marcada.  Uno de los documentales mas poderosos que jamás haya visto en mi vida, una recopilación de material inédito de Apocalipsis Now, rodado con una cámara de 16 mm  por la entonces esposa de Coppola, Eleanor Coppola, incluyendo entrevistas a los protagonistas  de esta película cuya locura duró ni más ni menos que 238 días. Una suerte de metadocumental que para mí se volvió un material de culto y de consulta inagotable. El mejor ejemplo de cómo un tema: en este caso la Guerra de Vietnam, retratada en la película, se volvió solo la excusa perfecta de Coppola para construir una insuperable historia que se sumerge en uno de los más perturbadores laberintos de la psique humana”, agrega la directora de Morir de pie.

“Nunca leí la novela en la que está basada la película, debo confesarlo, para mí era superada, luego de ver esta película documental Hearts of darkness– En  ella  descubrí   mas  que una simple adaptación, el instrumento que el propio Coppola necesitaba para trascenderse a sí mismo, con el que decidió tocar el fondo de su subconsciente, para viajar a ras de piso por los territorios de la locura, envuelto en alcohol, cocaína, tranquilizantes, para luego entonces, salir y con soberbia de director, de artista delirante, meter en un infierno psicológico a todos sus protagonistas y a su propio equipo de trabajo”, afirma.

“La desmesura, el todo por el todo, arriesgando todo su patrimonio, su matrimonio, en depresión,  ese estado delirante que lo convierte para mí sin duda en uno de los genios de la cinematografía más importantes del siglo XX. Después de ver Heart of darkness, me quedó claro que quizá, sin esa desconexión de la realidad de Coppola, a punto de pegarse un tiro en la cabeza durante el rodaje, Apocalipsis Now hubiera sido otra historia que contar y probablemente Francis Ford Coppola no sería el tremendo director que es, sí el enfant terrible de Hollywood”, concluye.

COMERCIAL Y DE AUTOR AL MISMO TIEMPO

“Lo vi tres veces en mi vida, no es que se acuerde de mí, pero lo he conocido”, evoca el cineasta Carlos Bolado, en entrevista con SinEmbargo.

“Lo vi durante una cena en el BAFICI, en Buenos Aires. Estaba con Sofía y hablamos un rato de cine. Luego lo vi en el caféque hizo donde estaban los estudios Zoetrope, en la calle Colombus, en San Francisco, donde yo vivía. Para que el café tuviera éxito se paraba todos los días allí y conversaba muy amablemente con la gente”, recuerda.

“Otra vez fui a sus viñedos, a una cena benéfica que hubo allí. Me tocó ir, tiene un pequeño museo donde entre otras cosas tiene el carro que usó para Tucker y mi amigo Tom Bullock, que me ayudó mucho con mi primera película (Bajo California), siempre me habla de él, porque son muy amigos”, comenta.

“Además de ser un gran director, una vez al año cocina, porque es muy buen cocinero y organiza una cena benéfica en su casa. Estuve una vez en uno de sus hoteles en Belice, porque lo que a él le encanta además del cine es cocinar. Es un director que para mí fue importante por esa posibilidad que tiene de ser alguien muy comercial, muy importante para la industria y al mismo tiempo realizar un cine de autor”, opina el director de la reciente de Olvidados, todavía no estrenada.

“Mi película preferida es Rumble Fish, por una cuestión generacional. Yo estaba empezando a estudiar cine y esa película me marcó mucho. Aunque Apocalipsis Now me sorprende más, sobre todo porque soy un gran fanático del libro de Conrad (El corazón de las tinieblas” y es su gran sinfonía, Rumble Fish me abrió los ojos, igual que The Outsiders, ese tipo de cine de bajo presupuesto, tan interesante”, concluye.

ECOS DE LEYENDA

“La obra de Coppola tiene ecos de leyenda, anunciándose al público que no la ha visto como una mezcla de imágenes y palabras: La “oferta irresistible” de El Padrino, y el fuego danzante junto a la voz de Jim Morrison en Apocalypse Now. Sin embargo, es al enfrentar ambas cintas que se descubre una obsesión por la veracidad”, opina el joven crítico Manuel Cruz.

“En el caso de El Padrino, el esfuerzo de Coppola por retratar una familia italiana en la posguerra estadounidense – y no una mafia de estereotipos, en condescendencia con la tradición de los estudios de Hollywood – casi anuló la realización de la película. Sin embargo, tanto las generaciones actuales como aquellas que vieron su estreno recuerdan El Padrino por detalles aparentemente menores, pero cargados de una intimidad parcialmente nostálgica, como el spaghetti que hace Clemenza (Richard S. Castellano) mientras Michael Corleone (Al Pacino) asciende al poder, o las canciones que motivan a toda la familia durante la boda de Connie (Talia Shire) al inicio de la cinta, sin restarle importancia a la famosa escena del caballo o el bautizo”, agrega.

Un cineasta imprescindible que ha transformado nuestra visión del mundo. Foto: efe
Un cineasta imprescindible que ha transformado nuestra visión del mundo. Foto: efe

“La persecución del Capitán Willard (Martin Sheen) por el Coronel Kurtz (Marlon Brando) en Apocalypse Now sirve como una metáfora de la guerra – no sólo en el contexto de Vietnam -, y el horror de la misma se transfiere a la realización de la película, tal como Eleanor Coppola demuestra en su documental Hearts of Darkness. Podría decirse que la obra más popular de Coppola es también la más íntima: una síntesis de la nostalgia familiar y el ambicioso desafío de crear”, afirma.

“Se alega que, con El Padrino, Coppola creó al estereotipo del gángster moderno, y en consecuencia, todas las historias que aborden al personaje se sienten como una aburrida y predecible repetición de su obra. Incluso Los Sopranos fue víctima del prejuicio durante su origen. Pero tal alegato regresa al cuestionamiento inicial: ¿Qué puede recordarse de la obra de Coppola? ¿La sangre despiadada, o la silenciosa cotidianidad? ¿Los helicópteros en Apocalypse Now al ritmo de La Valkiria, o el creciente dolor de Willard? Reconocer la primera opción implicaría ver a Coppola como un experimentado creador de imágenes sensacionales. Pero al fusionar su gusto dramático con la intimidad que lo antecede, se encuentra entonces al verdadero Coppola. Uno que, antes de ejercer como cineasta, siempre es ciudadano de su propio mundo”, concluye.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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