El callejón de Tabaqueros es disputado por comerciantes formales y ambulantes

07/07/2015 - 6:45 pm

México, 7 jul (EFE).- Es difícil transitar por el callejón de Tabaqueros, un pasaje situado a pocos metros del Zócalo de Ciudad de México, donde se concentran tiendas de manualidades y recuerdos para eventos especiales, pero las aglomeraciones se han convertido en un problema para sus dueños que señalan a los vendedores ambulantes como responsables.

Son 32 los locales que operan en el callejón. Sin embargo, la cifra de puestos ambulantes superan la centena, en especial durante los fines de semana, según las cifras que manejan los locatarios.

De acuerdo con sus cálculos, sus costos de operación -incluyendo el alquiler- ascienden de forma estimada a unos 59,000 pesos mensuales (3,740 dólares), mientras que los de los ambulantes se quedan en 12,600 pesos (797 dólares).

Esta diferencia permite que los vendedores de la calle ofrezcan precios más económicos, lo que les está causando unas pérdidas que llegan al 50 por ciento, aseguró a Efe Luis Medrano, uno de los propietarios de las tiendas del callejón.

Además de los recortes en sus ingresos directos, uno de los principales problemas surgidos de esta situación es la inseguridad, a causa de la acumulación de personas en poco espacio.

Los carteristas ven en el callejón un lugar fácil para sus actos, y además es frecuente la situación de robo de mercancía directamente a los locales, mediante las llamadas “falderas”.

“Viene un grupo de diez personas, se meten como clientes y nos saquean las tiendas, si se distrae la gente que nos está comprando también les abren la cartera”, explica otro de los locatarios del callejón, Rafael González.

Los comerciantes también indicaron que las pérdidas les han hecho recortar el personal, tanto empleados de la tienda como proveedores, que muchas veces trabajan desde sus casas realizando manualidades para sostener a sus familias, señala Medrano.

La versión que aportan los comerciantes de la calle se contradice con la de los establecidos en los locales. Según comenta a Efe una de las vendedoras ambulantes, ellos fueron quienes dieron vida a un callejón que “estaba muerto” y servía como “paso para los rateros”.

Además, esta ambulante -que prefirió no dar su nombre- afirmó que los comerciantes de la calle trajeron al callejón nuevos productos, que más adelante las tiendas copiaron.

Fue con su llegada con la que el pasaje empezó a atraer a los paseantes, expresó la vendedora, quien dijo que, si optan por el ambulantaje, es por el alto precio de los alquileres; pagarlos significaría que no les quedaría dinero “para comer”.

A pesar de que la ley prohíbe los comercios callejeros, esta “nunca se ha cumplido” y sigue habiendo muchos grupos que, además, apoyan a partidos políticos a través de sus líderes, con lo que “se vuelve una corrupción”, aporta González.

Su situación, aseguran, es la misma que viven otros comerciantes del centro histórico, como los de Mixcalco, conocido por ser un lugar de venta de ropa.

En ocasiones, el Gobierno de la ciudad se ha encargado de realizar acciones de reordenamiento, como la sucedida en la plaza de Las Vizcaínas, en la avenida José María Izazaga.

“Les han dado muchas oportunidades que no han sabido aprovechar”, sostiene Medrano, quien considera que a los ambulantes les gusta estar “en las mejores calles y en los pasos”.

“No estamos en contra de estas personas, cada cual se gana la vida como quiere y como puede, pero sí estamos en contra de las acciones que ha hecho el Gobierno, es un problema que no ha querido ponerle atención” especifica el locatario.

Además, añadió que “el día que haya un temblor o un incendio va a ser cuando las autoridades van a poner cartas en el asunto”.

Antes, el centro de la ciudad era un lugar donde había lista de espera para adquirir un establecimiento, pero ahora es frecuente encontrar locales vacíos, señalaron los propietarios de las tiendas.

Pero el panorama de inseguridad, sumado a los mensajes de los medios de comunicación de que hay que evitar ir al centro, han traído un descenso de ventas -que también denotan los ambulantes- con el que solo pueden “mantenerse”.

“Estamos ahora sobreviviendo, esto ya no es negocio”, sentenció Medrano.

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