Ciudad de México, 7 agosto (SinEmbargo).- Aunque a Bob Dylan le ha llevado mucho tiempo volverse joven, le quieren hacer una estatua. Así de mítico se muestra el mayor cantautor de todos los tiempos, en este tercer milenio escaso en figuras legendarias y de artistas verdaderos.
Lo cierto, es que más allá de los muchos años que viene recorriendo el nativo de Minnesota, inscripto en el registro civil como Robert Allen Zimmerman, hace 72 años, a menudo acontecen noticias a su alrededor, algunas producidas por él mismo, que sigue tan activo como en sus inicios, otras desarrolladas por la fuerza que implica su nombre.
El 26 de junio pasado, por ejemplo, la letra inédita de “Go Away You Bomb”, una canción que había permanecido durante décadas guardada en un cajón, fue subastada por la casa Christie’s en Londres, a un valor de 40 mil dólares.
Se trata de la letra contraria al desarrollo nuclear y escrita por el músico estadounidense en 1963, en su época de protesta, para Israel “Izzy” Young, quien fuera el dueño del famoso centro del Folclore del Greenwich Village de Nueva York, informa The Independent.
En los ’70, Young, de 85 años, se mudó a Estocolmo, donde tenía guardada la letra de la canción en un cajón.
LA BIBLIA, SEGÚN DYLAN
En 2012, todo el individualismo dylaniano, esa pulsión artística que lo obliga en forma permanente y contradictoria a pensar y hablar únicamente por sí mismo, fue rescatado en un grueso volumen que constituye una verdadera Biblia para los fans del músico.
Las letras escritas entre 1962 y 2001 corresponden a un artista fundamental de la historia musical contemporánea y fue dada a conocer por la editorial Océano en una lujosa edición que ofrece todas las canciones de dicho periodo, en formato bilingüe español e inglés, traducidas por Miquel Izquierdo y José Moreno.
El alto contenido humorístico de sus temas y la lengua afilada e irónica para cortar al ras esas metáforas intrincadas que lo han hecho un artista por demás hermético, son los elementos que hacen saltar de las páginas un corpus que trasciende las fronteras de la inmediatez escénica para convertirse en alta literatura.
No por nada, el Príncipe de Asturias de las Letras y las Artes en 2007, año tras año aparece entre los primeros diez candidatos al Premio Nobel, una distinción que va de suyo lo tiene muy sin cuidado al apático e introspectivo cantautor estadounidense.
Es Dylan. Nada más ni nada menos. El irreductible mago de la trova, el dulce domador del lenguaje, el viejo sabio que más sabe por haber vivido que por haber estudiado.
Durante una cena en París –cuentan los traductores- Bob Dylan le preguntó a Leonard Cohen, el otro gran profeta de la canción, cuánto tiempo había tardado el canadiense en escribir “Hallelujah”. “Mentí –revela Cohen- y le dije que dos años, pero fueron tres o cuatro; luego le pregunté cuánto había tardado él en escribir “I and I” y me contestó que 15 minutos, aunque sin duda mentía: seguramente no había tardado ni 10”.
UNA ESTATUA PARA DYLAN
Artista semejante, no cabe duda, merece una estatua en cualquier lugar. Y así lo ha entendido el alcalde de Duluth, quien ha iniciado una campaña destinada a juntar fondos destinados a la realización de un monumento para Dylan, a cargo del escultor Tom Page.
Hacen falta 159 mil dólares y sólo se han reunido 15.425, en dos meses de una campaña iniciada en Kickstarter por el propio artista.
Según la agencia efe, Page había hecho una maqueta a escala de la estatua, que estaba previsto que midiese cerca de cuatro metros y llegó a un acuerdo con el ayuntamiento de Duluth: si conseguía la financiación este buscaría un lugar adecuado para instalar el monumento.
Incluso el alcalde, Don Ness, grabó un vídeo de apoyo a la iniciativa. Page, tras haber invertido año y medio y fondos personales en el proyecto, dice que tiene un plan b del que no puede hablar de momento. La estatua muestra a Dylan tocando la guitarra mientras el viento agita su abrigo, en el que aparecen escritos títulos de canciones.
BOB DYLAN, ARTISTA PLÁSTICO
Ajeno a todo lo que no tenga que ver con su propia expresión, Bob Dylan exhibirá a partir del 24 de agosto y hasta el 5 de enero en la National Portrait Gallery de Londres, 12 nuevas obras de su autoría.
El músico expone en ese lugar desde hace seis años, como expresión de un oficio que se hace cada vez más regular en su vida.
La exposición lleva por título Bob Dylan: Valor nominal y consta de 12 retratos hechos al pastel, curados por Sarah Howgate, quien también ha supervisado las muestras de retratos de Lucien Freud y David Hockney.
Dylan, cuyas obras de arte han sido expuestas en Copenhague, Milán y Chemnitz, Alemania, causó un gran revuelo con una exposición de 2011 en la Galería Gagosian de Nueva York titulada The Asia Series, al considerarse que muchas de las imágenes no fueron tomadas por él.
A finales de agosto, Columbia Records lanzará su álbum Otro Autorretrato, que incluye tomas falsas y temas inéditos de su notorio registro 1970, Autorretrato.
Un comunicado oficial de la galería londinense explica que las imágenes de Dylan son “una fusión de rasgos que el músico ha coleccionado en su vida, recuerdos de su imaginación modelados en personas, algunas reales y algunas ficticias”.
