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Martín Moreno-Durán

07/09/2016 - 12:00 am

Peña Nieto: el Presidente que claudicó

+ Videgaray, cabeza de gobierno + ¿Es hora de que EPN se retire formalmente? Dos momentos marcaron, la semana pasada, la claudicación de Enrique Peña Nieto como Presidente de México. Primero, cuando en un lance de soberbia y de torpeza, el Presidente permitió que su amigo, confidente, cómplice y secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tomara […]

¿Peña Nieto: el presidente que claudicó. Foto: Cuartoscuro.
¿Peña Nieto: el presidente que claudicó. Foto: Cuartoscuro.

+ Videgaray, cabeza de gobierno

+ ¿Es hora de que EPN se retire formalmente?

Dos momentos marcaron, la semana pasada, la claudicación de Enrique Peña Nieto como Presidente de México.

Primero, cuando en un lance de soberbia y de torpeza, el Presidente permitió que su amigo, confidente, cómplice y secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tomara el control del gobierno y operara la desafortunada visita de Donald Trump a México. Por unas horas, Videgaray se convirtió en la cabeza del gobierno federal y transfirió a un segundo plano a Peña, quien se limitó a ser simple espectador no sólo de las maniobras diplomáticas del “Vice-Garay”, sino también de los desplantes de Trump, que en casa propia lo exhibió como un presidente empequeñecido y cobarde. Peña Nieto claudicó al ceder el timón a un subalterno, con las consecuencias negativas ya conocidas.

Segundo, al tratar de renovar el formato del Informe de Gobierno, Peña Nieto claudicó en la responsabilidad política mayor de cualquier Presidente: responder de frente en un diálogo nacional abierto, plural, valioso, en lugar de rodearse de jóvenes priistas aduladores y melifluos. Si bien no hay la obligación constitucional de dar un mensaje público, sí hay obligación de dar respuesta a todos cuando se decide hacerlo. Peña Nieto no lo hizo. La noche del jueves uno de septiembre de 2016, Peña dejó de ser Presidente de México para convertirse en jefe de partido político. Durante algunas horas – al igual que con el penoso episodio de la visita de Trump-, la presidencia de México estuvo acéfala.

Dos momentos que marcan la caída libre de un Peña Nieto rebasado por sus graves errores, humillado dentro y fuera del país, enclaustrado en su burbuja de cristal, manipulado por las ambiciones presidencialistas de su primer círculo, maniatado y con graves conflictos que ya se avecinan.

¿Cuáles?

Los de una crisis financiera de fin de sexenio posible y probable, ya que allí están todos los ingredientes para detonarla. ¡Mucho cuidado!

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Con la visita de Donald Trump, el gobierno mexicano estuvo comandado por Luis Videgaray, y no por Enrique Peña Nieto. Eso ya lo sabemos.

Pero lo que no se calculó, fueron las consecuencias inmediatas de una operación político- diplomática a todas luces innecesaria, desaseada y desafortunada. Echemos un vistazo:

  • El desplazamiento político del Presidente Peña Nieto por parte del secretario de Hacienda. Durante algunas horas, Videgaray planeó, coordinó y ejecutó las acciones de gobierno en torno a la tenebrosa visita de Trump, y en su lance torpe y soberbio, humilló públicamente no solo a la atolondrada Canciller Claudia Ruiz-Massieu y al vapuleado Osorio Chong; de paso, la humillación alcanzó y postró a su amigo Peña Nieto, exhibiéndolo, desnudándolo hasta dejarlo en calidad de patiño del propio Videgaray. Eso fue lo que no se calculó: la denigración de la figura presidencial. ¿Tú también, Luis?, titulamos nuestra columna el pasado 13 de julio, en referencia al poder absoluto e innegable que ejerce Videgaray sobre Peña Nieto. Con la visita del candidato republicano, esa supremacía se confirmó.
  • El colmillo de Donald Trump se hundió, hasta el fondo, en la yugular de Peña Nieto. No solamente lo mostró como un Presidente sumiso y hasta cobarde, incapaz, de frente a medios, cámaras y opinión pública, de exigirle una disculpa a los mexicanos a quienes ha llamado “asesinos, narcotraficantes”, sino que, aún después de la reunión en Los Pinos, lo continuó exhibiendo. “Peña Nieto violó algunas reglas del juego…el hecho, es que México va a pagar por el muro (fronterizo)”, soltó ayer Trump, terminando de enterrar la tibia postura de Peña de que los mexicanos no pagaríamos el dichoso muro (dando, por asentado, que sí se construirá). Y más: con su reunión del miércoles pasado con el Presidente mexicano, Trump logró reposicionarse en las encuestas rumbo a la Casa Blanca. Dentro de su equipo de trabajo, seguramente se escuchó una frase: “Gracias, señor Peña Nieto”.
  • “NO”. Así. Un “NO” duro y rotundo fue el que le envió Hillary Clinton al gobierno de Peña Nieto, tras ser cuestionada si visitaría México antes de la elección de noviembre. Esa es otra consecuencia que no midieron ni Peña Nieto ni su improvisado canciller Videgaray: la reacción de la poderosa mujer demócrata. El rechazo absoluto de Clinton – aún a la cabeza en las preferencias electorales-, terminó por apuntalar una profunda crisis político-diplomática dentro del gobierno mexicano, con un Presidente títere, un secretario de Hacienda todopoderoso, un secretario de Gobernación paralizado y una Canciller de ornato. Bonito cuadro.

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El jueves uno de septiembre, durante algunas horas nocturnas, el gobierno de México estuvo acéfalo. ¿Por qué?

Porque si Peña Nieto ya había decidido salir a responder preguntas de manera pública con motivo de su Informe de Gobierno, equivocó el método y el foro: en lugar de intentar un reposicionamiento de su figura y responder de verdad a cuestionamientos emanados de figuras opositoras o de periodistas críticos, en un ejercicio plural, transparente y útil, optó por la vieja regla priista: arroparse con los suyos, recibir preguntas de jóvenes o de militantes del PRI disfrazados, encubiertos entre los asistentes a la reunión con el Presidente quien, de un plumazo, se convirtió así en jefe de partido. Por unas horas, Peña Nieto dejó de ser Presidente y se erigió en líder partidista, abandonando, en la praxis, la presidencia de la República, en una claudicación de funciones evidente.

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“Si Enrique Peña Nieto ya no sabe qué hacer con el país; si ha perdido el control de las decisiones sanas y correctas para México; si ha extraviado el rumbo y cada vez hace mayor daño al país; si su equipo lo ha rebasado en el delirio del poder rumbo al 2018; si cada vez que se sienta en la silla presidencial le cuesta más trabajo treparse en ella, entonces ha llegado el momento de reflexionar y, ante el espejo, preguntarse sin pudor: ¿Es hora de dejar Los Pinos?”, planteamos en esta columna el 6 de julio anterior, con la cabeza “Peña Nieto: el dilema de pedir licencia”.

De ese día a la fecha, la crisis de gobierno se ha agudizado. La falta de liderazgo del Presidente ha provocado una descomposición prácticamente en todos los órdenes de gobierno, un ente que deambula como gallina descabezada, directo al abismo.

De ese día a la fecha, las voces que reclaman un replanteamiento del gobierno de Peña, con nuevos personajes, renovadas ideas, diferente sistema de gobierno, son cada vez mayores. Los “tolucos” fracasaron en la Presidencia, y mantener el mismo rumbo, puede derivar en situaciones aún más catastróficas.

En aquella columna del 6 de julio pasado planteamos la posible solicitud de licencia de Peña Nieto a la presidencia de México. La opción sigue siendo válida y de profunda reflexión. ¿O cuánto le sirve a México un Presidente que ya ha claudicado en sus funciones?

Se está convocando a una marcha, el próximo 15 de septiembre, en demanda de que Enrique Peña Nieto renuncie a la presidencia de la República.

Ya veremos si estamos a la altura de Guatemala o de Venezuela, donde cientos de miles salieron a protestar por sus malos gobiernos, o los mexicanos solamente protestamos en Twitter o en Facebook. O si solo sabemos hacer memes, y a la hora en que hay que salir a protestar en las calles para exigir un México menos corrupto y más eficiente, preferimos quedarnos en casita y ver “La Rosa de Guadalupe”.

Ya veremos de qué estamos hechos los mexicanos ese jueves 15 de septiembre.

TW: @_martinmoreno

FB / Martin Moreno

Martín Moreno-Durán
Periodista. Escritor. Conductor radiofónico. Autor de los libros: Por la mano del padre. Paulette, lo que no se dijo. Abuso del poder en México. Los demonios del sindicalismo mexicano. El Derrumbe Retrato de un México fallido. El Caso Wallace. 1/Julio/2018: Cambio Radical o Dictadura Perfecta, y de la novela Días de ira.

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