Analistas exigen que EPN no meta mano y garantice autonomía de próximo director del Inegi

07/12/2015 - 12:02 am

En días pasados, Eduardo Sojo reconoció que tuvo que “sortear presiones” políticas durante su administración en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Ahora, ante su inminente salida, especialistas advirtieron que se debe defender la independencia y autonomía de ese órgano.

Foto: Cuartoscuro
Eduardo Sojo dejará la dirección del Inegi el 31 de diciembre de 2015. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).– A menos de un mes de que Eduardo Sojo Garza-Aldape dejé la dirección del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la preocupación de diversos especialistas es que el organismo encargado de captar, procesar y difundir la información del país defienda su autonomía.

Con más de 30 años en su labor de generar estadísticas del territorio, población y economía de México, el Inegi consiguió después de cinco años de iniciativas y propuestas, en abril de 2006, constituirse en el cuarto órgano constitucional autónomo.

Sin embargo, ante la posibilidad de que el director del organismo responda a los intereses del Gobierno federal al ser propuesto por el Presidente de la República, puso en alerta a especialistas e incluso al propio Eduardo Sojo, quien entrevista para otros medios, reconoció que durante su mandato tuvo que sortear presiones. SinEmbargo contactó una cita, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

Para Alejandro González Arreola, director de Gestión Social y Cooperación A. C (Gesoc), la autonomía del Instituto depende de la capacidad y la calidad técnica de la información, así como del diseño institucional y de una voluntad política.

“Es clave que quien presida el Inegi tenga, demuestre o acredite su autonomía respecto a la administración que esté en turno con relación a una fijación partidaria. De ahí la relevancia de que la designación (que le corresponde al  Consejo del Inegi) sea objetiva”, dijo.

Con base en las facultades que le confiere el Artículo 67 de la Ley de Sistema Nacional de Información Estadística y Geografía, el Presidente Enrique Peña Nieto “elegirá de entre sus miembros al presidente del Instituto, quien también presidirá al órgano colegiado”.

Hace unos días, la Presidencia de la República emitió un comunicado en el que propuso a Julio Alfonso Santaella Castell, un economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) que estuvo en la dirección general de Operaciones de Banca Central del Banco de México (Banxico), para ocupar el cargo.

Al respecto, González Arreola dijo que este mecanismo “abre la puerta para que exista el riesgo de que el Presidente en turno quiera interferir en la autonomía de un organismo institucional al proponer a un candidato que no cuente con el perfil y atributos necesarios para desempeñar su cargo”.

Por su parte, Paulina Sánchez Román, investigadora del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC), opinó que “la decisión de su nuevo presidente debe tener menor intervención de un solo fuero y quedar en manos de un actor más democrático como el Congreso de la Unión”; es decir que se eligiera por el Legislativo o por los mismos miembros de la Junta de Gobierno –como pasa  en otros órganos autónomos– para que con ello “se garantice su autonomía de manera constitucional”.

“La autonomía nos brinda certeza de un proceso independiente y objetivo y en el caso de la información que genera el Instituto es fundamental, porque es información muy  importante para la elaboración de políticas públicas”, detalló.

UNA NUEVA FORMA DE ELECCIÓN

Presentación del informe “Midiendo el bienestar en los Estados Mexicanos” de la OCDE.
Eduardo Sojo durante la presentación del informe “Midiendo el bienestar en los Estados Mexicanos” de la OCDE. Foto: OCDE

Eduardo Sojo ha sobrevivido a tres sexenios. Fue jefe de la Oficina de la Presidencia de la Presidencia para las Políticas Públicas, así como coordinador del Gabinete Económico con el panista Vicente Fox Quesada. Con Felipe Calderón Hinojosa ejerció como Secretario de Economía hasta 2008, fecha en la que comenzó a dirigir el Inegi.

Durante su administración se innovaron y se realizaron algunos cambios dentro del Instituto. Por ejemplo, se creó un Mapa Digital de México, se integró un sistema integrado con 37 comités técnicos para generar información sobre diversos temas (comercio, gobierno, género, juventud) y además absorbieron otros indicadores como el Índice Nacional de Precios al Consumidor, el Reloj de Ciclos Económicos; presentaron también el Catálogo Nacional de Indicadores.

Para el todavía presidente del Inegi, destacó que México sea el único país donde hay una autonomía constitucional, pero reconoció que hace falta una autonomía presupuestal para que pueda perfeccionarse su operación.  En 2016, el Inegi tendrá un presupuesto de 7 mil 723 millones 519 mil 682 pesos.

Sobre el método para elegir el nuevo director del Instituto, Sojo Garza-Aldape consideró que se podría perfeccionar si el Senado de la República participa en la elección.

En ese mismo tenor se manifestaron diversos especialistas, quienes expusieron que una modificación en el modo de elección contribuiría a la autonomía del Inegi.

Para el economista Jonathan Heath, “es muy importante que el Instituto sea lo más autónomo posible, tanto administrativo, presupuestal, como de gestión y cómo y qué indicadores publica”.

González Arreola explicó que en el proceso de elección sobre el consejero presidente del Instituto “pudo haber habido un cambio a corto plazo, pero ya no se va a dar y éste era un cambio de norma que facultara al Senado por consenso”. Como otra opción, expuso, es reunir a un grupo de ciudadanos y expertos que propongan una lista personas con las facultades técnicas para desempeñar el cargo.

El experto en gestión social agregó que “el Inegi es clave en la gobernanza del sistema de cuentas públicas del país, la confianza en esta institución es clave y no nos podemos dar el lujo de vulnerarla, el Presidente de la República tiene que ser cuidadoso y responsable con la propuesta que envía”.

Asimismo, detalló que para evitar dicho riesgo, es necesario un cambio de modelo como el que opera en el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), en el que el Senado de la República propone nombres y discute las decisiones sobre los cargos más importantes.

Por lo anterior, dijo que “la confiabilidad del Inegi se basa en este momento en la certeza que nos genera a todos de que sus números son objetivos”.

EL PAPEL DEL INEGI

El reto del Inegi ante la salida de Eduardo Sojo. Foto: Cuartoscuro
El reto del Inegi ante la salida de Eduardo Sojo. Foto: Cuartoscuro

Eduardo Sojo afirmó a Excélsior: “Nunca hubiéramos aceptado una presión en cuanto a publicación de información”. Sin embargo, argumentó que la clave para proteger las estadísticas de las presiones políticas se debió, en gran parte, a que las mediciones hechas por el Instituto están basadas en estándares globales.

El vicepresidente del Comité de Estudios Económicos Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Jonathan Heath, calificó de positivo que el Inegi haya recibido (a lo largo de la administración de Eduardo Sojo) recomendaciones por parte de los analistas económicos “e incluso muchos de los casos, algunas de las sugerencias fueron cambiando. Es algo muy positivo que ojalá vaya a seguir con el nuevo presidente”.

Sin embargo, detalló que existen propuestas técnicas que tendrá que enfrentar la nueva administración, que a veces confunde a las personas, pero confió en que el siguiente representante tome en cuenta propuestas anteriores y futuras.

La especialista del CIDAC destacó que la importancia del Instituto recae en que “es la única institución con la capacidad operativa de levantar esa información y que más vale que esa información sea buena”; sin embargo reconoció que algunos procesos “todavía se podrían mejorar y hay que revisarlos desde un enfoque técnico”.

El economista puso como ejemplo el caso de la Encuesta de Confianza del Consumidor que “la publican como índice y deben hacerlo en forma de balance porque en el índice se utiliza una base cien, mientras que el balance es más rico y analítico porque no sólo dice cómo ha cambiado la confianza del consumidor a través del tiempo, te dice en qué nivel está en un momento dado”.

En ese sentido agregó que el Inegi publica ambos  “esto confunde a las personas porque registran crecimientos diferentes; lo que tiene que hacer el Instituto es tirar el Índice de Confianza del Consumidor”.

La investigadora del Cidac detalló que “el Inegi tiene el reto de dar a conocer mucho más el trabajo que se genera y que la información se explote e incorpore en el proceso de implementación de políticas públicas, además debe mantener la confianza de sus datos mostrando independencia”. Agregó que en las cifras de seguridad y justicia que emite el Instituto “debe mostrar fortaleza técnica y reflejar la realidad que viven las personas al final de cuentas.

Paulina Sánchez consideró que aún existe una discusión sobre la metodología que se utiliza para medir los datos “por lo que hay que revisar qué instituciones reportan las cifras, si sus medidas son adecuadas, a través de qué registros administrativos se generan, checar las Procuradurías  y sus encuestas. Vale la pena abrir este debate para saber cuál es la mejor fuente de información”.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas