Sergio Ocampo Muñoz: el marido de la mujer que podría mandar en Los Pinos

08/02/2012 - 12:05 am

Ocampo Muñoz es esposo de Josefina Vázquez Mota desde el 17 de marzo de 1984, y al parecer siempre ha impulsado el trabajo político de su pareja.

Cuartoscuro

Sergio es Ingeniero en Informática por el Instituto Politécnico Nacional (UPIICSA), y algunas publicaciones lo describen como una persona “reservada, discreta; y que evita involucrarse públicamente con las decisiones políticas que rodean a su esposa”.

Sergio Ocampo Muñoz es un “buen padre, un profesionista serio, que trabaja en una empresa privada del ramo de la alimentación y que tiene un buen sueldo”, señalan fuentes de su equipo de campaña.

Josefina Vázquez Mota ha dicho que dentro de su decisión de postularse como candidata del PAN a la Presidencia de la República, fue decisiva la opinión de su esposo y sus tres hijas, María José, Celia y Montserrat Vázquez Ocampo, por que esta experiencia la alejaría significativamente de la vida familiar.

Sergio Ocampo radica la mayor parte de la semana en Monterrey, Nuevo León, y el fin de semana en la Ciudad de México, por lo tanto, Vázquez Mota asiste a los eventos públicos, casi siempre sola o acompañada de su equipo político.

En general, la familia de Josefina Vázquez Mota había estado muy alejada de los medios, hasta que el domingo, salieron los cuatro juntos en el festejo de la victoria que le dio la virtual candidatura presidencial del PAN.

El periodista Alberto Tavira señaló en junio del 2011, que el esposo de la candidata del PAN se ha alejado de los reflectores, y que sin embargo, la de Josefina es una familia “integrada”.

¿CÓMO CONOCIÓ JOSEFINA A SERGIO?

La vida y carrera de la virtual candidata del Partido Acción Nacional a la presidencia, Josefina Vázquez Mota, fue trasladada a un cómic que comenzó a difundirse a través de su página oficial, indica Proceso.

“¿Quién es Josefina?”, dice la portada del comic de ocho cuartillas, y en una página en la que aparece su rostro dibujado se lee:

“Es una mujer que piensa que por México vale la pena trabajar sin descanso y predicar con el ejemplo, poner en juego todo el coraje y la pasión que sean necesarios”.

Josefina conoció a quien ahora es su esposo, Sergio Ocampo Muñoz, en la Vocacional 9 del Instituto Politécnico Nacional, donde estudió el bachillerato. Pero se casó con él después de titularse como licenciada en economía, carrera que cursó en la Universidad Iberoamericana, según relata el mismo cómic.

Según el cómic, el primer contacto de Vázquez Mota con la política fue a través de la Cámara de Comercio, donde dictaba conferencias.

En ese momento, relata, “la vida sigue y Josefina se enfrenta a un difícil pero dulce reto: la maternidad”, a lo que siguió su libro de superación personal, que después de estar “enlatado” un año se publicó primero con el título La esencia de ser tu misma y luego con el de Dios mío hazme viuda por favor, el reto de ser tu misma.

La historieta remite a su ámbito personal y familiar y muestra a una Josefina haciendo malabares con clavas en las manos y un aro en la cintura, con lo que da a entender que la aspirante presidencial es una persona equilibrada como mujer, madre, profesionista y servidora pública.

Uno de los sacrificios que ha tenido que hacer para lograr sus aspiraciones también se ilustra en la historieta cuando Josefina, al teléfono, habla con una de sus hijas.

“Me duele mucho no poder ir a tu festival del 10 de mayo”, dice Josefina consternada.

Una comprensiva hija le responde en el cómic: “No te preocupes mami, ni vamos a cantar ni a bailar tan bonito. Tú tranquila”.

LA ÚNICA ENTREVISTA FAMILIAR, HASTA EL MOMENTO

El periodista Ignacio Lozano realizó lo que sería, hasta el momento, la única entrevista familiar en la que Josefina ha invitado a su esposo y a sus tres hijas.

Aquí, un fragmento, de la entrevista publicada en la revista Quién:

Yendo a esos años, ¿quién fue su primer amor?

Mi papá, no tengo ninguna duda. Se me caía la baba por él (risas). Luego en la secundaria, tal vez, pero nunca fui noviera, hasta que conocí a Sergio en la Vocacional y ahí sí, me enamoré perdidamente.

Y en esa época fue más rebelde con su papá…

(Risas) Sí, porque después de haber estudiado en escuela mixta, mi papá me quería inscribir en una de purititas mujeres, lo que me pareció absolutamente intransitable, resistí tres días (a pesar de que mi papá había pagado todo el primer año de colegiatura) y me fui. Así que entré al Politécnico.

Y ahí cambió su vida…

Ahí me enamoré de Sergio Ocampo Muñoz, a los 15 años de edad. A mis papás no les gustaba nadita. A mí me encantaba estudiar, a él irse de pinta y hacer deporte. Yo me llevaba muy bien con mis profesores y a él lo sacaban de las clases. Ahora llevamos 27 años de matrimonio. Es mi contrapeso. Llego en la noches, digamos que soy adicta a la BlackBerry, y me dice: “Ya, Pina, deja eso un rato, relájate; mañana se resolverán tus complicaciones”. Tiene una gran capacidad para leer a las personas que me impresiona: “No confíes en esa persona, porque no es de fiar” y casi nunca se equivoca.

¿Cómo quién? ¿Le dice, “Pina, en esa lideresa no confíes”?

(Risas) No, no. No necesariamente. Lo dice con gente que ni siquiera está involucrada en la política.

¿Él a que se dedica?

Es vendedor en la empresa Maseca.

¿A él le gustó la idea de que usted sea candidata?

Cuando le dije que quería entrar a la política (en 1997) fue la ocasión en que me dijo que no le encantaba esa idea y que ojalá pensara diferente. Y es la única vez que le he avisado lo que voy a hacer, (risas), después ya nomás le cuento. La candidatura la platicamos muchas veces, no sólo con él, sino con las niñas, porque para mí era fundamental que en la familia estuviéramos de acuerdo, que mis hijas se sintieran parte de esto.

Sergio, ¿cómo procesa tener una líder como usted en casa?

Tal vez ayudó mucho que nos enamoramos desde muy jóvenes, que hemos vivido juntos más años, que los que vivimos con nuestros padres. Él sabe el gran esfuerzo que ha significado estar aquí.

¿Quién manda en casa?

Cada uno manda en cosas diferentes. A mí me encanta mandar en lo básico: si se compran estos muebles, si se pinta hoy o mañana, que estén las cosas que las niñas necesitan. A Sergio le gusta más tener influencia en la escuela de las niñas y lo que van a hacer, qué decisiones van a tomar, él pone las reglas de los horarios los fines de semana. Pero a veces sí le digo: “Oye, María José ya tiene 24, ya se puede quedar a dormir en casa de su amiga”.

¿Con todo el tren de trabajo, dando conferencias al poco tiempo de dar a luz, fue Sergio más mamá que usted?

Pues no. Nos compartimos mucho las tareas. En 2000, cuando estuve en el Congreso y luego en SEDESOL, él se quedó con las niñas en Chihuahua y asumió muy bien su papel de papá y lo hizo espléndidamente.

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