Los detenidos por el ataque al director de Noroeste dicen que fueron torturados para declararse culpables

08/04/2014 - 2:55 pm

Por Francisco Cuamea y Martín González

Ciudad de México, 8 de abril (SinEmbargo/Noroeste).– Dos de los jóvenes detenidos por el ataque al director general del diario Noroeste, Adrián López Ortíz, declararon ayer ante el Juzgado Segundo y refutaron la versión ministerial, además de que dijeron que fueron intimidados, golpeados, torturados, incomunicados y que los obligaron con amenazas a firmar dicha declaración en la Policía Ministerial del estado, después de ser detenidos, sin haber un abogado presente.

Rodrigo Alberto Inzunza Ramírez, uno de los detenidos, preguntó antes de dar su declaración: “¿Hay alguien de la Ministerial aquí?”. El joven de 21 años, dijo ser estudiante de agronomía y agricultor temporalero de calabaza también sentenció: “Me dijeron que si decía otra cosa en la declaración me harían algo adentro”.

Tanto él, como Joick Joel Carreón Madrigal, de 18 años y pescador de oficio, rindieron su declaración en calidad de acusados por el despojo de auto y lesiones contra Adrián López Ortiz.

Ambos por separado coincidieron en decir que no sabían quién era la víctima y culparon a Carlos Uriel Murillo Morales, de 18 años, de ser el autor intelectual y material del atraco, porque “le gustó el carro” y andaba “bien ondeado” con “dos pingas que se echó con coca”.

A Rodrigo Alberto Inzunza Ramírez lo detuvieron a la entrada del pueblo donde vive, el Potrero. Llegaron por él el jueves, al día siguiente del atentado contra López Ortiz, en patrullas y hasta camiones blindados tipo tiger, dijo en su declaración en el Juzgado.

Aseguró que los agentes no se identificaron, que lo esculcaron y lo subieron a la patrulla. Su mochila quedó tirada.

En su relato, contó que le cubrieron la cabeza con una capucha y que le descubrieron tan solo la parte de la boca: lo obligaron a beber agua de manera violenta y luego le presionaban el pecho. También le pegaron un par de patadas en la espinilla.

“Y ya salimos oscuro de aquellos rumbos [alrededor del Potrero de Sataya] y nos tocó que se agarraron a balazos; yo ya iba sólo arriba de la patrulla”, narró refirendose al un enfrentamiento que sostuvieron policías y delincuentes la tarde del jueves en el Campo el Diez.

“Y fue un tiroteo, ahí estuve unas 2, 3 horas más. Y luego pues me percate de todo lo que pasó ahí, balazos y eso”.

Ya en la Policía Ministerial del Estado, denunció, lo hicieron firmar una declaración sin leerla ni con la compañía de abogado. “Yo firmé por miedo, para que no me hicieran nada, porque ya antes me habían dicho que me iban a amarrar en dos tanques de gas, me intimidaron”, dijo.

“Estaba una secretaria… y [un agente] le dijo a la secretaria, ‘verdad que sí podemos mochar un dedo'”.

Joick Joel Carreón al momento de su detención, en Las Aguamitas, salía de su casa a comprar una recarga de celular.

“Y ya pues ahí nos trajeron dando la vuelta, y ya a eso de las 3, 4 [de la tarde] se vinieron [los ministeriales] por el lado de Villa Juárez por donde está el Campo El Diez y ahí se percatan de una balacera y agarran dos camionetas”, narró.

También coincidió en que lo hicieron firmar una declaración sin poderla leer ni con asistencia de abogado. “Rompieron las hojas y volvieron a escribir”, dijo.

“Y un señor que salió de la oficina donde estaban reunidos [5 o 6 personas que parecían jefes] se fue conmigo uno gordito, pero no sé quién es, y me dijo, como no quería firmar hasta que estuviera un abogado, me dijo que me apurara que si no me iban a amarrar a un cilindro de gas”.

Y al igual que a Rodrigo, también lo amenazaron con “mocharle” un dedo, un “señor güero”.

“Cuando terminó eso nos trasladaron a la Ministerial, llegamos como a eso de las 9 de la noche”.

Rodrigo ni Joick, según dijeron en el Juzgado, volvieron a salir como reportó la PME, sino que estuvieron en los separos desde el jueves hasta la madrugada del domingo cuando los internaron al Cecjude.

“EL MACHUCÓN”

Tanto Rodrigo Alberto Inzunza Ramírez como Joick Joel Carreón Madrigal señalaron a Carlos Uriel Murillo Morales, “El Machucón”, como perpetrador único del ilícito.

Inzunza Ramírez relató que el miércoles, el día del ataque, llegó Murillo Morales en un Ford Edge hasta donde se encontraban él, David Alfonso Leyva Inzunza, Benjamín Alejandro Hernández Leal y Christian “N”, en una tienda de abarrotes de El Potrero, en la sindicatura de Sataya, Navolato.

Ahí le pidió el vehículo prestado a “El Machucón” para ir a Culiacán a cobrar un dinero a un tío por un servicio de mantenimiento a un aire acondicionado. Murillo Morales aceptó la petición a cambio de que lo dejaran en su casa a las afueras de El Potrero.

“Convidé a ‘El Medio Kilo’ [Christian] y al Joick para no ir solo”, contó. A última hora, dijo, “El Machucón” decidió acompañarlos, y en la curva de San Pedro echó dos pastillas a una coca-cola que llevaba consigo y se la tomó. “En el Oxxo Bugambilias”, contó, “me percaté que Carlos Uriel [Murillo Morales] iba grite y grite y risa y risa”.

Después de cobrar el dinero, Inzunza Ramírez enfiló por calle lateral a la Coca Cola, que topa con las vías del ferrocarril. Al llegar al semáforo del Bulevar Pedro Infante, dijo, un vehículo Áltima hizo alto a un costado de ellos. “‘El Machucón’ le dijo a la bola de plebes que ese carro le gustaba. ‘Déjate de pendejadas’, le dije”.

Murillo Morales bajó de la Ford Edge y se dirigió hacia el conductor del Áltima, a quien amenazó con el arma. Una vez que lo hizo bajar, se regresó a pedir ayuda a sus compañeros, también bajo amenazas, declaró. Según, Inzunza Ramírez dio “vuelta en U” para regresar y pedir a Murillo Morales no cometiera ese delito.

“Al retornar”, recordó, “me di cuenta que Uriel ya había bajado al señor y lo estaba golpeando, le estaba dando patadas… Le gritaba a ‘El Machucón’ que no le pegara, que se dejara de mamadas. Me mandó a la chingada. Es cuando disparó el arma”.

Joick Joel Carreón Madrigal contó que al momento del disparo, Christian y Benjamín corrieron y abordaron la Ford Edge, conducida por Inzunza Ramírez y se retiraron. “‘El Machucón’ me dice que le dé vuelta al carro del señor, apuntándome con el arma”, refirió.

Inzunza Ramírez y sus acompañantes se fueron a El Potrero y Murillo Morales dejó en esa misma comunidad a Carreón Madrigal. Al día siguiente detuvieron a Inzunza Ramírez, a Carreón Madrigal y a Christian, pero los dos primeros negaron ayer lo asentado en la declaración ministerial y afirmaron haber sido torturados por la Policía.

Ezequiel Santiesteban, defensor de oficio, dijo que solicitará el amparo y el auto de libertad por presuntas violaciones a las garantías individuales de los acusados.

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