A cuatro días del Mundial la imagen de Brasil está desgastada, dicen expertos; el evento puede fracasar, advierten

08/06/2014 - 12:03 am
Manifestación en Río de Janeiro el 6 de febrero en contra del alza al transporte público. Foto: EFE.
Manifestación en Río de Janeiro el 6 de febrero en contra del alza al transporte público. Foto: EFE.

Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).- A menos de una semana de la inauguración del Mundial 2014, Brasil, el país anfitrión, se encuentra en un momento en el que la clase media está enojada con el sistema por la pérdida de algunos beneficios que había obtenido en el pasado y con una marca país desgastada por la resonancia que a nivel internacional tuvieroan las manifestaciones en contra de la Copa del Mundo, consideraron especialistas de distintos sectores entrevistados por SinEmbargo.

Expertos en economía, marketing y deportes coinciden en que la falta de apoyo de los brasileños a la realización de un evento relacionado con un deporte que para los habitantes de este país es casi una religión puede ser un factor que haga pensar en un posible fracaso de la justa futbolística.

El miércoles, en São Paulo, unas 12 mil personas vinculadas al Movimiento de Trabajadores sin Techo realizaron un mitin. Mientras que los trabajadores del metro iniciaron una huelga indefinida.

Una encuesta publicada el martes por el por el Pew Research Center, con sede en Washington, destacó que el nivel general de insatisfacción en Brasil es del 72 por ciento, lo que muestra la frustración generalizada que existe por el estado de la economía y el desempeño de la Presidenta Dilma Rousseff.

La cifra representa un alza de 17 por ciento en relación al 55 por ciento registrado en la encuesta que el Pew realizó en 2013, antes de que estallaran las más grandes protestas callejeras en dos décadas en el país carioca.

Seis de cada 10 encuestados dijeron que ser sede del Mundial es “malo” para Brasil, ya que los miles de millones de dólares gastados en el torneo serían mejor invertidos en servicios como la salud, escuelas y transporte público.

De acuerdo con información del Gobierno de Brasil, la Copa del Mundo generará 200 mil empleos en el sector turismo y atraerá a más de 3.7 millones de visitantes.

Para la realización de la justa deportiva, el país invirtió en infraestructura 17 mil 600 millones de reales (aproximadamente 101 mil millones de pesos) en obras de movilidad urbana, transporte público y modernización de los principales aeropuertos; mientras que en los estadios se invirtieron 8 mil millones de reales (46 mil millones de pesos), de los cuales la mitad son préstamos, según un informe del gobierno brasileño.

De acuerdo con los indicadores económicos, en estos momentos Brasil tiene aproximadamente 4 millones 660 mil personas en pobreza extrema y alrededor de 13 millones 270 mil individuos en pobreza patrimonial.

El año pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció 2.3 por ciento, muy por debajo del 5.4 por ciento alcanzado en 2007 que se logró gracias, entre otros, al boom de los BRIC (bloque de países integrado por Brasil, Rusia, India y China), lo que hizo a la nación atractiva para la inversión, lo que a su vez trajo una sobrevaluación de la moneda que provocó un efecto de deterioro de las importaciones cariocas y desestimuló el crecimiento a partir de 2011.

A juicio de los expertos entrevistados, el país ha logrado grandes avances económicos y sociales a partir de 2010, incluso registra una alta adaptación a la tecnología, pero las manifestaciones sociales y la corrupción opacan los indicadores.

LA CORRUPCIÓN

El ex Presidente Lula y la actual mandataria Dilma Rousseff. Foto: Efe
El ex Presidente Lula y la actual mandataria Dilma Rousseff. Foto: EFE

Más que protestar contra el mundial, los brasileños están inconformes con la manera en que se han manejado las licitaciones de las obras, y los constantes cambios en los costos de las mismas, lo que ha despertado una serie de suspicacias entre la población, consideró Jesús Valdés Díaz de Villegas, investigador del Centro de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana.

“Hay un efecto de mejoramiento de los aspectos sociales, pero no de esos problemas de la corrupción y creo que no es un problema de la actual Presidenta, Dilma Roussef, sino del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece, y desde que Luis Inácio Lula da Silva era Presidente (2003-2011)”, opinó el académico.

En noviembre del año pasado, el Supremo Tribunal Federal de Brasil encarceló a 11 de 25 ex burócratas involucrados en el proceso de corrupción política conocido como caso mensalão (mensualidades), entre ellos los líderes históricos del PT José Dirceu, Ministro del primer gobierno del ex Presidente, Lula da Silva; el entonces presidente del partido, José Genoino; y el ex Tesorero, Delubio Soares.

El caso mensalão estalló cuando se hizo pública una supuesta alianza entre el Partido Laboral Brasileño (PTB) y el PT, a través de la cual, el PT se comprometía a pagar a cada Diputado federal del PTB, por su apoyo a las iniciativas del Presidente Lula. El incumplimiento de la promesa habría provocado la ruptura entre los dos partidos, lo que vino a culminar con la serie de denuncias de corrupción difundidas a partir de mayo de 2005 y que culminó el año pasado con las sentencias mencionadas.

“Las manifestaciones son un reflejo de los problemas de corrupción, la construcción de la infraestructura mundialista y olímpica que ha costa muchísimo, pero a pesar de que Brasil tiene buenos indicadores económicos, esto no lo ve reflejado la gente en incremento de salarios, un ejemplo es la Policía Investigadora en Brasil que estuvo en Huelga”, señaló Valdés.

“La corrupción es la base, de algunas, que no de todas, las manifestaciones; la gente ve lo que está pasando y se está invirtiendo una cantidad de dinero inmensa en toda la infraestructura del Mundial, en la que no hay transparencia, pero no hay dinero para los hospitales y escuelas, pero para pagar lo del futbol se incrementan servicios públicos, como fue el caso del metro”, expuso.

La semana pasada, la Confederación Nacional de la Industria dio a conocer que la confianza del consumidor brasileño en mayo había alcanzado su peor nivel desde 2009 al pasar de 108.7 a 107.6 puntos.

A principios de año el índice alcanzaba 113.9 puntos, a partir de lo cual se produjeron caídas consecutivas todos los meses, y con relación a mayo del año pasado, cuando marcaba 113.3.

Para el investigador, en Brasil están operando también “los profesionales de la manifestación”, un movimiento a nivel mundial que no se sabe quién lo financia, pero que está repercutiendo en distintos lugares del planeta donde existe algún tipo de inconformidad social.

En el caso concreto del país sede del Mundial, consideró que la clase media que creció durante el periodo del ex Presidente Lula, está siendo alentada por este movimiento desde 2010.

BRASIL COMO MARCA

Brasil también será sede de la Olimpiada en 2016. Foto: EFE
Brasil también será sede de la Olimpiada en 2016. Foto: EFE

Independientemente de si existe o no un grupo en particular detrás de las manifestaciones, la marca país Brasil, se ha visto dañada a nivel internacional por estos eventos porque siempre se vendió al mundo como una nación con “jovialidad y potencia sexual, lo que se traducía en que el milagro brasileño era producto de la eficiencia y el trabajo”, expresó Alfredo Troncoso Muñoz, director de All About connectful trends de De la Riva Group, agencia de investigación de mercados.

En el caso de cómo se proyecta Brasil a días de empezar el Mundial, consideró que existen dos puntos que analizar: el primero es que el país tiene ahora un narrador menos “carismático” que Lula da Silva, es decir la Presidente Rousseff, y en segundo lugar, que la prensa internacional se ha “ensañado porque el mismo país se puso ‘de pechito’ al vendernos una historia tan fabulosa en la que el gobierno atendía todos los problemas y por eso, Brasil era hace unos años el país de moda a nivel mundial”.

Gran parte de esta percepción que se tiene en la prensa internacional de que todo el país está en medio de un grave conflicto social es resultado, expreso, de que en el Brasil que se vendió al mundo “faltó el lobo” pues siempre envió el mensaje de que todo era “fabuloso”.

“Sería importante, si quiere recuperar su marca, que diera una nota más realista en el sentido de tomar las manifestaciones de descontento como una realidad”, indicó.

Explicó que el prestigio de una marca país se construye de tres elementos: la economía, la cultura y las tasas de integración tecnológica y uno de los elementos que puso a Brasil en los primeros lugares fue su alta adaptación a la tecnología como celulares e Internet, pero las manifestaciones ponen en duda su capacidad para transformarse.

Consideró que la sorpresa, a su juicio, es que las manifestaciones en contra del Mundial muestran que el futbol ya no es casi una religión “y eso es la más clara explicación de que está pagando el precio que muchos países han tenido que pagar por sacar a tanta gente de la miseria y mandarla a la clase media. El precio es tener una sociedad más contestaría, por el hecho de que ahora sí hay una clase media”.

EL MOMENTO DEPORTIVO

El estadio Arena Corinthians, también conocido como Itaquerão, en Sao Paulo, será la sede inaugural del Mundial 2014. Foto: EFE
El estadio Arena Corinthians, también conocido como Itaquerão, en Sao Paulo, será la sede inaugural del Mundial 2014. Foto: EFE

Brasil no sólo será el país sede del Mundial de Futbol 2014, sino también de la Olimpiada en 2016, pero ante las protestas que se han registrado, Eduardo Fernández Catelli, profesor de Marketing de la IE Business School, de España, consideró que tal vez este no sea el mejor momento para realizar ambas justas deportivas.

“El problema más serio que antes y durante el evento pueda generarse es la falta de apoyo de los brasileños. Para que estos eventos sean exitosos es imprescindible que la sociedad los apoye y se sienta orgullosa de ser el país o la ciudad que los organiza. Un evento de este tipo tiene una dependencia alta de los voluntarios y de la calidad de los servicios que, en los dos casos, dependen del apoyo que ofrezca la sociedad brasileña”, expresó.

Explicó que, generalmente, estos eventos se organizan para que el mundo vea que el país y la ciudad de Río de Janeiro están preparados para organizar eventos de estas características y alcance. Por tanto, si se canaliza adecuadamente y la sociedad brasileña hace un esfuerzo, lo que parece un problema se puede convertir en una oportunidad para demostrar la madurez y capacidad de la sociedad brasileña. Para ello, es imprescindible que se involucre a los ciudadanos y se les haga ver que desde estos eventos se puede construir una imagen y un legado para el país.

Destacó que ante la imagen que se está dando del país existe un alto riesgo económico de no rentabilizar la enorme inversión que tiene que hacer el gobierno para prepararse para un evento así. El riesgo suele estar en la falta de planificación tanto antes del evento (incremento de los costos sobre las previsiones iniciales) como después y es en este último en el que el país debe “optimizar el legado del evento”.

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