Dueño de aeropuertos, cines y minas, Larrea es un fantasma… con 13 mil millones de dólares en la bolsa

08/09/2014 - 12:05 am
Una de las contadas fotografías de Germán Larrea. Foto: Especial.
Una de las contadas fotografías de Germán Larrea. Foto: Especial.

Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).− Dueño de la empresa culpable de haber derramado 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Bacanuchi y Sonora. Responsable de la muerte de 65 mineros por falta de medidas de seguridad en la mina de Pasta de Conchos, el 19 de febrero de 2006. Causante de la muerte de cinco trabajadores mineros en la mina de Charcas, ubicada en San Luis Potosí y de la muerte de dos mineros de la empresa minera Alva Ram de Agujita SA de CV, la cual trabajaba una concesión de Grupo México (GM).

Este personaje también es propietario las subsidiarias de la división de transportes de dicha empresa que son Ferromex, Ferrosur, Intermodal México y de la línea ferrocarrilera norteamericana Texas Pacific (TP). A la lista de sus propiedades se añaden las empresas mineras  Southern Copper Company en Perú y Asarco en Estados Unidos. En otros giros, también es propietario de Cinemex y del 30 por ciento de las acciones de Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP). Sólo habría que agregar que es el tercer hombre más rico de México, con una fortuna personal de 13 mil 300 millones de dólares.

A esta lista sobresaliente de éxitos y fracasos sólo le falta un nombre, nombre que últimamente está en boca de todos.

Sin embargo, el autor de distinguidas acciones no es reconocido; no suele hacer más ruido del que ya se escucha. No acostumbra lugares públicos, no acude a eventos sociales y sólo muy pocos lo han visto y casi nadie, retratado. Como un mito o un fantasma.

Pero Germán Larrea es real. Tan real como la zona de silencio que ha creado entorno suyo a pesar de ser un individuo que tiene un pie puesto en gran parte del territorio nacional, y en el extranjero.

HEREDERO DEL EMPORIO LARREA

En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Grupo México se convirtió en el emporio que es actualmente. Foto: Cuartoscuro
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Grupo México se convirtió en el emporio que es actualmente. Foto: Cuartoscuro

Germán Feliciano Larrea Mota-Velasco, nombre que parece salido de un cuento épico, nació el 8 de julio de 1941 en la cuna de una de las familias mejor acomodadas del país gracias a su padre, Jorge Larrea Ortega.

Don Larrea empezó a crear su pequeña fortuna durante el “milagro mexicano” y la Presidencia de Miguel Alemán Valdez al iniciar su compañía constructora llamada Construcciones Jorge Larrea, la cual tiempo después se convertiría en México Constructora Industrial SA de CV.

Para asegurar el futuro a su familia, en especial el de su “querido” hijo, se dio a la tarea de crear relaciones, abrir y expandir sus empresas. Uno de los más importantes contactos fue quizá Bruno Pagliai, el hombre más rico de México en ese tiempo. Este empresario italonorteamericano fue quien funcionó como su fachada legal en asuntos relativos al negocio de tubos en Veracruz, Tubos de Acero de México SA de CV.

A través de esta relación, Jorge Larrea llegó a ser accionista de Tamsa, empresa que ha contribuido por más de 50 años al desarrollo de la industria energética, proveyendo tubos de acero, accesorios y servicios para la exploración y producción de petróleo y gas, la refinación y tendido de líneas de conducción.

Durante la década de los setenta fue que Don Jorge se encargó de ir ascendiendo en el sector metalúrgico y siderúrgico del país. Adquirió parte de las propiedades de American Smelting and Refining Company y la mina de cobre La Caridad ubicada en Nacozari, Sonora.

Sin embargo, fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que la compañía minera se convirtió en Grupo México por las modificaciones que hubo en las leyes para favorecer a las compañías mexicanas. En 1988 compró por 680 millones de dólares las acciones gubernamentales de la mina La Caridad y Cananea, y ganó la puja por la compañía minera de cobre más grande de México por 475 millones de dólares, cifra que estaba por debajo del precio del mercado.

Juan Linares Montúfar, Secretario del Comité de Vigilancia del Sindicato Minero, comentó que había otra empresa que estaba interesada en la compra de la mina de Cananea, sin embargo se la dieron a Don Jorge, ofreciendo el 5 por ciento de sus acciones para el Sindicato.

“Toda la gente de Cananea desde que llegó Jorge Larrea decía que recibió el regalo que le dio Salinas. Nos preguntábamos si pagaría el resto del dinero por la compra de la mina. Hemos tratado de conseguir información para saber si ese dinero llegó a algún fin o lo utilizaron en algo”, declaró.

El Secretario del Comité de Vigilancia recuerda que Jorge Larrea tenía un lema desde que compró la mina de Cananea. Éste era que “prefería mejor pagarle a los abogados que darle un cinco a los trabajadores por alguna demanda, por algún desgaste físico que tuvieran, pues prefería que lo demandaran y la demanda se hiciera vieja hasta que los trabajadores se murieran o se cansaran de seguir la demanda”.

Larrea Ortega con ayuda del empresario italiano fundaron el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN). En 1981 nombró a su hijo, Germán Larrea parte del consejo administrativo y vicepresidente ejecutivo de Minera y Grupo México.

Con la muerte de su padre en 1999, a Germán Larrea se le cedieron las responsabilidades empresariales de la familia, convirtiéndose en el accionista más grande de la compañía minera.

“EL REY DEL COBRE”

Valentín Díez Morodo lo califica como un “destacado hombre de negocios ampliamente reconocido”, descripción que no se aleja de la realidad, ya que después de haber sido nombrado Presidente del Consejo de Administración de Grupo México, obedeciendo a su naturaleza, Germán Larrea buscó expandir la empresa de su padre y convertirla en una de las más grandes de México.

Grupo México con Germán Larrea al mando, se convirtió en la empresa productora de cobre más grande del país y la tercera del mundo. También se volvió presidente del Consejo de la American Mining Corporation, del Consejo de la Southern Copper Corporation, de Asarco y del Consejo del Grupo Ferroviario Mexicano, S.A. de C.V. (Ferromex), compañía que opera la mayor flota de trenes del país.

Díez Morodo recuerda una anécdota sobre esta empresa: “Mi primer contacto de negocios con él fue en 2001 cuando fui invitado a participar en el Consejo de Administración de Ferromex, el grupo ferroviario más grande de México, con el cual tenía relaciones de negocios por el transporte de cerveza, materias primas y envases de Grupo Modelo”.

Southern Copper Corporation es uno de los mayores productores mundiales integrados de cobre y tiene las mayores reservas de cobre de la industria. Es una compañía listada en las Bolsas de Valores de Nueva York y Perú, cuya propiedad en un 82.6 por ciento le pertenece a Grupo México, mientras que el 17.4 por ciento restante lo mantiene la comunidad internacional de inversionistas.

A principios del mes de agosto las acciones del Grupo México, a través de Southern Copper Corporation, experimentaron la mayor alza en los últimos dos meses después de que el Ministerio de Energía y Minas de Perú (Minem) aprobara el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto “Tía María”, que demandó una inversión de mil 300 millones de dólares en Arequipa, Perú.

Fue gracias a esto que los papeles de la empresa controlada por el billonario Germán Larrea subieron 3.1 por ciento hasta los 49.24 pesos mexicanos en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el mayor salto desde el 23 de mayo.

Sin embargo, con Asarco no ha tenido tanta suerte pues a pesar de dejarle ganancias, también ha sido sancionada por el gobierno norteamericano y organizaciones ambientales con multas de millones de dólares por daños ecológicos, además de que posee un historial brutal de muertes que se ha hecho evidente con los años.

El mes de abril el Departamento de Calidad Ambiental de Arizona (ADEQ) informó que Asarco acordó pagar una multa de 40 mil dólares para resolver las acusaciones que recibió el año pasado por haber descargado ilegalmente más de un millón de litros de agua mezclada con residuos de tratamiento de su mina de cobre en el Río Gila causados por rupturas de las tuberías.

Antes de que surgiera el codicioso interés por el gas shale, a través de la División de Transporte de GM, Germán Larrea tuvo la visionaria decisión de comprar la concesión de la línea ferrocarrilera Texas Pacific (TP) que va desde Presidio, en la frontera de México, hasta la ciudad de San Ángelo. Gracias a la compra de Larrea, ahora esta es la zona más productiva de gas shale y petróleo de Estados Unidos.

Grupo México ha invertido en Texas Pacific cerca de 30 millones de dólares, sin incluir las inversiones que el estado de Texas y el gobierno de Barack Obama hicieron a este proyecto. En los últimos tres años los ingresos han crecido a doble dígito anualmente.

EL PRÍNCIPE DE LOS NEGOCIOS

 Foto: Grupo México
Foto: Grupo México

Germán Larrea es un hombre de negocios tanto por nacimiento como de familia, pero por el bajo perfil que ha llevado, poco se sabe de los movimientos que realizado más allá de su empresa minera. Antes de ser el “Rey del Cobre”, en 1978, fundó Grupo Impresa, que era una editorial de la que también fue presidente y director general hasta el momento de su venta.

También forma parte Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN) y de Grupo Televisa. Además es dueño de México Compañía Constructora SA de CV y de Fondo Inmobiliario, empresa de bienes raíces desde 1992.

El hijo pródigo de la familia Larrea forma parte del Consejo de Televisa y es miembro Fundador del Grupo Ciudad de México. Tiene un lugar dentro del Consejo Administrativo de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y del Consejo de Grupo Bursátil Mexicano. También pertenece al Consejo Administrativo de Grupo Financiero Banamex (propiedad de Grupo Financiero Citigroup) y a Grupo Comercial América.

Asimismo, Germán Larrea es inversionista del Grupo Transportación Marítima Mexicana (TMM) y en Scotiabank Inverlat. El único negocio que heredó de su madre, Sara Mota-Velasco, fue la compañía de bienes raíces llamada Desarrollo Punta Bruja.

Hace seis años Germán Larrea inició una incursión en la tenencia de acciones de Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) con 5 por ciento. Fue a partir de 2008 hasta el año 2011 que consiguió una participación de 22.1 por ciento de las acciones del GAP.

Actualmente, la participación de Grupo México en GAP es de es de 29.58 por ciento. Sin embargo Germán Larrea está en negociaciones legales para hacerse de más del 30 por ciento. Para conseguirlo, la firma debe realizar una oferta pública para recolectar las acciones que están pulverizadas en el mercado.

Todo iba bien en los planes de Grupo México hasta que la controladora de GAP inició un proceso jurídico para evitar ceder el control, como resultado, Grupo México está temporalmente impedido para seguir comprando acciones.

En ese mismo año compró a The Carlyle Group los 44 complejos de cines Cinemex por 3 mil 500 millons de pesos, que es la segunda cadena más grande del país. También es dueño de MM Cinemas y Cinemas Lumiere, ésta última fue adquirida por 315 millones de dólares. A finales del año pasado se le dio la autorización de poder comprar la cadena estadounidense Cinemark.

UN EMPESARIO VORAZ

Germán Larrea para sus cercanos ha sido un hombre visionario, sin embargo no todos lo ven de esa manera.

Para el Sindicato Minero, es “un hombre al que no le interesa ni le importa las personas, únicamente la producción. Hacerse cada día más rico a costillas de los trabajadores. Él la riqueza la recibe en charola de plata, porque es una herencia que le dejó su papá. Se muere el señor Larrea y se queda como heredero y encargado de todos los bienes de él, siguiendo con su misma táctica”.

Juan Linares dice que cuando Germán se hizo cargo de los negocios, sobre la mina de Cananea ”decía que nunca la iba a pagar”, inclusive que “se puso de acuerdo con Elías Morales para que el plazo para ganar feneciera”.

“Si no quería pagar el 5 por ciento de las acciones, que fue lo que se ofreció para poderse quedar con la minera, ¿pagaría el 95 por ciento al gobierno? La mina fue un regalo que les hicieron”, aseguró el Secretario del Comité de Vigilancia.

Fue con Napoleón Gómez Urrutia que se revivió este caso y se obligó a Germán Larrea a pagar el porcentaje de las acciones. “Por eso Larrea no le perdona que haya sido el único hombre que lo haya podido sentar ante Gobernación para que se comprometiera a pagar y respondiera al compromiso”, agregó.

Valentín Díez Morodo en su oda a Germán Larrea publicada en CNNExpansión lo caracteriza por ser un hombre que “cuando se trata de confrontar problemas, siempre da la cara con carácter y determinación”.

Sin embargo, para muchos resulta ser “una persona que no tiene llenadera, pero que tampoco da la cara. Prefiere pagar porque otros hagan lo que él tiene que hacer. Nunca lo han podido presentar en ningún tribunal, ni hacer ninguna declaración porque es una persona cobarde, porque es de los que tira la piedra y esconde la mano”, denunció Juan Linares.

Germán Larrea a pesar de ser un hombre de negocios, al momento de concretarlos nunca se presenta y acuden sus representantes. “Tiene gente como [Xavier] García de Quevedo y un tal Juan Rebolledo que son los que se encargan de hacer todos los malos manejos de las empresas”.

Agregó que “es un tipo que le gusta gastar dinero en comprar conciencias y autoridades. En el sexenio de [Felipe] Calderón, a [Fernando] Gómez Mont que era parte de sus abogados, lo puso como Secretario de Gobernación (Segob), a un tipo que nunca anduvo en la política, de la noche a la mañana lo hizo formar parte del gobierno”.

Juan Linares afirmó que con el accidente de Buenavista, “las autoridades no han caído en su juego, exceptuando al Gobernador de Sonora, [Guillermo] Padrés. Germán Larrea le pagó su campaña, por lo tanto está comprometido, así que no puede estar en su contra”.

Respecto al proyecto “Tía María” afirmó que es algo “muy grande y no le importa acabar con la fauna, flora y todo lo que es natural. Lo único que le interesa es el dinero. Ya se hizo dueño de la mayor parte de los ejidos de Cananea y lo hizo por el agua”. Agregando que a donde quiera que llega, no deja más que muertes.

EXCENTRICIDADES DE UN HOMBRE SILENCIOSO

Napoleón Gómez Urrutia. Foto: Cuartoscuro
Napoleón Gómez Urrutia. Foto: Cuartoscuro

De todos los hombres que forman parte de la lista de millonarios ya sea de México o del mundo, quizá Germán Larrea sea el más desconocido.

Napoleón Gómez Urrutia, Presidente del Sindicato de Mineros, en su libro El colapso de la dignidad habla de Germán Larrea a quién califica como alguien que es “malhumorado, egocéntrico y sin escrúpulos”. Físicamente lo describe como un hombre “alto, regordete, de piel pálida, ojos claros y una expresión arrogante”.

El presidente del Sindicato de Mineros afirma que su porte inaccesible va de acuerdo a sus gustos, pues tienen una especial debilidad por el vino Chateau Haut-Brion, que sólo toma si está a la temperatura correcta.

Sin embargo, esta fascinación por los vinos no tuvo un origen armonioso. Juan Linares afirmó que Germán Larrea es un señor que tiene un resentimiento social ya que su padre, Jorge Larrea, lo trataba muy mal cuando era joven. “Lo trataba peor que al chofer, a él únicamente lo utilizaba como un catador de vinos y le decía que no servía para otra cosa”.

“A él lo mandaba comprar cosechas enteras de viñedos para el vino de don Jorge y era lo que hacía él, lo trataba muy mal, por eso es un resentido de la sociedad, sobre todo con los trabajadores”, agregó.

También se rumora que le gusta la privacidad, le entretiene pasar desapercibido. Sobre esto Valentín Díez Morodo comenta que Germán  Larrea “siempre ha sido una persona reservada y que evita los reflectores”.

“El Rey del Cobre” tiene una fuerte pasión los caballos y las carreras, gusto que también le heredó y compartió con su padre. Es por ello que, si uno corre con suerte, se puede el vivo fantasma de Germán Larrea en el Hipódromo de las Américas, lugar que suele frecuentar muy a menudo y del que se dice que también es inversionista.

También se dice que aparece de vez en vez en la Ciudad de México, en específico el centro comercial Parque Duraznos, Acapulco y la Toscana, Italia, lugar donde buena parte se la pasa con su esposa e hijos.

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