La historia del 5to autobús, que Murillo Karam “evitó”, liga a federales en el ataque

08/09/2015 - 10:58 am

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Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).– El quinto camión en la escena de Iguala, los días 26 por la noche y en el amanecer del 27 de septiembre, encierra un misterio que quizás haya sido develado por el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH).

Hecho a un lado por la Procuraduría General de la República (PGR) bajo el mando de Jesús Murillo Karam –quien lo omitió en el expediente–, el Estrella Roja con 14 normalistas fue vaciado a punta de balazos por la Policía Federal a la altura del Palacio de Justicia, en la salida Iguala-Chilpancingo. Y luego desapareció del informe oficial que se ha bautizado como “verdad histórica”. Después pudo haber reaparecido quemado, pero los expertos hablan de la posibilidad de que no sea el mismo.

Pero los eventos entorno a este camión, defendido con fuego –y que pudo contener droga o armas de los Guerreros Unidos– confirmaría que agentes de la Policía Federal participaron en la persecución de los normalistas. Se omitió bajo el pretexto de que fue abandonado por los estudiantes inmediatamente después de sacarlo de la Central de Camiones de Iguala, porque “se pusieron nerviosos y pensaron que no servía”, de acuerdo con la declaración del chofer, misma que fue usada por la PGR para no consignarlo, a pesar de que era parte de la escena del crimen, como  fue declarado por los normalistas sobrevivientes ante la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Guerrero y retomado en el informe del Grupo de Expertos.

En el informe independiente, los federales no sólo aparecen allí, al momento de bajar a los jóvenes. También en ataques posteriores y en una persecución que duró horas, entre el 26 y 27 de septiembre.

“Cuando estábamos en la salida ya hacia Chilpancingo, empezamos a ver que los autos se estaban deteniendo y se echaban de reversa por sentido contrario. Un carro nos hizo señas de que estaban disparando y el autobús se paró. Entonces llamé a A y me dijo: ‘Regrésate y ayúdame, están disparando’. Pero en ese tiempo llegan patrullas de federales detrás del autobús en que íbamos, y se pararon como 30 metros delante y empezaron a revisar los carros. Me bajé, y un policía me echó la luz y apuntar con el arma, por lo que nos bajamos todos: ‘muévanse, hagan una pendejada y..’ Nosotros también empezamos a gritar cualquier cosa, relata F”.

Organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos y abogados penalistas mexicanos recomendaron ayer iniciar de cero la investigación sobre la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en Guerrero, y llamar a cuentas al ex Procurador Jesús Murillo Karam.

“El informe de los Expertos deja claro que el Gobierno trató de vender a las familias, a la sociedad mexicana y a la comunidad internacional una versión de los hechos que, lejos de ser la verdad, no tiene evidencia científica […] El gobierno prefirió la conveniencia sobre la veracidad y tomó varias medidas, incluyendo posiblemente el uso de tortura, para respaldar su versión de los hechos”, sostuvo este lunes en un comunicado Maureen Meyer, coordinadora principal del Programa de México de WOLA, organización que promueve los derechos humanos, la democracia y la justicia social por medio del trabajo conjunto con contrapartes locales en Latinoamérica y el Caribe.

Anoche, el Fiscal de Guerrero, Miguel Ángel Godínez Muñoz, confirmó la existencia de ese quinto autobús. Reveló además que Murillo Karam fue informado. “Sí tuvimos conocimiento, participamos dentro de la investigación, hay un expediente el cual se mandó a México”, dijo. En breve entrevista con los medios de comunicación, el Fiscal guerrerense se negó a abundar sobre las indagatorias “porque es un caso delicado”.

“Estoy por reunirme con la Procuradora General de la República, todavía no hay fecha para ver la estrategia a seguir en el tema, es lo único que te podría decir por que ellos son los que llevan la investigación”, agregó.

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LA NOCHE DEL CRIMEN

La noche del crimen, los jóvenes fueron interceptados por la Policía Federal, encañonados para vaciar el camión, obligados a huir hacia los cerros y perseguidos a balazos durante varias horas, según consta en el informe de los expertos de la CIDH.

“Los testimonios de los sobrevivientes son consistentes entre sí, en que fueron obligados a bajar del bus, estando a unos 100 metros del autobús, Estrella Oro, y que huyeron a un cerro. Existen varias evidencias en el C-4 de llamadas sobre movimientos de jóvenes en dicha zona y la colonia Pajaritos y la colonia 24 de febrero que concuerdan totalmente con las declaraciones de nos normalistas y que fueron finalmente confirmadas ante la propia PGR en declaración nuevamente rendida en julio de 2015. Un testigo señalan que en ese escenario, a unos 100 metros del autobús, antes de donde se encontraba el autobús Estrella de Oro, fue detenido por una patrulla de la Policía Federal. Una declaración manuscrita en el expediente de otro testigo lo señala también. Estas circunstancias no se han investigado hasta ahora”, dice el informe.

El autobús Estrella Roja fue vaciado. Antes, en el mismo escenario, varios normalistas fueron bajados, golpeados. Este último transporte fue quemado y destrozado por policías municipales de Iguala. Cuando los ocupantes del autobús Estrella Roja fueron bajados a punta de pistola, los jóvenes escaparon hacia los cerros y una hora después bajaron hacia la carretera, donde fueron perseguidos a balazos. Eso dice el reporte.

Esa persecución duró  varias horas. Ese grupo de 14 normalistas prácticamente fue cazado, sin éxito por la policía.

Lograron escapar ocultándose en casas durante toda la noche.

Al presentar el autobús Estrella Roja que habría sido abandonado, los expertos del GIEI determinaron a través de un peritaje que podría no tratarse del mismo camión que fue tomado por los 14 estudiantes y que aparece en un video que lograron recuperar del momento en que salen los autobuses de la central camionera de Iguala.

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LA HISTORIA DEL QUINTO CAMIÓN

En el apartado “Persecución de los normalistas del 5o autobús Estrella Roja” del informe del Grupo de Expertos de la CIDH se detalla cómo a las 22:30 horas “y tras ser amenazados y encañonados por la policía, los normalistas que habían llegado al escenario del Palacio de Justicia en el autobús Estrella Roja se fueron retirando en dirección a Iguala”. Menciona que lo normalistas se ocultaron entre los coches y huyeron después a un cerro próximo. “Los normalistas describieron que un coche que no pudieron identificar los seguía, hasta que se escondieron en una casa abandonada en el cerro”, refiere el texto.

“Dicha zona es conocida como Loma o colonia Pajaritos. En el reporte del 066, entre las 22:55 y las 23:10 horas se recogen varias llamadas que senÞalan que en dicho lugar se encuentran unos jóvenes que caminan por la zona y tratan de esconderse detrás de una barda, mientras la llamada era transferida: 22:55:33. Se pasó reporte a las unidades al sector PREV (Policía Preventiva Municipal de Iguala)”, explica el documento.

Indica que los normalistas permanecieron en el cerro unos 40 minutos, hasta que decidieron salir y regresar al mismo lugar de donde habían huido, pero esta vez sobre el puente de Chipote, frente el Palacio de Justicia. Según un testigo de los hechos, en el lugar se encontraba una patrulla de la Policía Federal, posteriormente habían llegado dos patrullas en dirección a Iguala y una moto con una persona vigilaba”.

“Después de que nos fuimos al monte le llamé a M, yo con la idea de que iban a venir con un autobús tomé la decisión de ir con los chavos hacia el puente. Pero al ver que la policía nos estaba buscando nos volvimos a esconder. Fui a ver sobre el puente solo. Ahí vimos que el autobús estaba todo destrozado y vi al chofer que ya estaba fuera del autobús. Estaba lloviznando. No vi a los compañeros. Sólo quedaba ahí una camioneta de la Policía [Federal, según dijo un testigo]. La patrulla nos ve y dice: allí van. Pero entonces de la zona del retén hacia Iguala, vinieron varias camionetas de policía municipal que se estacionaron al lado del Palacio de Justicia, esas ya no vi si eran federales o municipales. Al ver que veían esas patrullas les dije que se fueran. Había una moto con un halcón que estaba vigilando. Era una motoneta Itálica. El que la manejaba salió en un momento con un arma en mano”, dijo el testigo identificado como F al Grupo de Expertos.

Según los testimonios contrastados de varios normalistas que estaban en ese grupo, poco tiempo después, los que se encontraban escondidos en el cerro volvieron a bajar al mismo lugar, esta vez juntos.

Después de intentar cruzar el puente en grupos de cuatro, habían sido vistos por la policía que se encontraba abajo, en la carretera Iguala-Chilpancingo, y fueron seguidos por algunos agentes que les apuntaron con sus armas hasta que se escondieron en el cerro de nuevo. Para entonces estaba lloviendo. Cuando los policías se retiraron, unos 20 minutos después, los normalistas se reagruparon y bajaron a la carretera, viendo el autobús Estrella de Oro 1531 bajo el puente con impactos de bala y los cristales rotos, mientras se disponían a caminar en dirección a Iguala por el lado de la carretera 158.

A partir de las 23:00 horas y después de retirarse de la zona del ataque al autobús Estrella de Oro 1531, al menos siete vehículos de la policía municipal, las número 027, 024, 026, 021, 012, 018 y 020, patrullaron la zona cercana al Periférico norte y otras partes de la ciudad.

El informe refiere que en el 066 hay varias llamadas que dan cuenta de esto. Menciona que entre las 23:33 y las 23:37 horas se reporta que sobre la carretera van caminando alrededor de 20 jóvenes “con palos, piedras y machetes”  con dirección de la colonia Tomatal al centro de Iguala. La llamada menciona que vio un autobús Estrella de Oro abandonado con los vidrios rotos y las llantas ponchadas.

Después de regresar por la carretera hacia Iguala y mientras caminaban por el arcón de la carretera queriendo dirigirse a la Bodega Aurrerá para reunirse con los estudiantes sobrevivientes del primer ataque en la calle Juan N. Álvarez, el grupo de 14 normalistas vio acercarse una patrulla de la policía municipal a gran velocidad, que maniobró a unos 10 metros de donde se encontraban y estuvo a punto de atropellarlos, retornando tras sobrepasarlos por el otro lado de la carretera.

Según el testimonio de uno de ellos, tenían más visibilidad debido al alumbrado público y pudieron ver que dicha patrulla iba conducida por una mujer policía. Unos 200 metros más adelante, vieron otra patrulla que llegaba en la misma dirección y también trató de atropellarlos y se siguió, para detenerse a unos 80-100 metros.

“Nos empiezan a gritar: ‘Los vamos a matar, cabrones’. Lo que hicimos fue avanzar y nos percatamos que las dos patrullas nos venían siguiendo desde lejos, ya no retornaron, sino que se retornaron en el mismo carril, en sentido contrario, venían despacio a unos 50 metros y ya el compañero de segundo dijo no hay que hacerles nada, no nos pueden hacer nada, ya empezamos a trotar y fue cuando nos detuvimos y seguimos caminando y seguían detrás de nosotros… Corrimos unos 400 metros y ya cuando vimos que por este mismo carril que veníamos corriendo venían otras dos patrullas. O sea que nos tenían rodeados”, relató otro testigo al GIEI identificado como AT.

Según el relato de los sobrevivientes de ese ataque, mientras seguían huyendo al lado de la carretera llegaron dos patrullas de la policía municipal que frenaron al verlos, se bajaron y les apuntaron con sus armas: “Empezaron a cortar cartucho y a apuntarnos, a una distancia de unos 8 metros”. También llegó una camioneta blanca, que identificaron como de la Policía Ministerial, de la que se bajaron 4 agentes vestidos de civil, aunque otro testigo dijo que se trataría de Protección Civil.

“Nos tronaron cartucho los municipales, allí nos quedamos unos 10 segundos y empezamos a agarrar piedras y a decirles qué querían y a hacerles frente, porque nos iban a rodear. Los ministeriales allá se quedaron. No al frente, sino más atrás. Eran como 3. Traían torreta arriba. Las ministeriales, eran blancas y atrás tenían carrocería. Ellos no iban encapuchados, les aventamos piedras y nos respondieron también con pedradas”, relató el mismo testigo al GIEI.

Según los sobrevivientes, tres de los policías ministeriales les tiraron piedras, mientras otro se encontraba hablando por radio. Tras cruzar un pequeño canto de agua por unas tablas, los normalistas huyeron por unas calles dentro de un grupo de casas y se dirigieron hacia una subida de escaleras con mucha pendiente que subieron corriendo, mientras recibían disparos de la policía. Según su relato la policía les disparó unas cinco veces. Los reportes del C-4 recogen dicha balacera y señalan el envío de una Patrulla Federal.

“Pasamos por un callejón que llevaba hasta unas escaleras empinadas hacia un cerro. Cuando dispararon los policías municipales empezaron a subir, pero como están más llenitos no pudieron seguir y empezamos a tirarles piedras. Una señora les dijo: déjenlos, no les hacen nada. Había policías que estaban subiendo para chequear donde estábamos”, relató el testigo F  al GIEI.

El documento refiere que el recorrido, relatado primero por un testigo, fue realizado y visualizado in situ durante la inspección ocular de la zona hecha por el GIEI en abril y posteriormente en julio de 2015 con los peritos de escenas del crimen. Según refirieron los normalistas, en la parte de arriba de dichas escaleras, una mujer acogió en su casa a diez de ellos y allí pasaron la noche, mientras otros cuatro se quedaron escondidos más arriba en el cerro. “Este proceso muestra que se dio una persecución de los normalistas que habían tomado el autobús Estrella Roja, durante varias horas, y en diferentes escenarios”.

Desde la casa donde se refugiaron, como a las 00:45 horas, se comunicaron por teléfono con otros normalistas que se encontraban en la clínica Cristina, quienes les contaron que se encontraban refugiados y que había otro normalista muerto en un segundo ataque, aunque en realidad eran dos. Ahí pasaron la noche, unos en la casa y otros en el cerro.

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FUENTES OFICIALES Y EXTRAOFICIALES

La Procuraduría General de la República no ha abandonado la “verdad histórica” de Jesús Murillo Karam. Ayer, fuentes oficiales defendieron por la mañana y parte de la tarde los puntos más polémicos del informe de Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH). Hoy, algunos medios manejaron fuentes extraoficiales.

El director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la PGR, Tomás Zerón de Lucio, insistió ayer en que, pese al contenido del informe del GIEI del CIDH, “no se abre una nueva investigación, seguimos sobre la misma”.

“Vamos a tomar en cuenta las consideraciones que nos ha hecho el Grupo Interdisciplinario pero, al final, la verdad, estamos sobre el mismo camino. La verdad es que tenemos nosotros que en el basurero fueron ejecutados, fueron incinerados y posteriormente trasladados al río un número importante de estudiantes”, expresó en entrevista radiofónica con Leonardo Curzio en Enfoque.

Dijo que los peritajes de la PGR fueron hechos en colaboración con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tanto del Instituto de Biología como de Geología, así como expertos en incendios del Instituto Mexicano del Petróleo, quienes han estado haciendo sus aportes para todos los peritajes. “Lo tenemos tan sustentado; los peritajes realizados hoy por los expertos de la PGR, que obran en los expedientes, son contundentes y no dejan lugar a dudas de que en el basurero de Cocula fueron quemados un gran número de personas en la noche del 26 de septiembre”, dijo el funcionario.

En tanto, Felipe de Jesús Muñoz, titular de la Subprocuradora Especializada en Investigación de la Delincuencia Organizada (SEIDO), dijo en entrevista para Radio Fórmula que Jesús Murillo Karam, ex titular de la Procuraduría General de la República (PGR) no mintió al dar a conocer su “verdad histórica”. Negó que el ex Procurador haya mentido o le hayan mentido en torno a las diligencias por la desaparición de 43 normalistas. “Esta es una investigación que continúa abierta […], la investigación que ha derivado en la detención de 110 personas que actualmente se encuentran procesadas”.

El titular de la SEIDO refirió que la Procuradora Arely Gómez solicitó ayer que un grupo colegiado de expertos lleve a cabo un peritaje “para que nos permita tener una conclusión sobre este tema que ahora se ha cuestionado”.

Hoy, Milenio, citando fuentes extraoficiales, dice que “los ‘ensayos’ del perito peruano José Luis Torero en relación con el fuego en la investigación de los hechos del 27 de septiembre de 2014 en el basurero de Cocula, Guerrero, dados a conocer el domingo pasado, ‘carecen de rigor científico y metodología’, contienen ‘cálculos desde la teoría’, pretenden ‘desvirtuar análisis serios’ y algunos de sus resultados parten de una visita ‘de 20 minutos’ al lugar, 10 meses después de la conflagración”.

Milenio agrega:

“En un análisis que puntualiza una decena de omisiones y ‘cálculos contradictorios’, que dan como resultado un informe ‘subjetivo y especulativo’, personal de la PGR presente en la inspección independiente disecciona así el documento preparado por el peruano José Luis Torero, especialista de la Universidad de Queensland, Australia, amparado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y encargado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Consultado por Milenio, el personal cuestiona que Torero pretenda ilustrar posibles comportamientos de rocas y vegetación en las cercanías de un incendio sin señalar metodología, bibliografía ni nombres de los expertos en geología, botánica o biología participantes, a diferencia del estudio elaborado por la UNAM en la indagación de la PGR, que concluyó como ‘verdad histórica’ que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron incinerados en el basurero”.

Hoy, en El País de España, Torero, el perito en incendios, reconfirmó su dictamen. “La hipótesis de que los quemaron en el basurero de Cocula no es posible. No hay ninguna evidencia de que en ese lugar haya habido un incendio de la magnitud necesaria para incinerar inclusive un solo cuerpo”, dijo. Torero habló desde Australia, donde es profesor e investigador de la Universidad de Queensland. El perito ha participado como experto en casos como el atentado contra las Torres Gemelas o el incendio de 2010 con 81 muertos en la cárcel de San Miguel en Chile.

“Los daños que se encuentran en el contexto del basurero no son consistentes con un incendio de las dimensiones requeridas, que hubiera dejado trazas de fuego en todo el entorno. Lo que se ve en el terreno es una zona donde no ha habido un incendio de grandes dimensiones sino múltiples focos de fuego pequeños que se pueden remontar a un tiempo imposible de determinar”, expresó Torero.

El pasado 12 de julio, nueve meses después de los hechos, analizó en persona el terreno del basurero de Cocula, usado durante años por lugareños para quemar cosas en hogueras.

La nota de Milenio dice que estuvo 20 minutos.

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