Ciudad de México, 8 de noviembre (SinEmbargo).– La creencia popular indica que los vicios tienen mayor incidencia entre las personas con un grado de estudios bajo y se da, sobre todo, entre los varones. Sin embargo, ahora un estudio reciente demostró que, contrario a lo que muchos pensaban, son las mujeres –en especial aquellas inteligentes– las que beben más alcohol.
Así, un grupo de investigadores de la London School of Economics (LSE) llegó a la conclusión de que cuanto más elevado es el nivel educativo de una mujer, mayores son sus probabilidades de beber alcohol y, por lo tanto, de tener problemas de alcoholismo, según publicó el diario inglés The Telegraph.
De acuerdo con la investigación, generalmente las mujeres universitarias se caracterizan por tener hijos más tarde que el promedio. Asimismo, su vida social es mucho más activa que aquellas que tienen un grado de estudios menor o, bien, trabajan en lugares en donde hay mayor presencia masculina y la cultura del alcohol es una constante, lo que acrecienta su contacto con la bebida, afirmaron Francesca Borgonovi y Maria Huerta, las autoras del estudio.
Por otra parte, el estudio encontró que también muchas de estas mujeres –cuando eran niñas– también crecieron en familias de clase media y observaron a su padres consumir bebidas alcohólicas con regularidad.
Aunque el estudio no averiguó las cantidades de alcohol que beben las mujeres, encontró que la relación entre el grado de inteligencia y su predisposición a las bebidas alcohólicas es muy fuerte, al grado en que esta tendencia se puede predecir en la infancia.
De esta manera, con sólo analizar las calificaciones de una niña de solo cinco años puede conocerse si tendrá cierta inclinación hacia el alcohol en su vida de adulta. Así las cosas, las calificaciones altas o medias indican que se tiene un 2.1 más de probabilidades de beber alcohol en forma diaria en la adultez que aquellas niñas con peores calificaciones.
Por otra parte, la correlación entre inteligencia y consumo de alcohol no es exclusiva de las damas y también se manifiesta en el sexo masculino. Sin embargo, este fenómeno no se presenta con tanta intensidad como sucede en el caso de las mujeres.
En el estudio a largo plazo, el equipo de investigadores de la LSE siguió todas las personas nacidas en Gran Bretaña durante una semana en 1970, a las cuales se les realizó preguntas sobre su estilo de vida en períodos regulares a lo largo de sus vidas.
En el estudio se tomaron en cuenta los resultados de las pruebas escolares de cada individuo y el nivel de rendimiento académico, así como sus respuestas a las encuestas regularmente administradas, en las que se les pedía contestar a preguntas como “¿Alguna vez ha sentido que debería dejar de beber?” y “¿Alguna vez ha tomado un trago a primera hora de la mañana para calmar sus nervios o para librarse de una resaca?”.
De esta manera se encontró que las mujeres con algunos títulos de estudios eran 71% más propensas a beber en la mayoría de los días, en comparación con las mujeres que carecían del mismo nivel académico. Mientras tanto, las mujeres con títulos de post grado presentaron 86% más probabilidades de hacerlo.
