5 OBRAS POCO CONOCIDAS DEL MURALISTA DIEGO RIVERA

08/12/2012 - 12:00 am

“Un hombre de rostro de rana, de inmenso volumen, genial, de movimientos lentos, vestido con un overol gastado por el uso, un inmenso sombrero Stetson, bien provisto cinturón de cartucheras, gran pistola al cinto, amplios zapatos manchados con pintura y yeso. Todo lo suyo parecía pesado, lento, tosco, excepto la vívida y brillante inteligencia, los alertas sentidos prensiles, las pequeñas manos regordetas, sensitivas, ágiles, inesperadamente pequeñas para este hombre monumental, y que terminaban, a pesar de su gordura, en dedos casi esbeltos”.
Bertram Wolfe, sobre Diego Rivera

Diego nació hace 126 años en Guanajuato, Guanajuato un 8 de diciembre, fue “un niño díscolo y muy travieso, un diablo que no tenía ni fe ni ley” decían quienes lo conocieron. Desde pequeño mostró interés por la pintura, tanto que cuando ingresó a la Secundaria en la mañana, por la noche asistía a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en la Ciudad de México donde fue discípulo de Santiago Rebull y José María Velasco. Y también con el popular caricaturista José Guadalupe Posada quien influyó de forma importante en su carrera.

Años después, Diego se dedicó a recorrer México y Europa para conocer su cultura al trasladarse a ese continente para estudiar pintura en España y Francia de la mano de reconocidos artistas; adoptó influencias de Renoir y Cézannne. Se instaló por una década en París donde tuvo contacto con grandes pintores como Picasso. Rivera regresó finalmente a México en 1921 con muchas ideas y proyectos.

Este aprendizaje le permitió desarrollar un estilo genuino que daría paso al renacimiento de la pintura mural iniciado por él y otros artistas y patrocinado por el gobierno. Fue tras la Revolución que surgió el Muralismo con una sola premisa: acercar el arte a la gente. Desde su nacimiento, este movimiento artístico buscó retratar la realidad del mexicano, particularmente las luchas sociales a favor de las causas de las clases obrera y campesina. Así, el Muralismo se constituyó como uno de los fenómenos más importantes de la plástica mexicana contemporánea.
Entre los muralistas mexicanos más reconocidos están José Clemente Orozco, Juan O ‘Gorman, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

En cuanto a Diego, entre sus trabajos destacan la famosa obra Sueño de una tarde Dominical en la Alameda Central (1948), que se encuentra en el Museo Mural Diego Rivera, y que en una sola imagen repasa 400 años de la historia de México. La polémica obra El hombre controlador del universo o El hombre en la máquina del tiempo (1934) ubicada en el Palacio de Bellas Artes.
En el Palacio Nacional de México, las paredes y techos son habitados por murales que representan el pasado precolombino, el colonial, la revolución industrial, así como la revolución social de México y la independencia del país: La Historia de México, Mundo de Hoy y Mañana, México Prehispánico y Colonia, Mercado de Tlatelolco, El Desembarco de los Españoles en Veracruz, La Colonización o la Llegada de Hernán Cortés a Veracruz. (1929-1951).

Otra grandiosa obra es la que yace en el costado oriental del estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, sin lugar a dudas, uno de los recintos deportivos más bellos de Latinoamérica iniciado en 1950 y concluido en 1952. El mural de Rivera se tituló “La Universidad, la Familia Mexicana, la Paz y la Juventud Deportista”, el cual quedó inconcluso por la muerte del artista.
Más de la obra de Rivera está plasmada en los muros de los patios de Trabajo y de las Fiestas llamados así por el artista, en la Secretaría de Educación Pública. Destacan los murales “El arsenal” (donde la figura central es Frida Kahlo, y también aparece David Alfaro Siqueiros), y “Los sabios” (que incluye a José Vasconcelos de espalda, como reflejo del antagonismo ideológico que se había generado entre éste y Rivera).

Como se sabe, la obra de Diego Rivera es inmensa literalmente hablando, y dentro de ella existen algunos otros trabajos que resultan poco conocidos, como parte de la invaluable aportación de este grande de la pintura, a nuestra cultura e identidad mexicanas, vale la pena “acercarse más a ellas”. Aquí solo 5 ejemplos:

1. El agua, origen de la vida, (1955).
Centro de Distribución de Agua de Lerma.
Manos de la naturaleza brindando agua.

2ª. sección del Bosque de Chapultepec
de la Ciudad de México.

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2. Fondos congelados, (1931).
Bajo un paisaje de rascacielos imponentes
se divisan una serie de grúas que subraya
el boom de la construcción que vivió Nueva York
mientras estaba sumido en los efectos d
e la crisis del 29 (Mural portátil).

Colección de Dolores Olmedo.

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3. Murales industriales de Detroit, (1932–33)
Diego Rivera fue contratado para elaborar
los murales por Edsel Ford, presidente
de Ford Motor Company y que en ese entonces
era también el presidente de la Comisión de Artes de Detroit.

Instituto de Artes de Detroit
Sala Rivera

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4. La tierra liberada con las fuerzas
naturales controladas por el hombr
e, (1927)

Escuela Nacional de Chapingo, México.

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5. Historia del estado de Morelos:
Conquista y revolución,
(1930)

Palacio de Cortés en Cuernavaca, México.

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