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Gustavo De la Rosa

09/01/2018 - 12:05 am

Sin obstáculos para la violencia

Durante cinco años vivimos una prolongada guerra de exterminio que resultó en el asesinato de por lo menos 10 mil 500 jóvenes,

Durante cinco años vivimos una prolongada guerra de exterminio que resultó en el asesinato de por lo menos 10 mil 500 jóvenes. Foto: Nacho Ruiz, cuartoscuro

23 homicidios en 24 horas en Ciudad Juárez equivalen a 400 asesinatos en un día en la Ciudad de México y su zona conurbada, ese fue el tamaño del terror que vivimos los juarenses este fin de semana.

Las autoridades locales nos dicen que no han perdido el control de la seguridad, pero cualquiera que viva aquí vio por lo menos alguna patrulla o ambulancia cruzar a toda velocidad durante la jornada.

La versión oficial fue que la agresión la orquestó la banda de narcotraficantes Los Aztecas, cercanos al Cártel de Juárez, y que las víctimas eran pandilleros de Los Mexicles, aliados al Cártel de Sinaloa; esto significaría que la guerra desatada en la Sierra de Chihuahua, donde las tropas de Amado Carrillo están siendo mermadas por las fuerzas de El Chapo, ha bajado hasta las ciudades más importantes del estado.

Durante cinco años vivimos una prolongada guerra de exterminio que resultó en el asesinato de por lo menos 10 mil 500 jóvenes, de los cuales más de mil fueron mujeres; ya sabemos cuáles deben ser las medidas de reacción y de contención para aplicarse en la ciudad y cuáles son las políticas de prevención que deben ejecutarse para evitar que se repita cíclicamente esta tragedia humana.

Nos atrevemos a decir que está demostrado que en Juárez se requiere una acción coordinada entre las policías federal, estatal y municipal, e incluso están disponibles los datos cuantitativos y el costo que significaría enfrentar esta emergencia.

También tenemos un registro puntual de las intervenciones directas que se han realizado en las diversas colonias de la cuidad ofreciendo a los jóvenes arte, deporte, cultura y educación, además de opciones para continuar estudiando y de empleo formal, atención a los chicos en sus escuelas y a las situaciones de violencia familiar; todo articulado a través de una gestión ciudadana en relación constante con los tres niveles de Gobierno.

Desafortunadamente, y a pesar de tener disponible esta información sobre las estrategias y acciones tácticas que han dado resultado, el Gobierno en sus tres esferas dejó estas políticas en el cajón de los olvidos una vez que disminuyeron poco a poco los delitos graves en la ciudad.

Esto que sufrimos hoy lo veíamos venir desde la primavera de 2016 y desde entonces iniciamos, los diversos grupos de ciudadanos y académicos, las gestiones para solicitar el apoyo de la Federación.

Aunque también las fuerzas importantes de la economía juarense han tenido diversas reuniones con los altos dirigentes de las fuerzas policiacas y las instituciones de procuración de justicia Federal, después de casi dos años expresando estas necesidades la respuesta ha sido el silencio.

No voy a repetir lo que sucedería en el futuro inmediato en las ciudades más importantes del Estado y en la Sierra de Chihuahua, porque no quiero enlistar los malos recuerdos que tenemos del 2008 al 2013, si la autoridad federal no actúa.

Pronto las cosas van a ir peor en esta ciudad, integrada principalmente por humildes trabajadores, que directa o indirectamente dependen de la industria maquiladora, y que representan una gran fuente de recursos fiscales para la Federación.

Tomando en cuenta que los presupuestos de egresos del Estado y el municipio son insuficientes para enfrentar una emergencia del tamaño de la que se está presentando ahora en Juárez, y si la Federación sigue ignorándonos, nada puede impedir que la hiperviolencia vuelva a apoderarse de la ciudad.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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