Las Hijas de Violencia combaten con arte el acoso sexual callejero en México

09/02/2016 - 8:32 pm

Las hijas de Violencia tienen una estrategia al momento de actuar: salen a la calle y esperan a que alguien les grita “mamacita” o lo que sea. Lo persiguen, le disparan con una pistola de confeti y le gritan una canción.

Por Gabriela Garcia Calderon Orbe

Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo/Global Voices).– El acoso sexual callejero es una realidad que muchas mujeres en diferentes países enfrentan a diario. En México, el colectivo feminista Las hijas de Violencia se ha propuesto combatir esa manifestación de violencia cotidiana que viven las mujeres por medio del arte:

Las Jijas de Violencia […] Buscamos, a través del arte performático, el punk y el video, abordar la violencia machista legitimada socialmente.
[…] Así nació la idea de realizar un proyecto artístico que además de buscar una propuesta estética, sea un grito público que invite a la reflexión de los temas que abordamos.
[…].
Nosotras somos las hijas de Violencia, cargamos años de transitar en un espacio público hostil que no da cabida al cuerpo femenino como un cuerpo transitante sino un cuerpo para el goce y disfrute externo.

Las integrantes del colectivo son Ana Karen, Ana Beatriz, Elisa Gutiérrez, Verónica Bravo, Betzabeth Torres y Patricia Rodríguez, quienes juntas:

[…] han decidido responder al acoso callejero disparando simbólicamente a sus agresores con pistolas de confeti y cantándoles su tema Sexista Punk, en el que denuncian el acoso callejero como acto de agresión machista.

En su canción Sexista punk, parte de la letra dice:

Eso que tu hiciste
hacia a mí se llama acoso.
Si tú me haces eso
de esta forma yo respondo.
No tienes derecho y lo que haces es de un cerdo
[…] Imagino el día en que pueda ir a caminar
Sin cuidarme, sin tener mi cuerpo que ocultar
Sexista, machista ¿Qué es lo que quieres?
¿Mostrar tu hombría? ¡A la mierda de mi vista!

Las hijas de Violencia tienen una estrategia al momento de actuar:

Salen a la calle y esperan a que un tipo les grita “mamacita” o lo que sea. Lo persiguen, le disparan con una pistola de confeti y le gritan una rola que dice, en resumen, “eso que tú hiciste hacia mí se llama acoso.” La idea no es mala […] sugieren que la víctima se defienda de manera lúdica.

Con la idea de que su ingeniosa y pacífica manera de combatir el acoso callejero se difunda, las Hijas de la Violencia invitan a que todas las mujeres se sumen:

[…] recomiendan que la respuesta ante estas situaciones tiene que ser divertida “para que no te quedes con la sensación de la violencia que acabas de sentir, para que tu te vayas tranquila y sepas que puedes seguir teniendo un día increíble”.

En su blog Pornucopia, Estefanía Vela Barba nos lleva a la reflexión y nos hace ver que la mujer no está sola ni indefensa:

¿Por qué al discutir la violencia sexual, siempre nos imaginamos a un hombre que es más fuerte que una mujer —a quien siempre nos imaginamos desarmada, inútil, frágil—, en un callejón oscuro, vacío y sin salida? Sí. Este escenario es posible. Pero no es el único. No lo es. El performance de Las hijas de Violencia es extraordinario precisamente porque nos demuestra otra posibilidad: no nos presenta a una mujer, indefensa, aislada, presa del pánico que no puede más que sucumbir a la fuerza desmedida de un hombre.

 

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