La escultora italiana presenta hoy, junto a la pintora Natasha Gray, la exposición “”La persona y el paisaje”, una atmósfera nostálgica e íntima con la que refrenda su elección profesional
Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).- Los personajes neo-surrealistas de Francesca Dalla Benetta se unen con la poesía visual de Natasha Gray. Mucho ha pasado para que esta muestra La persona y el paisaje, en la galería Espacio y Lugar, tuviera forma.
Francesca llegó al país para trabajar en Apocalypto y desde entonces se quedó. En el medio decidió cambiar su profesión y desde la escultura hacerse paso en el difícil camino del arte.
“Una buena aventura, porque se supone que yo estudié en Milán pintura; realmente tampoco soy pintora, porque egresé en el 2003, estudié con un maestro conceptual, siento que salí sin saber nada”, arriesga.
“Claro que con los alumnos comencé a hacer cine, en la parte de maquillaje y entonces me hice experta de los efectos especiales. Por eso llegué a México, con el filme Apocalypto”, recuerda Francesca.
Se quedó en México porque aquí había mucho más trabajo que en Italia, que es un país muy bueno turísticamente hablando, pero que carece de tanto movimiento a nivel cinematográfico.
“Me quedé y comencé a trabajar como asistente en varias películas y en el 2009 me independicé tuve el primer filme a mi cargo, como diseñadora de maquillaje y así fui creciendo. La verdad es que cuando trabajas en esta disciplina, aprendes mucho de escultura. Se trata de hacer caras, también hice un proyecto publicitario, de un museo del terror, así que poco a poco me fui haciendo escultora”, expresa.
“Poco a poco dejé el cine, mi última película fue en el 2013 y me empecé a dedicar por un lado a la docencia y por el otro al arte”, añade.
LA MUESTRA PAISAJE Y PERSONA
Junto con Natasha Gray, la italiana presentará hoy la muestra Paisaje y persona, una exquisita colaboración en donde sus visiones y talentos se unen para presentar una exposición con atmósfera misteriosa y sugerente.
Francesca, radicada en México desde el 2006, se ha dedicado a desarrollar personajes que muestran temáticas comunes al ser humano como lo son la percepción de uno mismo, la intimidad, la mascara como ficción en la vida y los sueños como reflejo y paradigma del vivir.
Sus esculturas proponen figuras híbridas, bizarras, con actitudes nostálgicas y soñadoras, caracterizadas por anatomías fusionadas entre lo humano y lo animal, y de texturas minerales o vegetales.
“Gracias al Cielo, sí. Siento que hacía falta la escultura en las artes. Nunca ha dejado de hacerse escultura, pero en los tiempos últimos ha aumentado muchísimo su práctica”, dice Francesca, quien no piensa que sea sólo el australiano Ron Mueck el causante de la renovación de la escultura.
“Paralelo a Mueck hay una serie de otros artistas que trabajan el hiperrealismo para mí hasta mejor que él. No ha sido él el primero y en mi opinión el más talentoso. Eso sí, es el más famoso”, opina Francesca.
“Lo figurativo es lo mío. No desdeño lo abstracto, pero todo el mundo tiene un cuerpo y todo el mundo se puede relacionar de esta manera. Yo siento que cuando te ponen frente a algo demasiado abstracto, ya es más difícil. Bueno, no sé, siempre he trabajado con el arte figurativo por mis raíces en los efectos especiales”, afirma Dalla Benetta.
La muestra consiste de una decena de esculturas de formato medio colocadas en diálogo con la obra de pared dando como resultado una realidad en donde todo es posible.
“Ella es pintora y hace instalaciones. Nos complementamos muy bien. Fuimos buscando un espacio y apareció la galería en las Lomas de Chapultepec, el montaje quedó genial. Ella trabaja el paisaje, las texturas y mis personajes quedaron bárbaros en su trabajo. Cada quién trabajó por su cuenta, pero el resultado quedó esplendoroso”, concluye.
