Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo).– La ingesta de ciertos productos sin valor nutrimental ha sido ampliamente estudiada en los últimos años y sus efectos negativos en el organismo están más allá de toda duda. Sin embargo, qué tanto daño pueden causar es algo que sigue siendo un tema de discusión y hay quien afirma que algunos no son tan dañinos como se cree. No obstante, el caso de los refrescos azucarados, las opiniones sólo se inclinan hacia una sola respuesta: No son buenos. Es más, los científicos incluso afirman que una lata diaria de refresco prácticamente perjudica todas las partes del cuerpo, incluyendo el cerebro, corazón, pulmones y dientes.
Los efectos inmediatos que provoca una lata de refresco ya son ampliamente conocidos a estas alturas. Sin embargo, podrían ser más devastadores de lo que se cree. Es así que la considerable cantidad de azúcar de estas bebidas cuyo contenido equivale a unas 10 cucharadas pequeñas (la cantidad diaria recomendada) provoca, apenas 20 minutos después de su consumo, un estallido de insulina al que el hígado responde convirtiendo cualquier azúcar que le llegue en grasa, publicó el sitio Medical Daily.
Sin embargo, hay estudios que revelan que los efectos negativos de los refrescos con gas para el organismo van más allá de los 20 minutos o incluso una hora. De esta manera, quienes acostumbran tomar un par de refrescos al día no tardarán mucho en que estas bebidas comiencen a afectar a casi todas las partes de su cuerpo, incluyendo los órganos más importantes.
Cerebro
En esta parte del organismo, una dieta alta en azúcar puede obstaculizar una serie de procesos neurológicos, en especial aquellos involucrados en la creación de memoria. En 2012 un estudio demostró que cantidades excesivas de azúcar añadido pueden reducir la producción de una sustancia química conocida como factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés), cuyos niveles inadecuados hacen mucho más difíciles las tareas cognitivas diarias, como el aprendizaje y la formación de memoria, publicó la revista Neuroscience.
Corazón
Un estudio de la Universidad de Harvard en 2012 mostró que la gente que bebe una lata de refresco al día incrementa de manera dramática el riesgo de enfermedad cardiaca crónica y de ataque al corazón. “El consumo de bebidas azucaradas se asoció con un mayor riesgo de enfermedades de corazón y algunos cambios adversos en los lípidos, los factores inflamatorios y la leptina”, publicó la American Heart Association.
Pulmones
En 2012, el diario inglés The Guardián dio a conocer que científicos australianos encontraron una relación entre el consumo de refrescos y un elevado riesgo de complicaciones pulmonares como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). “Existe una relación dosis-respuesta, lo que significa que cuanto más refresco se consume, mayor es la probabilidad de tener estas enfermedades”, dijo el doctor Zumin Shi, autor principal del estudio.
Dientes
El esmalte de los dientes es debilitado por el ácido que se forma en la boca, producto de la unión del azúcar del refresco con las bacterias, lo que con el tiempo puede conducir a la caries, afirma un estudio llevado a cabo por la Clínica Mayo. Por otra parte, el refresco también reduce el pH de la saliva, aumentando la proliferación bacteriana y la erosión dental, y –contrario a la creencia popular– los refrescos de dieta no son la excepción.
