Pobre, indígena, homosexual y enfermo de sida: los cuatro estigmas que narra la película “Oasis”

09/09/2014 - 12:00 am
Alejandro Cárdenas narra la tragedia y la dignidad del pobre y enfermo. Foto: Cortesía de Jacobo Parra
Alejandro Cárdenas narra la tragedia y la dignidad del pobre y enfermo. Foto: Cortesía de Jacobo Parra

Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- “Al alba, el reloj señala las cinco y diez mientras Gerardo Chan Chan prepara una rebanada de pan con frijoles que le servirá de desayuno. Afuera el termómetro marca ya 28 grados centígrados, preludio de lo que será otra vez una jornada abrasadora.

En la radio un adormecido locutor narra los titulares del día: “Un hombre acuchilla a su esposa en Maxcanú a causa de celos”, “Un homosexual es apresado en la Plaza Grande de Mérida por ofrecer favores sexuales”, “Los Leones jugarán esta noche en Kukulcán”.

A las seis, el Himno Nacional resuena en la pequeña habitación mientras Gerardo toma su mochila y se dispone a salir rumbo al trabajo. Es viernes 8 de junio por lo que al mediodía deberá interrumpir su labor para viajar a Mérida, al Hospital General y cumplir con su cotidiana revisión mensual del VIH”.

Déborah, el derecho a amar y a ser amada. Foto: Especial
Déborah, el derecho a amar y a ser amada. Foto: Especial

Así empieza la crónica de Alejandro Cárdenas, director del documental Oasis, que será presentado este viernes 12 de septiembre, en el Festival MICGénero – Muestra Internacional de Cine con perspectiva de género.

Se trata de un conmovedor relato alrededor de cuatro personajes que sufren varios estigmas, el de la pobreza, el sida, la homosexualidad en pueblos no muy tolerantes hacia lo diferente y la condición de ser indio en un país donde las culturas prehispánicas son reflejo de un pasado muy rico en los museos, pero no preocupación de un presente donde se atiendan las necesidades de los olvidados.

EN UN PUEBLO  LLAMADO SITPACH

La historia transcurre en el pueblo de mil 500 habitantes llamado Sitpach, en Yucatán, donde nació Gerardo Chan Chan, “el día en que el calendario maya le vaticinaba vida de pavo real. Su padre, en cambio, pensó que su hijo primogénito sería doctor, que hablaría perfecto español y que dejaría la vida del campo para vivir en la ciudad capital”, cuenta Cárdenas.

Él quería ser cantante y se descubrió homosexual. No tardó en venir el enfrentamiento con la familia, cuyos miembros lo mandaron a vivir a un chiquero cuando se enteraron de que era portador del sida.

“La pasé mal, pero los perdono y los comprendo: en ese tiempo, año 2001, nadie en el pueblo sabía nada sobre VIH y sus formas de contagio. Me convertí en la peste del pueblo”, dice Gerardo.

El cineasta Alejandro Cárdenas vivió durante mucho tiempo en Finlandia. Foto: Cortesía Lorenzo Hernández
El cineasta Alejandro Cárdenas vivió durante mucho tiempo en Finlandia. Foto: Cortesía Lorenzo Hernández

La historia de Chan Chan es también la del albergue Oasis que da nombre a la ópera prima del periodista Alejandro Cárdenas, nacido en Coahuila, residente durante muchos años en Finlandia (país de donde sacó los fondos para su película) y desde hace tres meses habitante de una montaña en Guanajuato.

Reynaldo López en pleno trabajo de transformación. Foto: Especial
Reynaldo López en pleno trabajo de transformación. Foto: Especial

El albergue Oasis, queda en Conkal, Yucatán y ofrece atención y estancia a portadores y enfermos terminales de sida y es la última morada que brinda cariño y cobijo a quien ya nada tiene.

“Allí las necesidades son tantas y los medios son tan pocos que la realidad obliga al enfermo a servir como enfermero propio y de otros; a cocinar; a ser confidente y poner el hombro; a limpiar los pasillos y los pequeños cuartos; a buscar esa vena aún no tan maltratada para inyectar; a bañar a otros menos fuertes y a reír mientras se pueda: el interno en Oasis es todo y es nada”, cuenta el profesional.

De Oasis viene otro personaje del filme, llamado sencillamente Carlangas, cuyos últimos días de vida y posterior entierro en una fosa sin señas, son retratados con rigor y sin sentimentalismos por una cámara amorosa y un ritmo silencioso, recatado, de respeto a la gran tragedia humana.

“Situado a las afueras del poblado, para llegar a Oasis hay que pasar justo a un lado de la Iglesia del Sagrado Corazón, en la Plaza Central, donde el párroco local, Jesús R., en su homilía de hace no muchos días dijo que los homosexuales son un problema para nuestra sociedad; que ofenden, atacan y destruyen la familia; que son peligrosos para la sociedad y que representan un problema social que hay que atacar”, narra Cárdenas.

En el personaje la Reina Patricia, nacido como Reynaldo López, activo en la prostitución “porque me da placer” y fanático de la cocina, una actividad a la que se dedica con verdadera pasión y talento, Alejandro cuenta la doble vida de una persona que se negó durante muchos años a aceptar su condición de enfermo de sida.

La reina Patricia, prostituta por placer. Foto: Especial
La reina Patricia, prostituta por placer. Foto: Especial

“O sea la prostitución es un hobby, la prostitución es diversión, la prostitución es pasarla bien, la prostitución es placer, la prostitución me da un poco de satisfacción sexual, y nada más. La cocina es mi vida, la cocina es arte, la cocina es lo que me apasiona, lo que amo, lo que disfruto, lo que gozo. Pero interno, ¿me explico?”, dice Reynaldo a la cámara.

¿ME DA CHANCE DE PARTIRLE LA MADRE A ESTE PUTITO?

“—Compa, ¿me da chance de partirle la madre a este putito? –preguntó Alex al chofer del taxi que los llevaba de regreso a casa. Sus ojos estaban llenos de ira, de celos, de coraje.

—Mientras no me ensucien el asiento, yo no veo ni digo nada – respondió indiferente el conductor”.

Así cuenta el cineasta la historia de Déborah (Eyder, de nacimiento), quien dejó las drogas duras, encontró el amor y pelea a brazo partido contra el sida y las dificultades que la vida le plantea a diario.

Carlos llegó pasado los 40 años al albergue. Muy enfermo. Lo llamaron, cariñosamente, Carlangas. Foto: Especial
Carlos llegó pasado los 40 años al albergue. Muy enfermo. Lo llamaron, cariñosamente, Carlangas. Foto: Especial

La cámara de Cárdenas es discreta. No invade. Fruto de un mínimo despliegue de tecnología y largas charlas previas a la grabación.

El documentalista está convencido de “que hay que apostarle a las pequeñas grandes historias de la vida y dejar de lado eso que llamo periodismo-buitre, que consiste en llegar a un lugar, estar unos tres o cuatro días, armar una nota y regresar luego a la comodidad del escritorio”, dice en entrevista con SinEmbargo.

Gerardo Chan Chan, un personaje sabio y entrañable. Foto: Especial
Gerardo Chan Chan, un personaje sabio y entrañable. Foto: Especial

“Yo apostaría más por meterse hasta el fondo y aprovechar el lenguaje del documental, un terreno donde en México se están haciendo cosas muy buenas”, agrega.

“No me veo haciendo documentales de otra forma, con grandes equipos y mucha tecnología, porque siento que eso le quita esencia al trabajo. Es difícil contar una vida si hay un gran equipo frente a ti”, afirma Alejandro Cárdenas.

“Al principio, la película iba a ser una sobre el albergue, pero al final decidimos narrar cuatro historias alrededor del albergue”, explica.

Según la visión de su creador, Oasis expresa “la dignidad” de Gerardo Chan Chan para enfrentar la enfermedad, la familia y rehacer su vida.

“Reina Patricia es mostrar lo difícil que es aceptar un diagnóstico de sida, algo que está cabrón, ¿no?”, dice Alejandro.

“Con Déborah intentamos contar el amor a través de la historia de ella con su novio José. Demuestra que se puede ser portador del sida sin perder el derecho a encontrar un trabajo, amar a alguien y llevar la vida lo mejor que se pueda”, afirma.

“Carlangas es la enunciación del anonimato en que mucha gente muere en el albergue Oasis. Muchos dirán que el virus del sida está controlado, pero yo diría que sólo en parte. No hemos entendido aún que el virus también se trata con cariño, solidaridad y aceptación”, concluye.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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